De Adicto a ADICTO
De Adicto a ADICTO
Fotos Un neuròtico como yo Por Teo Luna
Un Neurótico, Como Yo
¿Cómo soy?
Yo no sabía cómo era, aunque estaba lleno de defectos de carácter, que no veía, ni reconocía, tenía un cúmulo de patrones de conducta, llenos de arrogancia, de soberbia sobrada, no sabía realmente como era y sé, que primero que nada fui neurótico y a veces el termino como que ofende.- ¿Neurótico yo?- Pues si tienes duda, pregúntale a las personas que viven contigo, ingenuamente, pregúntales,-¿Oye, y como soy?- ¿ A caso soy neurótico, soy bipolar? Tengo que hablar de mí, de mis defectos de carácter, mis patrones de conducta, de mi personalidad y de esa manera de ser que me hizo dañar y dañarme a mí mismo, el día que deje de hacerlo, sin duda regresará más de lo mismo. Un neurótico como yo, es un tipo raro, inestable emocionalmente, aislado, aunque no necesariamente, hay neuróticos muy comunicativos, sociables, sin problema para combinar con los ajenos a su familia y en casa, son meramente insoportables, en mi caso, serio, muy serio, rígido, inexpresivo.- ¿Estás enojado?- ¿Qué te pasa, qué te hicieron?- No nada, así soy. El neurótico, la neurótica, son de temperamento impredecible, nunca se sabe cómo van a reaccionar, casi siempre están mal y de malas.
Víctimas de la neurosis
Todos tenemos neurosis, esto, es como los tinacos, también aquí hay niveles, unos medios llenos, otros medios vacíos y otros derraman el tinaco de tanta carga negativa y lo más inconforme es que no aceptas, no reconoces que tienes un serio problema de identidad, tienes un serio problema de personalidad y nadie te toma en cuenta, a veces ni tú misma te soportas y la pregunta obligada.- ¿Te casarías contigo misma? ¿Soportarías tus arranques iracundos, por demás bipolares?- Te permitirías tus gritos, violencia, humillaciones?- Realmente permitirías que te maltrataran como tú maltratas en todos los sentidos? ¿Quieres conocer a Andrés, vive con él un mes?- ¿Que te compre, quien no te conoce?.- ¿Con qué derecho humillas y denigras? Un neurótico como yo, se siente el dueño de la verdad y aunque no la tenga, la defiende a muerte, es perfeccionista en otros, lo quiere todo al más mínimo detalle, a tiempo, sin retrasos, sin errores, no permite fallas, porque explota, es violento, sarcástico, burlón, sutil, no tiene la más mínima tolerancia, la tardanza del cambio de luz en un semáforo la altera o lo altera, la neurosis es igual, tanto para ella, como para él, pero hablando de mí, me torno muy exigente con todos los de casa, mientras que en la oficina o con personas extrañas soporto lo que con los míos, ni de chiste permito, es decir, farol de la calle, obscuridad de la casa.
El Bebé eterno y el proceso de madurez
Desde antes de nacer, el bebé está rodeado de comodidades y atenciones: la madre responsable se cuida para que su “producto” esté protegido. El padre también lo cuida dando seguridad, ternura y cuidados a la madre embarazada. Los dos aman con pasión al nuevo ser y lo colman con atenciones para que su vida se inicie bien. Podemos decir que la pareja “se olvida” de sí misma para poner su atención en el ser que se está formando, volviéndolo el centro de atracción y acción de sus vidas. Eso es normal y es lo que se espera que haga toda pareja. El bebé por nacer acapara -aún sin saberlo-, atención, sueños, esperanzas, deseos. Los padres esperan que nazca bien, saludable. Sueñan que llegue a ser un hombre o una gran mujer. Desean lo mejor para ella o para él y al hacerlo, se olvidan de sí mismos en un acto de entrega casi absoluta, dando lo mejor de sí para preparar la llegada de quien será “el Rey” o “la Reina” del hogar. Esto es muy claro con el primer hijo, pero la misma experiencia se repite con los que siguen -si los hay. Así se espera que sean los padres. Así son. Tiempo después llega el nacimiento, la alegría inconmensurable, la euforia que no cabe en las caras de los padres y el recién nacido llora porque tiene que hacerlo para respirar, aunque algunos han llegado a pensar que llora porque empieza a extrañar el vientre de la madre, tan cómodo, tan cálido, tan seguro, tan protector…Sin embargo, la protección va a continuar. Y no es nada más protección, es sobreprotección, ya que el niño no puede hacer nada por sí mismo. Va a seguir existiendo la ternura de la madre, los cariños, las canciones de cuna y todo lo que acompaña al recién nacido. No está sólo, no puede estarlo, no lo soportaría. Se le satisface de inmediato cualquier demanda: hambre, sed, sueño, salud, tranquilidad, compañía, seguridad. Lo que pide se le otorga al momento, como en los cuentos infantiles donde el Rey pide, ordena y todo el mundo obedece inmediatamente. Si no se le satisfacen sus necesidades, llora, enferma, grita, está intranquilo y muestra su inconformidad de alguna manera. Esta manera de comportarse, en un niño, es normal. A medida que crezca va a aprender que sus necesidades no pueden ser satisfechas en el momento que quiera, ni en el lugar que quiera, ni con la persona que él desee. Va a ir aprendiendo que hay lugares en los que encontrará satisfacción a ciertas necesidades; que hay momentos para hacerlo y que existen algunas personas que pueden satisfacer muchas de ellas, pero no todas y no siempre, y no cualquier persona. Así va a aprender que, por ejemplo, los alimentos se toman en la cocina o en el comedor, que hay lugares en la casa donde la gente duerme, que en la habitación de los padres no puede entrar con facilidad, que la casa de los vecinos no es suya. También aprende que aunque tenga hambre, hay horas para comer, la noche es para dormir y que si se siente mal puede acudir con sus padres para que lo atiendan; no con cualquier persona. A todo esto lo llamamos MADURACIÓN. Después puede aprender que hay normas que debemos respetar, que hay un Dios, que hay ciertas cosas que no se “deben” hacer porque son malas y que hay otras buenas que atraen beneficios a los que las hacen. El Rey de la casa, el bebé, empieza a perder privilegios y a ganar madurez; pierde dependencia, gana autonomía, pierde omnipotencia, gana humildad. Puede moverse, hablar, pensar y hacer muchas cosas por sí solo, sin ayuda de los padres. Todos vivimos este crecimiento, este proceso de “maduración” que nos conduce hacia la capacidad de decidir por nosotros mismos, de responsabilizarnos de nuestros propios actos. Todo esto es la madurez: perder privilegios, comodidad, perder la oportunidad de que otros hagan todo por nosotros y ganar capacidad de decisión, seguridad, auto-estima y valor para enfrentar el mundo, la vida en general con todos sus compromisos, las necesidades personales que ya no las satisfacen los padres ni de forma inmediata, sino otra gente y aprendiendo a esperar el momento adecuado, escogiendo el lugar y la persona o personas idóneas, bueno, eso es lo que se supone que debería de pasar, pero no es así, el neurótico quiere seguir siendo el centro del universo, pensar y creer que el único que tiene derecho a resentirse es él, cree que tiene privilegios que le otorgan los demás, que tiene derecho a fastidiar y a hacer daño y sabe, éste bebé, que cuando las cosas no salen como él quiere, hace sus panchitos y es un actorazo merecedor del Oscar de la Academia.
Gracias por leerme y más por escribirme, ernestosalayandia@gmail.com Este miércoles, tiempo de Chihuahua, México, sintoniza www.canal28.tv a las 14:30 horas y jueves y sábado a las 11 de la mañana. Sigue mi huella @teo_luna, y visita mi página crisiscreces.com tel. 614-410-0158.
Comments (0)