Según varios testigos, el dueño de Marineland disparó a los perros de sus vecinos
Según varios testigos, el dueño de Marineland disparó a los perros de sus vecinos
NIAGARA FALLS, (ONTARIO), 5 mar.- Blue y Thor nacieron y vivieron juntos durante dos años hasta que, un día de noviembre del año 2010, los dos perros se encontraron en el camino de John Holer, dueño de Marineland. Holer disparó a los dos animales causándoles la muerte, según un testigo y un ex supervisor de Marineland, quien recogió los cuerpos muertos de los animales por orden de Holer.
La familia propietaria de los dos animales, la cual vive en Niagara Falls, todavía no ha podido obtener una respuesta de lo que ocurrió a sus mascotas, dos perros mezcla de perro labrador, aquel día de noviembre.
Según publica Toronto Star, las investigaciones no llegaron a ninguna conclusión y, a pesar de que es ilegal disparar en Niagara Falls, no se llevó a cabo ningún tipo de medida.
Por su parte, el diario Toronto Star quiso dar la oportunidad de explicarse y llamó al dueño de Marineland, pero no quiso hacer declaraciones. Además, dicho periódico escribió a través de correo electrónico a Holer y a dos funcionarios de Marineland para preguntarles datos acerca de qué les pasó a los perros, sin identificar a los testigos.
Más tarde, el abogado de Marineland, Andrew Burns, respondió al correo electrónico: “Las falsas y difamatorias acusaciones de una persona son totalmente inexactas y erróneas y son parte de una venganza injusta en contra de Marineland por parte de activistas que luchan por los derecho de los animales y que tratan de cerrar todos los zoológicos y acuarios de Ontario y que, además, fue apoyada, asistida y promovida por ustedes, a pesar de la constatación clara e inequívoca por parte de expertos veterinarios de que no hay evidencia de maltrato animal en Marineland”.
El día de los disparos, Hammond, ex trabajador del parque, recuerda que los dos perros estaban corriendo por la zona. Dice que llamó a Holer y que su jefe pasó por encima de los dos animales con su camión.
“¿Quieres que llame a la Sociedad Protectora de Animales?”, Hammond preguntó a Holer. Pero él dijo: “No, no los llames, yo cuidaré de ellos”, y se fue. Fue cuando Hammond escuchó disparos.
Cuando Hammond llegó, los animales estaban muertos. Además, según publica The Star, Holer le mandó comprobar si los perros tenían collares y que, si los tenían, debía de quitárselos.
Hammond puso los cuerpos en la parte de atrás del coche y los llevó al edificio de cuidado de animales donde los cadáveres de los animales se meten en un congelador antes de enterrarlos. Después, los dos perros fueron enterrados en una de las tumbas comunes destinadas a enterrar los animales de Marineland.
Red Deer Pen y One For Fallow Deer se encuentran en la esquina sureste de la extensa propiedad de Marineland. Es una zona residencial de viviendas familiares donde es común ver a los niños y a las mascotas corriendo.
Diana Drury, vecina de la zona, escuchó los disparos ese día. Cuando se dio la vuelta vio a Holer, de pie frente a su camión, apuntando con un arma larga. La vecina asegura que reconoció a Holer por su camión y también reconoció a los perros. “El primer perro ya había sido disparado y estaba lloriqueando”, dijo Drury.
Ella se había dado la vuelta “justo a tiempo para presenciar el segundo asesinato. Tras el segundo disparo, el segundo perro cayó al suelo. “Corrió adentro para llamar a la policía.”Yo estaba conmocionada. No podía creer que él hubiera disparado a los perros”.
Antes de llamar, se lo contó a su madre. Sabían que se trataba de los perros de Gerry Cornier, Heather Rose y su hijo, Jeremy, que entonces tenía veinte años y todos vivían a dos casas de distancia.
Cuando logró hablar con la policía, un agente le dijo que Holer tenía derecho a utilizar un arma en su propiedad porque era agrícola. Además, no quiso llamar a los dueños ya que “no sabía cómo manejar la situación”. Por su parte, la familia buscó a sus perros durante varios días pero nadie parecía haberlos visto.
Derek Watson, portavoz de prensa de la policía de Niágara, aseguró a Toronto Star que la policía investigó el caso, pero que las denuncias hacia Holer eran “infundadas”, por lo que el caso se cerró. La policía no habló con los testigos.
La primera indicación para la familia de que sus perros estaban muertos llegó en un correo electrónico el 11 de noviembre de 2010. Jeremy Cormier recibió un mensaje de un amigo de la escuela diciendo que su hermano pequeño había visto a Holer disparar a los perros.
“Si alguien hubiera dicho simplemente: ‘Lo siento mucho pero yo pensaba que eran coyotes’, o ‘estaban molestando a mi venado’ o algo por el estilo… pero nada. A él no le importa la gente de aquí.”
Hammond todavía se siente culpable por lo que pasó. Salió del parque, después de 11 años, en agosto de 2011.
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