De adicto a ADICTO
De adicto a ADICTO
De los Anexos y algo más
Yo llegué pesando unos 60 kilos, anémico, con una cruda moral enorme, lleno de culpa, remordimientos, llegué por mi propia voluntad, secuestrado por la ansiedad, fumando cerca de tres cajetillas de cigarros al día, me sentía muy triste, abandonado de mí mismo, la droga, me había robado todo, mi dignidad, mi trabajo, salud, dinero y recientemente había recuperado a mí mujer, llegué al Centro de Rehabilitación, el anexo donde nací, hace 14 años y toco ese fondo de encerrarme en un centro de alcohólicos y adictos, de enfermos emocionales, teporochos, heroinómanos, cocainómanos, marihuanos, adictos como yo, que ingresé sin saber a ciencia cierta lo que era un anexo, de entrada, cuando ingresé mi mujer me echó la bendición y me dijo.- Acuérdate papito que somos tres.- Dios tú y yo.- Échale ganas y se fue, luego tres tipos me encerraron en un cuarto, encuerado me dieron la llamada bienvenida con un lenguaje vulgar, ofensivo, indignante, sumamente agresivo y desde ese momento mostré mi indignación al anexo.
La terapia del miedo
Los tres adictos en “recuperación” me escupían la cara cuando me gritaban a escasos 5 centímetros de mi rostro, sus frases, el lenguaje corporal, facial fueron llenos de groserías ofensivas y directas para mí, como calificativos, escuché palabras nuevas para mí, como sátrapa y las amenazas no se dejaron esperar.- Este es un centro de vida, cubierto por un manto divino, aquí hay leyes y normas que debes cumplir.- Entre gritos y amenazas, comprendí que me había equivocado al tomar la decisión de internarme, más aún, que estuve internado en Oceánica, hace 18 años a la fecha, ahí fui tratado como enfermo, las instalaciones eran higiénicas, dignas, la terapia profesional, la comida supervisada por un nutriólogo, mientras que acá, en el anexo, el caldo espiritual era repollo con agua y una tortilla, por las noches frijoles y en las mañanas, avena sin azúcar, la comparación era tan grande como la distancia de la tierra al cielo. La literatura eran hojas sueltas de la revista Plenitud y de otros folletos de Alcohólicos Anónimos, dormíamos en el piso, para limpiarte después de hacer tus necesidades, te daban tres papelitos, era, según se dijo, un programa de valorización.
La soberbia, como sello de distinción
Muchos anexos están organizados por los mismos adictos internos, el padrino, nombra periódicamente al primero, al segundo y tercero de guardia, igual a los de cocina, nombra al jefe de anexo y a su jefe de seguridad con sus respectivos ayudantes, a la vez, nombra a los encargados de la bitácora, la lavandería, tabla de baño y otros servicios, triste es, que éstos servidores, junto con los apoyos que son adictos en “recuperación”, manejan el anexo llenos de soberbia, los vez caminar como pavos reales y en el caso de los apoyos y padrinos, rompen en muchos casos, con la ética y el profesionalismo, se les da por sentirse galanetes y los días de visita, coquetean con las esposas y novias de los internos, con las mamás y hermanas de los anexados y en este tema, hay tanta porquería y basura indignante que acredita la pésima fama que muchas personas tienen de los anexos, o de la mayoría de ellos. Los padrinos y apoyos usan su poder para acostarse a su antojo con internas, visitas y compañeras en recuperación, muchas de ellas, se embarazan, muchas, adictas de 13 años, son obligadas a abortar.
Violaciones a los derechos humanos y constitucionales
Dentro de los centros de rehabilitación en los últimos 15 años, han muerto dentro de las instalaciones, niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres que cumplían con su proceso de rehabilitación y murieron por golpes, otros más, fueron violados, recibieron severos castigos por ingobernables, sin duda, la violación a los derechos humanos ha estado a la orden del día, hay demasiada ignorancia en los padrinos y apoyos que se sienten terapeutas, expertos en adicciones, cuando sus métodos terapéuticos dejan mucho que decir y más aún, cuando el índice de recaídos es impresionante; de 10 internos, la mayoría recae, vuelven a reincidir una y otra vez, hacen una carrera superando a los 20 internamientos, se hacen viejos de un proceso a otro, hasta que finalmente mueren, o llegan a la cárcel por delitos mayores, se quedan arriba o sufren pérdidas de alguna parte de sus cuerpos, todo ello, acredita que los anexos, no funcionan, no sirven ante la magnitud del problema y eso marca que los métodos, las terapias, las instalaciones, los criterios y la manera de tratar a la enfermedad, han fracasado en la gran mayoría de los casos. Claro, contando con honrosas excepciones, pero muy contadas. Por tu atención, muchas gracias.- ernestosalayandia@gmail.com Sigue mi huella @teo_luna Mis libros están a tus ordenes.- crisiscreces.com
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