Las autoridades afirman que el daño causado por las filtraciones de Paul Delisle es incalculable
Las autoridades afirman que el daño causado por las filtraciones de Paul Delisle es incalculable
NUEVA ESCOCIA.- El alcance de los daños causados por el Sub-Teniente Jeffrey Paul Delisle, el oficial naval culpable de unos de los mayores casos de espionaje internacional, se desconoce, según ha explicado un funcionario del Servicio de Inteligencia de Seguridad de Canadá.
Delisle, de 41 años, se encuentra estos días ante el tribunal de Nueva Escocia para una audiencia de dos días después de declararse culpable en octubre de abuso de confianza y de pasar información a una entidad extranjera que podría perjudicar a los intereses de Canadá.
El caso de un militar canadiense vendiendo una enorme horda de secretos a los rusos no tiene precedentes.
Delisle es el primer canadiense acusado en virtud de la Ley de Seguridad de la Información. Eso significa que el juez no tiene casos anteriores que le ayuden a dictar sentencia
Delisle se enfrenta ahora a la posibilidad de una sentencia de cadena perpetua por tratar de vender información secreta de Canadá y países aliados durante período de cuatro años.
La primer testigo en subir al estrado fue Michelle Tessier, directora general de seguridad interna del Servicio de Inteligencia Canadiense. Ella es responsable de la seguridad personal y la evaluación de daños después de un fallo de seguridad en el CSIS.
Tessier dijo a la corte que el daño causado por Delisle está en proceso de evaluación, y que de momento es incalculable. “Es muy preocupante para nosotros”.
El tribunal escuchó cómo la traición de Delisle involucra nombres reveladores y números de teléfono de los agentes del CSIS.
El comodín en la audiencia podría ser él mismo Delisle. Ya que es posible que pudiera subir al estrado y hablar en su propia defensa.
Delisle se ha mantenido en silencio desde que fue detenido en enero de 2012.
En este sentido, el abogado del ex Sub-teniente barajó la posibilidad de plantear la cuestión de fallas de seguridad. El letrado Mike Taylor dijo que le sorprendió que su cliente no fuese descubierto antes por los funcionarios, después de años de comportamiento ilícito.
Le resulta desconcertante que Delisle utilizase rudimentarios métodos como disquetes y memorias USB para el contrabando de datos secretos desde su oficina de seguros en Halifax.
Taylor mantiene que la forma en la que Delisle recibía el pago de los rusos también debería haber sido advertida por sus superiores.
Antecedentes
Delisle se declaró culpable a principios de este mes de la violación de la confianza y de espionaje.
Fue detenido en enero después de un viaje a Brasil el pasado otoño, donde conoció a su contacto de Rusia para discutir su futuro con la agencia.
La investigación también ha destapado que Delisle tuvo acceso a la Intranet de la Oficina del Consejo Privado, del Servicio de Inteligencia de Seguridad de Canadá y de la RCMP, así como a las
bases de datos de los aliados extranjeros.
Las revelaciones sobre el caso de espionaje que van saliendo a la luz demuestran la asombrosa facilidad con la que los miembros del ejército pueden acceder a los secretos de Estado, precisamente lo que el servicio de espionaje ruso GRU le solicitaba a Delisle. El ex Subteniente
cedió o vendió información a Rusia durante más de 50 meses.
“Estamos espiándonos unos a otros constántemente, a todo el mundo. Todo el mundo espía”, reconoció el subteniente Delisle a la policía después de su detención. “Lo único que intenté fue darles información para decirles: ‘Eh, que estamos atentos'”.
La mayor parte del material que ex militar canadiense divulgó lo hizo sirviéndose de un soporte electrónico, y no a través de espías encubiertos. “No nos servimos de personas”, dijo el acusado. “Lo hacemos todo con las señales de inteligencia SIGINT”, confesó.
“Delisle tenía acceso a información del CSIS, sobre bases que estaban en Oriente Medio”, explicó a
la Policía el Jefe de Delisle en la base de inteligencia naval de Trinidad, en Halifax. El ex Subteniente Delisle fue arrestado en enero de 2012, después de ser sometido a una estrecha vigilancia, mientras copiaba dos informes del CSIS, además de material extraño no especificado.
Según Vladimir Putin, Rusia ha invertido una gran cantidad de fondos en espionaje. El GRU, el servicio de inteligencia de las fuerzas armadas rusas, contrató a Delisle después de que éste comenzase a trabajar para la embajada de Ottawa, en julio de 2007. Una vez interrogado, admitió
algunas de las acusaciones.
Aún no está clara la cantidad de material que cedió, lo que sí se sabe es que no fue únicamente información de Canadá, también envió datos secretos sobre Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña.
“No fue siempre información canadiense”, le dijo el acusado a la policía. Luego agregó: “Había información americana, británica, australiana y estadounidenses”.
Los documentos de la investigación sugieren que Delisle pudo haber estado retirando información “TOP Secret” durante 18 meses. Durante su confesión, el acusado explicó que con frecuencia se usan técnicas de contraexpionaje y que sobretodo solicitaban información sobre el sector energético canadiense, sobre el crimen organizado ruso y sobre algunas figuras políticas.
Delilse se declaró culpable de espionaje a principios de octubre.
La policía ha dicho que el daño causado es”inconcebible” y “astronómico”.
La Ley de Seguridad de la Información establece una serie de infracciones, que van desde amenazas
a la seguridad de las Fuerzas Armadas, a la venta de software y detalles técnicos de las operaciones militares. Este tipo de delitos se traducen, según el código penal, en penas que van desde los cinco años de prisión hasta la cadena perpetua, en virtud de la Ley de Seguridad de la Información.
Delisle fue destinado a la unidad de seguridad HMCS Trinidad, un centro de inteligencia en el astillero naval de Halifax. Su misión era realizar un seguimiento de los buques que entran y salen de las aguas canadienses a través de satélites, aviones no tripulados y dispositivos bajo el agua. El centro es una base multinacional con acceso a los datos secretos de países de la OTAN.
El embajador de Rusia en Canadá, Georgiy Mamedov, por su parte, dijo hace unos días que se estaba exagerando “demasiado” este caso de espionaje. Mamedov quitó importancia al asunto y dijo que en unos años nadie hablará de ello, “es algo residual”. “Con todo el debido respeto a Canadá, no es, creo yo, la cuestión más importante en cuanto a seguridad entre los dos países”, zanjó.
Lejos de disculparse, el embajador ruso dijo que la gente tiene que dejar de pensar como si estuviese en una novela de espías de la guerra fría.
Hasta ahora, el gobierno canadiense no ha condenado públicamente a Rusia por el incidente, aunque
diputados de la oposición han pedido a Ottawa que se ponga firme con el embajador.
“Hay que decirles cuando han cruzado la línea”, dijo Paul Dewar, crítico de Asuntos Exteriores.
CTV News informó por primera vez el pasado enero de que varios diplomáticos rusos habían sido expulsados por espionaje.
“No es un secreto para los rusos. No es un secreto dentro del gobierno canadiense “, dijo en este sentido el experto en inteligencia nacional Wesley Wark. “Todo lo que estamos haciendo es engañar
al pueblo canadiense acerca de la gravedad del caso.”
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