Peña Nieto inicia su visita a Canadá con encuentro con el gobernador general
Peña Nieto inicia su visita a Canadá con encuentro con el gobernador general

OTTAWA.- El presidente electo de México, Enrique Peña Nieto (d), conversa con el gobernador general de Canadá, David Johnston (i), quien ejerce como jefe de estado en representación de la reina Isabel II de Inglaterra, este miércoles 28 de noviembre 2012, en Ottawa. Peña Nieto, que asumirá el cargo el próximo 1 de diciembre, tiene previsto reunirse con líderes empresariales canadienses y con los presidentes del Senado y la Cámara de los Comunes del Parlamento canadiense y reunirse con el primer ministro canadiense Stephen Harper.
Toronto.- El presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, inició este miércoles una visita a Canadá para reunirse con el primer ministro Stephen Harper y líderes empresariales y políticos del país pocos días antes de su toma de posesión.
Peña Nieto, que este martes se reunió con el presidente de EE.UU., Barack Obama, en Washington, inició la jornada de trabajo con una reunión con el gobernador general de Canadá, David Johnston, quien ejerce como jefe de estado en representación de la reina Isabel II de Inglaterra.
“Comienza la segunda etapa de la gira por Norteamérica: Canadá, socio estratégico de México”, escribió el presidente electo en su cuenta de Twitter poco antes de la reunión con Johnston en la residencia oficial en Ottawa.
Peña Nieto, que pertenece al Partido Revolucionario Institucional (PRI), que dominó la vida política en México la mayor parte del siglo XX, añadió que “el elevado nivel de vida de su población y su permanente compromiso con el medio ambiente son ejemplo a seguir”.
El presidente electo, que asumirá el cargo el próximo 1 de diciembre, se ha reunido con líderes empresariales canadienses y con los presidentes del Senado y la Cámara de los Comunes del Parlamento canadiense antes de haber mantenido una reunión de trabajo con Harper.
Posteriormente, Harper y Peña Nieto celebraron un rueda de prensa conjunta.
La visita de Peña Nieto a Ottawa terminará este mismo día con un encuentro privado con el líder de la oposición canadiense, el socialdemócrata Thomas Muclair.
Peña Nieto dice que apertura del sector energético es oportunidad para Canadá
Toronto.- El presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, aseguró que la próxima apertura del sector energético mexicano será una oportunidad para las compañías canadienses, y añadió que desea que Ottawa “revise” la obligación de los mexicanos de obtener visados de entrada en el país.
Así lo manifestó Peña Nieto en un artículo publicado en el periódico más influyente de Canadá, The Globe and Mail, antes de su reunión este miércoles en Ottawa con el primer ministro canadiense, Stephen Harper.
Peña Nieto señaló que desde 1994, cuando Estados Unidos, México y Canadá pusieron en marcha el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), las relaciones comerciales y políticas de los dos países se han reforzado en gran medida pero que todavía hay espacio para mejorar.
“Una de las áreas con el mayor potencial de cooperación entre México y Canadá es la producción y desarrollo de energía. El sector energético de México va a cambiar. Quiero mejorar su potencial abriéndolo a la inversión privada nacional y extranjera”, afirma Peña Nieto.
El presidente electo mexicano añade que no privatizará Petróleos Mexicanos, pero “daremos la bienvenida a nuevas tecnologías, asociaciones e inversiones”.
Peña Nieto también dice que “para animar las inversiones en México, los niveles de violencia deben reducirse” y que quiere continuar la labor iniciada por su predecesor, Felipe Calderón, y “finalizar la tarea, sobre la base de una nueva estrategia”.
Finalmente, el futuro presidente mexicano indica que está a favor de “una revisión de la política de visados dado el aumento del número de dedicados trabajadores mexicanos que visitan, trabajan y estudian legalmente” en Canadá.
MÉXICO INVESTIDURA RETOS
Peña Nieto afrontará los mayores retos en seguridad y reformas estructurales
Alberto Cabezas
México, 28 nov.- El presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, afrontará nuevos retos para reducir la violencia y, a la vez, impulsar reformas estructurales transformadoras como la energética y la fiscal que permitan a su país combatir la pobreza y lograr un “nuevo pacto social”, dijeron varios analistas.
“Yo diría que el primero es la seguridad. Está recibiendo una situación totalmente desastrosa en esa materia y hay expectativas de la gente de que se vaya reduciendo la violencia poco a poco”, declaró el académico José Antonio Crespo, analista del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
Además, consideró clave que, tras tomar posesión el 1 de diciembre y en su primer año de Gobierno, Peña Nieto acometa algunas reformas estructurales como la fiscal y la energética que “no se han podido cambiar en décadas”.
Según Crespo, el futuro gobernante, de 46 años, “recibe un país con estabilidad macroeconómica, tendrá que preservarla pero su reto ahí será que haya crecimiento económico, a partir de lo cual se pueda mejorar en alguna medida esto de la distribución del ingreso, del combate a la pobreza”.
Jorge Chabat, experto en la materia del CIDE, coincidió con Crespo pero advirtió de que el futuro gobernante tiene “muy poco margen de maniobra” porque hay “muchos factores estructurales que no puede cambiar de la noche a la mañana”.
“Básicamente el problema es que tiene unas bandas criminales que han crecido mucho en los últimos años y un Estado muy débil. Lo que tiene que hacer es fortalecer al Estado, y esto va a llevar años. Lo empezó a hacer (el presidente Felipe) Calderón y va a continuar Peña Nieto”, añadió.
Sin embargo, Chabat se mostró moderadamente optimista, especialmente por la renovación en instituciones de seguridad pública que comenzó en el mandato de Calderón (2006-2012).
“De hecho la curva de violencia vinculada con el crimen organizado ha empezado a bajar desde abril de 2011, lentamente pero viene bajando. Es probable que esto continúe”, aseguró.
A priori, afirmó, en las propuestas de Peña Nieto en la materia no hay “nada nuevo de manera radical” y sí un énfasis en que mejore la coordinación del Gobierno en su lucha contra el crimen organizado.
Para Luis Daniel Vázquez, de la Facultad de Estudios Latinoamericanos en Ciencias Sociales (FLACSO), la dificultad mayor que afronta en esta agenda es que en los últimos años “se logró instaurar una idea específica de política de seguridad que es abiertamente violatoria en materia de derechos humanos”.
Por ello, agregó, es necesario “cambiar el paradigma”.
En materia social, Vázquez reconoció que en los últimos años han bajado en México las personas con dificultades de acceso a educación (del 26 % en 1990 al 19 % en 2010), a salud (de 58 % en 2000 a 33 % en 2010) y a vivienda (de 44 % en 1990 al 19 % en 2010), pero a la vez hubo una caída del poder adquisitivo que a la postre elevó de 48 a 52 los millones de pobres entre 2008 y 2010.
En ese sentido, consideró un reto imperioso del próximo Gobierno introducir “una política de aumento salarial” que permita atajar la pobreza de manera efectiva.
El economista Manuel Molano Ruiz vaticinó que Peña Nieto tratará de impulsar “un nuevo pacto social”, lo que pasa por generar una mayor recaudación en su Administración “para pagar este proyecto ambicioso” de reforma de la Seguridad Social y poder ampliar la protección de los ciudadanos.
El Partido Revolucionario Institucional (PRI), del futuro gobernante, basa su programa “en este nuevo pacto social. Es muy importante dentro de su estrategia política y creo que van a hacer todo lo posible para lograrlo”, declaró Molano Ruiz, director adjunto del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
Sin embargo, una de las mayores dificultades para Peña Nieto es la falta de una mayoría parlamentaria en el Congreso, lo que le obligará a transitar en los próximos años con “un balance de poder muy delicado” entre Legislativo y Ejecutivo, sostuvo Molano.
Peña Nieto, quien logró que el PRI vuelva a un poder que acaparó en México de 1929 a 2000, se manifestó antes de las elecciones a favor de mantener al Ejército en la calle para enfrentarse al crimen organizado.
Además, se declaró favorable a ampliar las posibilidades de que el capital privado participe en la petrolera Pemex y asuma más riesgos que hasta ahora, así como reducir las aportaciones de la empresa pública al fisco para que tenga más margen para hacer sus propias inversiones.
En cuando a la fiscalidad, se propone rebajar el impuesto sobre la renta, simplificar el complejo régimen impositivo actual y tratar de ampliar la recaudación por otras vías con ánimo de potenciar las inversiones sociales.
Un nuevo PRI llega al poder en México viviendo sus propias transformaciones
Agustín de Gracia
México, 28 nov.- El PRI vuelve al poder a México después de doce años en la oposición, que han forzado al partido a buscar nuevos acomodos en el ajuste de su poder interno, con un perfil distinto del grupo que acaparó la vida política del país durante décadas.
Creado en 1929, el PRI gobernó México hasta el año 2000, administrando un país que llegó a ser calificado como la “dictadura perfecta” por el férreo control del poder y periódicas elecciones cuya limpieza era puesta en duda frecuentemente.
“Ese mundo ya desapareció (…). El país cambió y por ende el partido cambió”, dijo la investigadora en Ciencias Políticas Joy Langston Hawkes al analizar la evolución que ha tenido en estos doce años el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El 1 de diciembre, cuando Enrique Peña Nieto asuma la Presidencia de México, llevará de nuevo al PRI al poder, pero el partido de entonces es muy distinto al de ahora, fundamentalmente porque el poder ya no está concentrado en pocas manos.
Si antaño desde Los Pinos el presidente de turno fijaba la línea del partido, el poder interno se reparte ahora entre los gobernadores de los estados gobernados por el PRI, los líderes parlamentarios y la propia estructura interna del grupo.
Ese proceso se ha cumplido en medio de una serie de asignaturas pendientes, dejadas después de doce años en la oposición, que no han servido para renovarse ideológicamente ni aprovechar las lecciones de los comicios perdidos.
“El PRI no aprovechó el único derecho o privilegio que te da el ser derrotado, y es el de revisarse a sí mismo. No lo hizo, no hay una autocrítica o un ejercicio de evaluación de por qué perdió en el 2000 o en el 2006”, dijo a Efe el analista Federico Berrueto.
En el plano ideológico, el PRI, según Langston, sigue manteniendo unos principios “sumamente vagos, cambiantes, variables”.
“Era vago hace treinta años y sigue siendo vago hoy en día”, sostiene Langston, profesora del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE).
“Al no haber emprendido una revisión ideológica, por su carácter de pragmático, está a la espera de que el gobernante le dicte la agenda”, dice, por su parte, Berrueto.
Pero la renovación en sus estructuras internas por lo menos ha roto el centralismo en las decisiones, creando nuevos centros de poder que rompen con un esquema centralista que rigió la vida del PRI durante décadas.
“Los escépticos difunden que los priistas retornaremos al pasado, como si tal cosa fuera posible; sin embargo, nosotros entendemos que es un tiempo de ruptura con el pasado y de apertura hacia el porvenir”, declaró recientemente el presidente del comité ejecutivo del PRI, Pedro Joaquín Coldwell.
En el PRI de ahora, los gobernadores de los estados y de las principales ciudades administrados por ese partido han pasado a tener “muchísimo peso porque tienen mucho dinero y muchísimos votos”, dice Langston.
Cuando hay competencia electoral, añade, “los que ganan votos tienen más poder”.
Según Berrueto, el PRI vive ahora en medio de tres inercias: la dirección centralista del partido, los líderes legislativos y el “PRI territorial” que representan los gobernadores y los alcaldes de los principales centros urbanos administrados por ese grupo.
“Lo que ha ocurrido en estos doce años, que tampoco se puede minimizar, es que (el PRI) ha aprendido a coexistir con esas tres inercias”, insiste.
Peña Nieto, ex gobernador del poderoso estado de México, en el centro del país, va a tener que aliarse con los gobernadores de los estados para asegurar su lealtad, y también va a requerir de la cohesión de los legisladores.
No era el caso del presidente Carlos Salinas (1988-1994), porque “él decidía a nombre de todos”, recuerda Berrueto, mientras que su sucesor, Ernesto Zedillo (1994-2000), “tenía una lealtad regateada”.
Unido a ello, el México que dejó de gobernar el PRI ha atravesado sus propios cambios, y la “dictadura perfecta” de antaño no se puede repetir por las propias transformaciones de la sociedad y de los otros órganos del Estado.
PAN deja un México más democrático, pero sumido en inseguridad y corrupción
Paola Martínez Castro
México, 28 nov.- La inseguridad, la corrupción y un crecimiento económico vigoroso son las asignaturas pendientes de los 12 años de gobierno del Partido Acción Nacional (PAN), cuyo triunfo en el 2000 marcó el inicio de la transición democrática en México.
Tras esa fecha histórica, que supuso el fin de 71 años de gobierno ininterrumpido del Partido Revolucionario Institucional, en el terreno político “tenemos una democracia operando a tal grado que podemos ver el regreso del PRI sin que haya miedo de regresión autoritaria”, dijo el politólogo Rodrigo Salazar.
Aunque aclaró que ese no es un logro del PAN, consideró positivo el funcionamiento relativamente satisfactorio de una “democracia competitiva en condiciones difíciles”, sobre todo en las elecciones de 2006, cuando Felipe Calderón venció por un estrecho margen al candidato de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador.
El catedrático de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) señaló que, “para bien o para mal, en estas dos gestiones del PAN inició un periodo de estabilidad constitucional que no se conocía en el México bajo la hegemonía del PRI”, cuando la Carta Magna cambiaba a voluntad del presidente.
Si bien la ausencia de claras mayorías en el Parlamento impidió la aprobación de las reformas constitucionales de largo alcance, como la energética, el PAN logró acuerdos en asuntos importantes con el PRI y “en términos generales pudo gobernar y se tiene que hacer cargo de los resultados”, apuntó.
Al hacer un balance de los mandatos de Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2006-2012) en el terreno económico, los analistas destacan la solidez macroeconómica, el impulso a la industria y la inversión en infraestructura en un contexto internacional adverso.
Al mismo tiempo, critican el crecimiento económico mediocre, que representó una media anual del 2,1 %, muy por debajo de lo prometido por ambos gobernantes, y la ausencia de una política de generación de empleos, cuyo resultado es más exclusión, desigualdad y pobreza.
Otra de las grandes asignaturas pendientes de los Gobiernos del conservador PAN es el combate a la corrupción y el imperio de la ley y el Estado de Derecho.
No hay mejoría sensible en esos terrenos con respecto al 2000 y “eso es algo que cabe reprochar al PAN”, opinó Salazar, quien no obstante reconoció como un gran avance la Ley de Transparencia y el establecimiento del Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI) en 2003.
En materia de seguridad pública, también hay un gran consenso sobre el fracaso de la estrategia contra el crimen organizado impulsada por Calderón con la participación de los militares.
Según Salazar, los mexicanos estaban convencidos de que el crimen organizado era un “problema grave que había que enfrentar”.
Sin embargo, dijo, la estrategia utilizada fue “lamentable” ya que la población civil se ha visto afectada tanto por los criminales en sus enfrentamientos como por las abusos a los derechos humanos cometidos por los militares.
El politólogo Carlos Elizondo dijo que aunque Calderón no tenía muchas alternativas porque la violencia ya venía creciendo desde 2005, pagará el costo político “de los 50.000 o más muertos” en el marco de la “guerra” que declaró al narcotráfico.
“Uno de los grandes temas que perseguirá” a Calderón serán las violaciones a los derechos humanos, con la proliferación de casos de abusos, errores e inocentes afectados por las fuerzas federales durante su mandato, aseveró.
Justamente la lucha contra el crimen desató duras críticas de Fox hacia su sucesor hasta el punto de que en la recta final de la campaña electoral pasada dio la espalda a su partido y llamó a votar por el candidato del PRI, Enrique Peña Nieto.
Fox actuó resentido por las declaraciones de Calderón de que los presidentes anteriores habían dejado fortalecer a la delincuencia, señaló Salazar.
Sobre el papel que jugará el PAN en la próxima Administración (2012-2018), el politólogo dijo que será una “oposición leal, que negocia, coopera”, que votará con el PRI los asuntos importantes, como ya lo hizo con la reciente aprobación de la reforma laboral.
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