HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Después de la buena impresión que Scott Cooper causó con su primer film Crazy Heart (2009) donde un cantante de música country procura su redención personal, ahora retorna con Out of the Furnace donde entre otros aspectos aborda la crisis económica que atraviesan ciertas regiones de los Estados Unidos así como la paradójica situación de veteranos de guerra que después de haber prestado un servicio a la patria cuando regresan no logran ser reinsertados en el mercado ocupacional.
La acción tiene lugar en 2008, de acuerdo a los indicios suministrados por la televisión mostrando clips de la campaña de elección presidencial, y transcurre en Braddock, una pequeña ciudad del estado de Pennsylvania. El panorama se muestra complicado a causa del colapso económico y financiero que sufre el país, afectando de manera especial a esta localidad donde sus residentes no albergan incentivo alguno o esperanza de un futuro mejor.
El guión de Cooper escrito con Brad Ingelsby presenta a dos hermanos. Uno de ellos es Russell Baze (Christian Bale) quien al igual que su padre que lo había hecho antes que él decidió trabajar en la fábrica siderúrgica del lugar y que por el estado imperante de la economía no tiene visos de permanecer operando por mucho tiempo más; el hermano menor es Rodney (Casey Affleck) quien habiéndose alistado como soldado en la guerra de Irak regresa al hogar enfrentando un panorama recesivo que le impide aspirar a un empleo decente que le permita mantenerse. Creyendo que podrá cambiar su suerte, Rodney opta por intentar suerte en el juego y para ello se endeuda cada vez más a través del dinero prestado por Petty (Willem Dafoe), un oscuro corredor de apuestas.
La situación se empeora cuando al conducir su vehículo negligentemente, Russell causa un accidente fatal por el cual es temporalmente encarcelado; al quedar en libertad se encuentra con que su padre que ya estaba gravemente enfermo murió en su ausencia, y que su novia (Zoe Saldana) lo ha dejado para estar ahora comprometida con el sheriff del lugar (Forest Whitaker). Después de haber cancelado parte de la deuda de Rodney, Russell se entera con que su querido hermano encontrándose desocupado decidió participar en discutibles torneos de boxeo donde el empresario es Harlan DeGroat (Woody Harrelson); se trata de un malicioso productor de drogas del cual nada limpio cabe esperar y en donde su nefasta personalidad queda completamente delineada en la primera escena del relato.
Los acontecimientos posteriores cobran un giro decididamente dramático que conviene no revelar, pero que pone a prueba hasta dónde llega el amor fraternal de Russell hacia Rodney en un ambiente decididamente deprimente donde algunos personajes del bajo fondo contribuyen a que las condiciones de vida se tornen aún más desagradables para quienes no han sabido acertar con las decisiones adoptadas.
El film cuenta con algunas actuaciones notables. Una de ellas es la de Bale quien en el rol protagónico da muestras de una acabada solvencia animando a un obrero honesto cuya vida se desmorona por factores que están fuera de su control. Igualmente convence Affleck como el traumatizado joven en procura de un porvenir más auspicioso que el que le es ofrecido y Harrelson descuella como el violento y provocador psicópata incapaz de valorar la vida ajena.
Conclusión: Globalmente considerado Cooper ha logrado un trabajo sólido y muy competente. Tanto la ilustración del medio social como la descripción de sus personajes demuestran que el espectador se encuentra ante un relato que aunque aborda aspectos ya vistos otras veces capta de todos modos el interés del espectador por la forma cómo está presentado. Lo que también es necesario remarcar que la naturaleza triste, gris y sombría de esta historia pueda no apetecer para quienes prefieran un cine más liviano o divertido; pero en todo caso, esta observación no afecta la calidad intrínseca de este drama.
VIOLETTE. Francia, 2013. Un film escrito y dirigido por Martin Provost
Este film está centrado en la vida de Violette Leduc, una escritora francesa de relativo renombre internacional cuya amistad con la célebre Simone de Beauvoir le abrió el camino para que su obra fuese divulgada y apreciada. Esta mujer que atravesó una triste infancia como hija ilegítima bajo la protección de una madre hostil y poco cariñosa, tuvo una existencia bastante tumultuosa además de un nivel de autoestima considerablemente bajo. Pero el realizador Martin Provost no persigue ofrecer una biografía de Leduc sino más bien enfocar el período de su vinculación con Beauvoir así como la valiosa producción literaria que gracias a ella logró que llegara a conocimiento de los lectores.
Estructurado en base a capítulos cuyos nombres responden a través de personajes que aparecen en el relato, el mismo se inicia hacia finales de la Segunda Guerra donde Leduc (Emmanuelle Devos), de humildes recursos trata de ganarse la vida a través del mercado negro en la ciudad de París donde el hambre se hacía sentir. Compartiendo una vivienda en la campaña con el escritor Maurice Sachs (Olivier Py), este hombre gay que de ningún modo podía satisfacer las ansias afectivas y sexuales que perseguía Violette no obstante logró impulsarla para que ella volcara su experiencia y pasiones que la animaban en la escritura. Cuando ella sale al cruce con un trabajo escrito por Beauvoir (Sandrine Kiberlain), logra ubicarla y le entrega el manuscrito de L’Asphyxie, su primera novela. Ese libro de carácter autobiográfico donde Violette vuelca con su pluma los difíciles años vividos con su madre (Catherine Hiegel) impresiona vivamente a la famosa escritora quien a través de sus valiosos contactos consigue que la editorial Gallimard la publique dentro del marco de una prestigiosa colección coordinada por Albert Camus. Ese es el comienzo de una gran amistad entre dos mujeres unidas por el amor a la literatura así como por su condición de novelistas.
Dentro de un estilo de apreciable sobriedad y de contención emocional, Provost consigue que su relato trascienda en numerosos aspectos. En primer lugar además de quedar muy bien descripta la psicología de una inteligente autora que se encuentra dañada emocionalmente por una vida carente de gratificación, queda también muy bien reseñada la posición asumida por una nueva generación de mujeres escritoras de Francia que se animan a considerar temas que hasta ese entonces no habían sido tratados abiertamente como el aborto, la sexualidad femenina y el osado tópico de la bisexualidad. No menos importante es la forma en que el realizador contrasta las personalidades de Violette y Simone; así, la fragilidad de Leduc, su inestabilidad, su necesidad de profundo amor, la devoción y atracción sexual que siente hacia su amiga, difieren drásticamente de la personalidad segura y amablemente contenida de la escritora existencialista quien rechaza las inclinaciones sexuales de Leduc.
Otro de los méritos del film reside en las interpretaciones. Devos ofrece una lograda composición resaltando con inteligencia los sinsabores, angustias, las heridas emocionales, la continuada lucha que Leduc debió emprender para superar la poca confianza que tenía en sí misma, así como la sexualidad desbordante de su persona que fue un factor de inspiración en su labor creativa. Por su parte Kimberlain se distingue por la justeza en que exalta la personalidad feminista de Beauvoir. Además de la breve pero estupenda actuación de Hiegel, colaboran en papeles de apoyo Olivier Gourmet como un bonachón benefactor y Jacques Bonnaffe como el famoso autor Jean Genet quien sentía profundo respeto por Leduc.
Mención aparte merece la dirección de Provost quien al mantener un firme control del relato evita su dispersión en detalles innecesarios. El film igualmente se beneficia con la notable fotografía de Yves Cape y los cuidadosos diseños de producción de Thierry Francois recreando el período en que se desarrolla esta historia.
Conclusión: Un acertado retrato de una atribulada escritora en un relato muy bien narrado.
OLDBOY. Estados Unidos, 2013. Un film de Spike Lee
Tratando de imprimirle su visión personal, el realizador americano Spike Lee abordó Oldboy basado en el thriller psicológico de 2004 del director Park Chan-wook, que en su momento alcanzó el status de “film de culto”. En oportunidad del comentario crítico de ese entonces se resaltó sus excelentes aspectos visuales aunque resultaba difícil predecir hasta qué punto la violencia ofrecida por el relato podía ser aceptada por el público masivo.
La nueva versión de Lee es estilísticamente inferior y además no llega a cobrar aliento porque mientras el relato original está asociado al contexto cultural coreano, su traslado a los Estados Unidos resulta forzado sin que tenga el mínimo asidero real.
El guión de Mark Protosevich presenta a su principal personaje como una persona decididamente antipática por lo que resulta difícil poder conmiserarse con su suerte. Josh Brolin anima a Joe Doucette, un misántropo y alcohólico hombre de negocios que en 1993, cuando comienza la historia, es criticado por su ex mujer al haber olvidado el cumpleaños de su hijita de 3 años. Después de una noche de completa ebriedad despierta al día siguiente en una habitación de un hotel en decadencia donde descubre que ha sido secuestrado sin posibilidad de escapar del recinto; con un aparato de televisor a su alcance se entera de que su ex esposa ha sido brutalmente asesinada y que él resulta el principal sospechoso del crimen. Durante su encierro es alimentado a través de la comida que recibe a través de una ventanilla de la puerta de la habitación; veinte años transcurren para Joe quien queda exasperado por la desesperación, rabia y frustración de no poder revertir su condición de desgraciado prisionero. Finalmente, y cuando menos lo esperaba, es dejado en libertad al emerger de un baúl donde había sido colocado. Como hombre libre y sin conocer el motivo por el que ha sido liberado, tratará de probar su inocencia contando con la ayuda de una asistente social (Elizabeth Olsen); asimismo, Joe desea descubrir la razón de su secuestro, quién ha sido el perpetrador y dónde se encuentra su hija adulta (Elvy Yost).
A partir de ese momento y con una irreprimible sed de venganza Joe se convierte en una bestia humana capaz de infligir los más sanguíneos actos de violencia y que por deferencia al lector es preferible no describir, excepto señalar que la furia desatada en la pantalla resulta muy desagradable de contemplar. Sin embargo, lo que más perjudica al relato es la carencia de una mínima consistencia narrativa y que a medida que el metraje va progresando, esta evidencia se va agravando. Cuando hacia el final se llega a descubrir porqué el captor (Sharito Copley) actúo con Joe como lo hizo y donde afloran los secretos del pasado que implican a los dos individuos, el guión no hace más que reforzar la inconsistencia de esta depravada y convulsionada historia nihilista.
Conclusión: Aunque Lee es indudablemente un realizador que ha impresionado gratamente con sus primeros trabajos, este sórdido remake de discutible imaginación decepciona considerablemente y obviamente no agrega una nota positiva a su filmografía.
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