Recuerdo a los niños víctimas del terremoto en Sichuan
Recuerdo a los niños víctimas del terremoto en Sichuan

Cada uno de los cerca de trescientos voluntarios se turnaron para leer los nombres de veinte niños que murieron en el desastre natural, un proceso que duró aproximadamente unas cinco horas. (Foto cortesía Toronto Star)
TORONTO.- En una letanía de pérdidas, los nombres de 5.200 escolares chinos muertos resonaron por toda la habitación desde un altavoz.
Cientos de voluntarios se reunieron en la Galería de Arte de Ontario (AGO) el pasado domingo para honrar a las víctimas más jóvenes del terremoto del año 2008 que azotó la provincia de Sichuan en el país el 12 de mayo y acabó con la vida de más de 87.000 personas.
El homenaje en vivo marcó el fin de semana de la apertura de la exposición de verano de la galería, Ai Weiwei: ¿De acuerdo con qué? que narra la obra del controvertido artista y activista chino.
En una ceremonia que recordó al memorial del Holocausto de los niños en Yad Vashem en Israel, cada uno de los cerca de trescientos voluntarios se turnaron para leer los nombres de veinte niños que murieron en el desastre natural, un proceso que duró aproximadamente unas cinco horas.
Algunos se detuvieron por un momento antes de la lectura, mientras que otros se inclinaron tres veces hacia la pared de 45 por 15 pies detrás de ellos que registraba los nombres, edades, género y grado de cada uno de los 5.200 niños fallecidos.
El gran número de nombres en la pared significa poco hasta que uno se acerca y ve que niños de hasta tres años de edad murieron ese día. “Hay tantos niños inocentes murieron ese día… y muchos de ellos murieron innecesariamente”, dijo el nacido en China, Robin Luo.
Luo mantuvo a su hijo de siete años de edad, Royce, cerca de él mientras hablaba, de acuerdo con la versión del diario Toronto Star. “Los niños no deberían haber muerto. Fue debido sólo a la calidad de los edificios escolares”, dijo Luo, en referencia al escándalo a raíz del terremoto.
Cerca de 14.000 escuelas fueron dañadas mientras que los edificios cercanos quedaron intactos. Varios informes alegan que los funcionarios del gobierno local y las empresas constructoras fueron negligentes en la construcción de escuelas, ignoraron las normas de ingeniería civil, y tomaron atajos mientras se embolsaban la diferencia de dinero.
Luo, que llegó a Canadá hace más de veinte años, dijo que quería participar en el evento con Royce para que su hijo pudiera entender lo afortunado que es por haber nacido en Canadá.
“Como padre, yo sólo espero que esos niños estén felices y en paz ahora en el cielo”, dijo Luo.
Por su parte, Gein Wong, el director detrás de la lectura participativa, dijo que eso es exactamente para lo que el evento estaba destinado: provocar empatía. “Muchos desastres ocurren en el mundo y permanecemos insensibles a eso, y nos preocupamos de nuestras propias vidas, tratando de pagar nuestras facturas”, dijo. “La idea de practicar la empatía por los demás no es algo muy común en el mundo y esta era la oportunidad de hacer eso”, añadió.
Wong restó importancia a las motivaciones políticas detrás de la obra de Ai que inspiraron el evento del domingo, y destacó la pasión del artista por la vida y los derechos humanos.
El director explicó que una de las motivaciones detrás de la labor original de Ai fue destacar la política de un solo hijo en China, que está destinada a limitar la superpoblación. “Como resultado, las familias ponen todos sus esfuerzos y recursos en dar la mejor vida posible a un niño”, dijo Wong. “Así que cuando el terremoto ocurrió, y todos esos niños fueron asesinados, el futuro llegó de repente a las familias.”
Olivia Chow, diputada por Trinidad-Spadina, también estuvo presente en el evento como voluntaria. “Al leer los nombres de los 20 niños, sólo imaginaba a esas familias perdiendo a sus hijos, y el dolor que deben haber sentido”, dijo Chow.
La diputada se detuvo para ver varios de los voluntarios más jóvenes mientras leían los nombres desde el podio. “Me estoy imaginando lo que significa para ellos”, dijo Chow. “Se trata de niños que murieron a miles y miles de kilómetros de distancia y, sin embargo, se sienten vinculados”.
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