La falta de sol puede ser una de las causas para sufrir esquizofrenia
La falta de sol puede ser una de las causas para sufrir esquizofrenia

Jesse Bigelow sufre de esquizofrenia pero, bajo medicación, lleva una vida libre de síntomas. (Foto cortesía The National Post)
TORONTO.- Un nuevo estudio apunta a una tendencia sorprendente acerca de una de las más devastadoras e incomprendidas de las enfermedades mentales como es la esquizofrenia, dolencia que está creciendo en los últimos años en Canadá, tal y como apunta National Post.
Las tasas de la enfermedad mental están aumentando en este país y ya son significativamente más altas que el promedio para el resto del mundo, según concluye la investigación. Las posibles explicaciones para el fenómeno son igualmente inusuales.
Una teoría es que la afección está ligada a la deficiencia de la vitamina D, común en los lugares privados de sol. Una gran población de inmigrantes que pasan por situaciones de estrés por el cambio y viven el estado del recién llegado, también se ha asociado con un mayor riesgo para la esquizofrenia, aseguró Marie-José Dealberto, psiquiatra de la Universidad de Queen y el autor del nuevo estudio.
Dealberto aseguró que, generalmente, esta enfermedad afecta a las personas cuando son adolescentes o adultos jóvenes y que el impacto en ellas es enorme. “Estos resultados generan mucha preocupación debido a la grave carga personal, social y financiera que conlleva la esquizofrenia”, advierte en su estudio en la revista Psychiatry Research, considerado como el primer análisis de este tipo.
Otros investigadores, sin embargo, dicen que los resultados son interesantes, pero no del todo convincentes y que el argumento de los datos detrás del estudio está lejos de ser definitivo.
La esquizofrenia es un trastorno bioquímico que interfiere en la relación de la víctima con la realidad, provocando delirios, alucinaciones y aislamiento social. Pero no hay estadísticas nacionales sobre la prevalencia de la esquizofrenia en Canadá.
Tal y como publica National Post, el estudio del Dr. Dealberto analizó una serie de estudios más pequeños, los cuales estaban centrados en cada provincia, para llegar a tasas promedio de la enfermedad. Luego se las comparó con los datos internacionales, restando las estadísticas canadienses de esos estudios mundiales.
El estudio concluyó que 3,86 de cada 1.000 canadienses, alrededor de 115.000 personas , sufre de esquizofrenia, muy por encima de la tasa fuera Canadá que es de 2,55.
Cada año, Canadá recibe alrededor de 25,9 nuevos casos de esquizofrenia por cada 100.000 personas, más del doble de los 11,8 de 100.000 en el resto del mundo, tal y como sugiere el documento. Su análisis de 12 estudios en los últimos 30 años más o menos también indican un aumento gradual en las tarifas.
El escaso número de estudios canadienses ponen en tela de juicio las conclusiones, dijo el Dr. Taryn Tang, jefe de investigación de la Sociedad de la esquizofrenia de Ontario. “Es un estudio interesante. Es un área que nos lleva a un montón de preguntas “, dijo. “Pero yo creo que tenemos que ser prudentes”.
Por su parte, el Dr. Kwame McKenzie, experto en esquizofrenia en el Centro de Toronto para la Adicción y Salud Mental, plantea cuestiones similares, diciendo que él no está “cien por ciento convencido” de la investigación.
“La sugerencia de que hay más esquizofrenia en las zonas del norte, y que la falta de vitamina D es la culpa, es una idea interesante, pero por ahora no hay pruebas sólidas”, aseguró.
Sin embargo, existe una fuerte evidencia que sugiere que alguien que emigra a otro país cuenta con mucho más riesgo de caer en la esquizofrenia, probablemente debido a la interacción entre las fuerzas externas y la química del cerebro que ahora se cree que es clave en la enfermedad, dijo el doctor McKenzie .
La investigación también indica que las personas objeto de racismo y otras formas de discriminación, y las sometidas a cambios importantes de la vida son más susceptibles a la esquizofrenia, y esos son los factores que experimentan los emigrantes cuando llegan a un país, señaló.
Mientras tanto, Jesse Bigelow intenta que la enfermedad sea mejor conocida y que los pacientes, como él, entiendan que se puede llevar una vida normal y productiva bajo tratamiento. La enfermedad brotó en él cuando tenía 19 años. Ahora, con 34 y con tratamiento, está libre de síntomas y trabaja como defensor de la salud mental.
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