HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Nicholas Sparks es un autor estadounidense que con 16 novelas en su haber, ocho de las mismas han sido trasladadas a la pantalla, incluyendo Safe Haven. Aunque sus libros han alcanzado una remarcable popularidad internacional no todas las películas resultaron logradas. En este caso el romántico film sin apartarse de los convencionalismos del género, introduce un hálito de misterio conformando un thriller de cierta tensión arropado en una historia de amor.
Lasse Hallström que hace dos años dirigió Dear John, otra novela de Sparks, contó aquí con un guión de Leslie Bohem y Dana Steven que refleja los aspectos más importantes del libro original. En su comienzo la cámara enfoca a Katie Feldman (Julianne Hough), una hermosa joven que en un estado de perturbación deja apresuradamente su hogar de Boston escapando de un obsesionado policía (David Lyons) que trata de impedir su huída. Con todo, ella lo elude y abordando un ómnibus regional que la traslada a Southport, Carolina del Norte, trata de darle un nuevo giro a su vida. Buscando un lugar de refugio, alquila una cabina venida a menos en una zona boscosa, bien apartada de la ciudad, en tanto que logra emplearse como camarera en un pequeño café. Aunque trata de evitar que nadie traspase la barrera emocional con la que trata de protegerse, poco a poco se deja ganar por la genuina calidez de la comunidad local y en especial la de Alex (Josh Duhamel), un hombre viudo que es dueño de un pequeño almacén, y la de sus dos pequeños hijos (Mimi Kirkland y Noah Lomax). Gradualmente y en forma completamente natural va surgiendo una comunicación especial entre Katie -cuyo pasado la atormenta en forma intermitente- y Alex -quien no ha podido recuperarse del todo por la muerte de su esposa y madre de sus hijos-; la amistad de ambos culminará en una genuina relación amorosa.
Como en la mayoría de las novelas de Sparks, el amor, la tragedia y los caprichos del destino se hayan presentes y eso se manifiesta en el film, salvo que en esta ocasión se introduce el tema de la violencia conyugal que a su vez agrega ingredientes de intriga y misterio a través del policía que obstinadamente trata de ubicar a Katie; a medida que transcurre el relato se irán develando los motivos, que obviamente resultaría indiscreto develar. Resulta un tanto cuestionable el modo en que los elementos de suspenso quedan armónicamente injertados en la trama central, pero lo que más contraría es el hecho de que a su desenlace se le agregue un caprichoso epílogo que trata de sorprender al espectador con un final adicional imprevisto, que además de innecesario no resulta creíble.
Conclusión: Un relato apropiado para el público femenino que, aunque sin entusiasmar demasiado, se deja ver con agrado. Filmado con delicadeza por Hallström, cuenta con convincentes interpretaciones de Hough y Duhamel quienes mantienen una buena química como la pareja romántica; en cuanto al resto del elenco cautiva la vivacidad de la pequeña Kirkland quien con su actuación logra la incondicional simpatía y adhesión de la audiencia.
THE BERLIN FILE. Corea del Sur, 2013. Un film escrito y dirigido por Ryoo Seung-wan
A través de nombres importantes como el de Kim Ki-duk, Lee Chang-dong y Hong Sang-soo, entre otros directores, el cine surcoreano ha ido cobrando cada vez más gravitación internacional debido al reconocimiento de la crítica en los festivales internacionales. En este caso es el turno de Ryoo Seung-wan, un reputado director y escritor de Corea del Sur que se ha caracterizado por el género de acción y que se ha dado a conocer en el festival Fantasia de Montreal en 2004 con Arahan, film que obtuvo el premio del público. Ahora presenta The Berlin File, un relato de espionaje que no escatima en ofrecer bastante acción y un moderado suspenso.
La historia concebida transcurre en Berlín y como marco de referencia tiene en cuenta la dificultosa relación existente entre Corea del Norte y Corea del sur para que en su trama se detecten las tensiones existentes entre ambas naciones. La misma comienza cuando un agente norcoreano llamado Jong-seong (Ha Jung-woo) se encuentra reunido en un hotel de Berlín con un ruso y su asociado árabe para negociar armas ilegales, que finalmente concluye en un rotundo fracaso. Ese encuentro y las conversaciones mantenidas son observados por agentes de la CIA y de Corea del Norte así como por Jin-soo (Han Suk-kyu), un jefe del servicio de inteligencia de Corea del Sur que habrá de perseguir a Jong-seong. Entretanto Myung-soo (Ryoo Seung-bum), un joven agente norcoreano recién llegado de Pyongyang, llega a implicar a Jung-hee (Gianna Jun), quien es esposa de Jong-seong trabajando como traductora en la embajada de Corea del Norte, haciendo creer que ella actúa como una doble agente y es desleal a su patria.
El director construye un thriller sobre el mundo de los espías, pleno de intrigas y sospechas, destacando el pesimismo de sus agentes, por lo general personas solitarias que permanentemente se desenvuelven dentro de un ambiente donde nadie confía en nadie y en donde las mentiras y traiciones están a la orden del día.
Algunos puntos débiles disminuyen la eficacia de este film. En tal sentido el denso relato es objeto de una narración confusa donde no resulta sencillo seguir los acontecimientos en su totalidad, -a pesar de que en mi caso particular y por disponer del DVD pude verlo dos veces para tratar de clarificar lo que estaba presenciando-; más aún, hay varios aspectos que no están claramente expuestos y algunos personajes secundarios sufren de escaso desarrollo; además, hay ciertas secuencias habladas en inglés por parte de algunos actores que a veces resultan ininteligibles.
A su favor, cabe reconocer que la atmósfera recreada captando a la capital alemana después de la guerra fría es excelente y trae a la memoria los excelentes relatos sobre el tema del escritor británico John le Carré. El elenco es competente transmitiendo convicción a sus personajes y como relato de acción, el film cuenta con escenas bien logradas, sobre todo las luchas entabladas a mano limpia; finalmente, los diseños de producción, fotografía y banda sonora son de óptimo nivel.
Conclusión: Un aceptable relato de intriga y acción aunque de narración enredada
POPULAIRE. Francia, 2012. Un film de Regis Roinsard
Dejándose seducir por la nostalgia de una época ya ida, en su primer film como realizador Regis Roinsard brinda un agradable film que se desarrolla en 1958 y que tiene como protagonista a las antiguas máquinas de escribir.
Como si se tratara de un cuento de hadas el guión de Roinsard con la colaboración de Daniel Presley y Romain Compingt se centra en Rose Pamphyle (Deborah François), una jovencita de 21 años que vive en una adormecida pequeña ciudad provincial de Francia donde no es mucho lo que allí pasa y en el que las mujeres tienen definido su rol consistente en casarse y ser buenas amas de casa. Rose no se resigna a ello y prefiere dejar a su padre dueño de una tienda local como así también al hijo de un mecánico con quien estaba comprometida, para viajar a una ciudad de Normandia y aspirar a un puesto de secretaria. En ese entonces una eficiente asistente administrativa debía ser una eficiente mecanógrafa, lo que implicaba poseer buena velocidad frente al teclado. Cuando las posibilidades de ser contratada como secretaria por Louis Echard (Romain Duris), un agente de seguros, parecían efímeras ella logra convencerlo demostrando su habilidad de dactilógrafa con su escritura veloz valiéndose solamente de dos dedos para hacerlo.
Cuando ya contratada su eficiencia como dactilógrafa alcanza niveles sorprendentes, Rose es persuadida por su jefe para participar en una competencia nacional de mecanografía. A partir de allí, Echard vuelca todos sus esfuerzos para entrenar a la joven en tanto que ella colabora con gran energía de su parte a fin de afianzar su competitividad para que pueda triunfar en dicho certamen y eventualmente en uno de carácter mundial.
La historia es predecible y por cierto que los acontecimientos siguientes se ven venir a la legua; sin embargo, lo que resulta atrayente de este relato es la vivacidad y simpatía de François que además de contagiosa nos hace recordar en cuanto a carácter y personalidad a algunas de las comedias de los años 50 con Doris Day y Rock Hudson conquistando fácilmente a su público. Ciertamente, este film se distingue por navegar contra la corriente de lo que hoy día el cine ofrece dado que Populaire carece de violencia alguna y en materia sexual predomina una absoluta castidad en la relación romántica que se va tejiendo entre la empleada y Louis.
A pesar de no haber vivido en la época en que transcurre el film, Roinsard logra muy bien reflejar el estilo, la cultura y el espíritu de inocencia que prevalecía y que resultará bastante novedoso para la generación actual. Igualmente es mérito del director su excelente puesta escénica lograda en las secuencias que tienen lugar en la competencia que se desarrolla en Nueva York y que bien podría asemejarse a la de cualquier importante evento deportivo.
Una plusvalía para el film es el colorido estilo visual y la banda sonora que incluye bellas canciones que se asocian muy bien a las de los años 50.
Conclusión: Un film que sin aportar nada nuevo logra seducir por su sencillez, espontaneidad y encantadora liviandad, además de recrear muy bien el espíritu de una época que más de un nostálgico debe añorar.
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