Final de fútbol canadiense revela división del país y renovado nacionalismo
Final de fútbol canadiense revela división del país y renovado nacionalismo
Julio César Rivas
Toronto.- Sin hockey sobre hielo esta temporada debido a la huelga de los jugadores profesionales, Canadá ha decidido volcar todo su patriotismo y testosterona en la final de la liga de fútbol canadiense que se disputa este domingo en Toronto.
La final que enfrenta a los Argonauts de Toronto y a los Stampeders de Calgary en el estadio Rogers de Toronto es especial, no sólo porque este año se celebra el 100 aniversario del torneo, la Copa Grey, sino porque el espectáculo considerado el deporte nacional canadiense, el hockey sobre hielo, está de huelga.
La disputa laboral que enfrenta a los jugadores de hockey sobre hielo profesional (NHL) con los propietarios de los equipos por diferencias económicas, ha dejado a muchos canadienses sin su pasatiempo preferido y ha empujado a un número inusual de aficionados al fútbol canadiense.
Más de 50.000 personas estarán en el estadio Rogers presenciando en vivo el partido. Pero se espera que una cifra récord de más de seis millones de espectadores, casi una quinta parte de la población del país, lo seguirán por televisión.
Como señalaba el viernes un periodista deportivo local, “a medida que la NHL sufre su cuarto parón laboral desde 1992, y tras eliminarnos como espectadores habituales con sus subidas de precios, nos vemos atraídos a otro deporte con al menos tanta historia canadiense: el fútbol”.
Otro periodista, esta vez del “The Globe and Mail”, explicaba el sábado que, aunque “como todo el mundo sabe el hockey sobre hielo es el deporte canadiense por excelencia, en cierta manera el fútbol canadiense es realmente el que nos pertenece a nosotros y a nadie más”.
El razonamiento es que el hockey sobre hielo se juega en Europa y Estados Unidos. Pero el fútbol canadiense, primo hermano del fútbol estadounidense, sólo se juega en un país: Canadá.
Para los no aficionados, no hay ninguna diferencia entre el fútbol que se juega en Estados Unidos y el de Canadá. El campo es similar, la vestimenta y protecciones de los jugadores idéntica y las reglas casi indistinguibles. Pero las pequeñas diferencias entre uno y otro son todo un mundo para los canadienses.
Entre otras diferencias, en Canadá, los equipos tienen 12 jugadores (no 11 como en Estados Unidos), el campo es ligeramente más grande y el número de intentos para marcar es tres (cuatro en Estados Unidos).
En un país que cada temporada lamenta que la Copa Stanley, el trofeo creado por Canadá para honrar al equipo campeón de la liga profesional de hockey sobre hielo, está dominada por los equipos estadounidenses (desde 1993 ningún equipo canadiense lo ha ganado), la final de hoy es un exponente del renovado nacionalismo canadiense.
“Nuestro juego es mejor y mucho más rápido que el de los estadounidenses”, declaraba Cy Addley, un aficionado que no se ha perdido una final desde 1948, cuando tenía 12 años, al periódico “Toronto Sun”.
Los dos países puede que sean los dos aliados más cercanos del mundo, pero últimamente Canadá se está sintiendo ligeramente superior a Estados Unidos y no le importa demostrarlo en gran parte gracias a la fortaleza económica del país, que casi no sufrió la crisis de 2008, y las inmensas reservas petrolíferas del oeste.
Pero la final también es símbolo de la creciente rivalidad entre los dos polos de poder que existen hoy en día en Canadá.
Aunque los dos equipos no tienen el antagonismo que existe en el fútbol europeo o latinoamericano entre rivales históricos como el Real Madrid y el Barcelona en España, o el Boca Juniors y el River Plate en Argentina, Argonauts y Stampeders representan dos realidades sociopolíticas hoy día opuestas.
Por un lado los Argonauts representan el Este, el centro histórico del poder político, el corazón del motor industrial y económico del país y el núcleo del liberalismo político y el multiculturalismo que durante décadas ha caracterizado a Canadá.
Stampeders es el Oeste, la nueva frontera de Canadá, con su boyante sector petrolífero que promete ser la principal fuente de ingresos del país durante décadas y la cuna del conservadurismo político y social que desde hace seis años gobierna el país bajo el control del Partido Conservador del primer ministro Stephen Harper.
Precisamente Harper dejó al descubierto el trasfondo político de la final cuando reveló esta semana que, aunque nació en Toronto, apoyará a los Stampeders.
“Ahora vivo en Calgary, represento a Calgary en la Cámara de los Comunes, así que tengo que estar de lado de mi nueva ciudad”, dijo Harper durante una entrevista.
Aunque para no alienar a los aficionados de los Argonauts, que al fin y al cabo también votan en las elecciones, Harper añadió que “de todas formas estaré feliz si cualquiera gana. Lo bueno de la Copa Grey es que siempre gana un equipo canadiense”.
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