HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Esta segunda parte de la trilogía de The Hobbit, confirma claramente que el propósito de Peter Jackson es ofrecer un espectáculo típicamente comercial y destinado a los espectadores que encuentran placer en los blockbusters de Hollywood. De allí que cualquier asociación a Lord of the Rings sería inapropiada dado que aquí lo que menos abunda es profundidad filosófica; más aún, las licencias introducidas por el realizador junto a Fran Walsh, Philippa Boyens y Guillermo del Toro como coguionistas, desdibujan la novela de JRR Tolkien en que se basa esta historia. Fundamentalmente se presencia una aventura de fantasía narrada sólidamente aunque sin mucha sutileza que bien podría haberse realizado en un escenario diferente al de la Tierra Media sin afectar su contenido.
Comenzando donde concluyó el primer capítulo, el relato ofrece un prólogo que transcurre en una taberna donde el mago Gandalf (Ian McKellen) mantiene una reunión secreta con Thorin Oakenshiel (Richard Armitage) sobre la manera de planificar el rescate del reino subterráneo de los enanos que se encuentra en manos del feroz dragón Smaug (imponente voz de Benedict Cumberbatch). Posteriormente la acción continúa la aventura emprendida por el hobbit Bilbo Baggins (Martin Freeman) en compañía de Gandalf y los trece enanos, siempre liderados por Thorin en dirección a la Montaña Solitaria. La tensión de los viajeros comienza a sentirse al transitar el tenebroso bosque de Mirkwood donde prontamente el grupo es perseguido por unos amenazadores orcos pero que saldrán ilesos al obtener refugio por parte de Beorn (Mikael Persbrandt), el cambiador de piel. Inmediatamente después Gandalf abandona a su grupo para efectuar otro viaje personal dejando a Bilbo y sus amigos quienes prosiguiendo el largo camino deben afrontar otros dramáticos contratiempos, como por ejemplo toparse con un ejército de gigantescas hormigas (muy bien logrado a través de los efectos especiales empleados), o bien cuando estando cautivos en el reino de los Elfos gobernados por Thranduil (Lee Pace) logran escapar agazapados en barriles para flotar a través del río y tratando de no sucumbir ante los implacables orcos.
Para añadir mayor impacto al film, Jackson incorpora al guión al elfo Legolas (Orlando Bloom), hijo de Thranduil, así como a Tauriel (Evangeline Lilly), una elfa guerrera que no figura en la novela original pero que constituye una agradable presencia femenina que se adapta adecuadamente al relato en la lucha mantenida con los orcos.
Después de sortear otros obstáculos para llegar a Laketown, los viajeros contemplan una ciudad que debido a encontrarse próxima a la Montaña Solitaria se encuentra en franca decadencia desde que Smaug habita en ella. La última etapa es la llegada al lugar de destino donde Bilbo debe enfrentar al monstruoso dragón y Jackson aprovecha para ofrecer aquí varias secuencias de excitante acción durante el implacable ataque que tiene lugar. Repentinamente, esta segunda parte concluye en forma abrupta dejando al espectador en la incertidumbre sobre el desenlace de esta historia. La incógnita quedará dilucidada con el estreno del último capítulo en diciembre de 2014.
Como ocurrió con Un Unexpectad Journey aquí se vuelve a presenciar un film de gran riqueza visual, con algunas imágenes computadorizadas muy bien logradas, y una fotografía impecable de Andrew Lesnie que aprovecha muy bien los magníficos panoramas de Nueva Zelandia; de allí que, el público adepto a los filmes de acción encontrarán plena satisfacción en contemplar esta segunda entrega, sin duda más fluida narrativamente que la primera. Con todo, para aquéllos que exijan algo más que puro espectáculo, como ocurrió con Lord of The Rings donde había por detrás un riguroso análisis de la condición humana, puede que este film no llegue a conformarlos en forma completa, porque en esencia no se diferencia mucho de los relatos de aventura y acción que suelen presentarse durante el verano.
Conclusión: Para el público que haya disfrutado con la primera parte de The Hobbit, seguramente quedará satisfecho con este segundo segmento que es más ameno y entretenido, con la única salvedad de que puede experimentar frustración por su final trunco.
DIEGO STAR. Canada-Bélgica, 2013. Un film escrito y dirigido por Frédérick Pelletier
De tanto en tanto surgen agradables sorpresas en materia de cine como la que depara el realizador Frédérick Pelletier en Diego Star, su primer largometraje que ya ha sido visto en diversos festivales internacionales y merecido varios premios. El film encara la injusticia social que un honesto trabajador debe sufrir por ser íntegro al no permitir que las mentiras oculten la verdad de los acontecimientos.
Diego Star es el nombre de un buque de carga ruso que navegando por el río Saint-Laurent se ve obligado a anclar en el puerto de Lévis, una pequeña ciudad ubicada al este de la provincia de Quebec, debido a problemas técnicos de considerable alcance. Tanto los marineros que integran la tripulación como Traore (Issaka Sawadogo) que se desempeña como asistente ingeniero, son acusados por las averías surgidas; desde un comienzo queda claro que la falta debe ser achacada a los propietarios del barco por la negligencia de no haber reparado piezas fundamentales que Traore había advertido oportunamente previendo los daños que podían surgir.
Dentro del foco central explicitado previamente, simultáneamente el relato es matizado con la experiencia vivida por Traore durante la forzada estadía en tierra, mientras el buque es reparado. La compañía naviera se ocupa de ubicarlo en el hogar de Fanny (Chloé Bourgeois), una humilde madre monoparental a quien la vida no la ha tratado como ella hubiera deseado y que trabajando en una cafetería local debe realizar grandes esfuerzos compatibilizando los horarios para atender a su hijito. A través de los días va surgiendo una fluida relación entre la anfitriona y su huésped, donde en varias ocasiones él se encarga de cuidar al infante mientras Fanny se ausenta; así entre los momentos de relativa intimidad que resultan placenteros de observar, el huésped se manifiesta a ella haciéndole conocer algunas referencias de su vida personal cómo la razón de haber dejado Abidjan, el lugar donde nació, para desempeñarse como marino y los sentimientos que le embargan por sentirse ausente de su propia familia. De este modo el film trasciende al presentar dos seres que necesitan de algún modo conectarse y sin que exista relación romántica alguna sino genuina compenetración entre ellos.
La historia alcanza niveles dramáticos, cuando frente a una investigación realizada por las autoridades canadienses sobre los desperfectos del navío, los compañeros de trabajo de Traore se ven forzados a admitir una culpa que no les corresponde a fin de salvar sus puestos, mientras que Traore por razones de dignidad y por respeto a sí mismo se adhiere a la verdad de los hechos denunciando a sus superiores sobre los daños ocasionados por negligencia; sin embargo, pagará un precio bien caro por su sinceridad cuando el capitán del buque le niega el pago del salario que le corresponde por su trabajo y encuentra que es drásticamente despedido, dejándolo de este modo librado a su suerte.
Aunque en muchos aspectos la explotación de los trabajadores maltratados por sus empleadores ya ha sido considerada por el cine, en este caso el problema se agrava al considerar que dicho abuso es realizado a inmigrantes dejados abandonados en tierra ilegalmente y sin la mínima consideración humana. Sin duda, tal como se percibe en el relato, el mensaje que el film ofrece es ciertamente perturbador al comprobar cómo el idealismo de una persona incorruptible puede conducirlo a su exclusión social.
Así como el foco central del film está magníficamente expuesto, también es importante destacar la historia secundaria del relato donde Pelletier ha logrado crear una magnífica autenticidad en la dinámica relación establecida entre Traore y Fanny. El film se valoriza además por la notable actuación de Sawadogo que prácticamente domina casi todo el relato así como por Bourgeois en un rol donde transmite mesura y sensibilidad; ambos intérpretes logran excelentes caracterizaciones de seres solitarios y emocionalmente vulnerables por las circunstancias que atraviesan.
Dentro de los factores técnicos de producción, resulta remarcable la fotografía de Philippe Roy captando el panorama invernal de Quebec y que se asocia armoniosamente al clima anímico de esta historia.
Conclusión: Además de ser uno de los mejores filmes canadienses de 2013 sobre la dignidad humana, Diego Star constituye una muy promisoria carta de presentación de su novel realizado.
MARY POPPINS. Estados Unidos, 1964. Dirección: Robert Stevenson. Distribución: Disney (2013)
Aunque varias veces ya editada en video, la inolvidable película Mary Poppins aparece por primera vez en formato Blu-Ray en una edición especial que celebra anticipadamente el medio siglo de vida. La presentación es a través de un paquete que incluye dos discos: uno en Blu-Ray y el otro en DVD, así como también la copia digital a través de un código de acceso en la red.
Ver una vez más este film es sumergirse nuevamente en el mágico reino de Walt Disney; a pesar del tiempo transcurrido uno no deja de maravillarse del modo cómo la historia de Mary Poppins concebida mediante un serie de libros escritos desde 1934 por Pamela Lyndon Travers ha sido trasladada a la pantalla con un film donde algunas escenas de animación han sido integradas excelentemente a la acción viva del relato, en momentos en que faltaban aún un par de décadas para que las imágenes logradas por la computadora cumplieran su misión.
Para quienes no estén aún al tanto sobre lo que cuenta el film se puede mencionar que los traviesos Jane y Michael Banks enloquecen con sus travesuras a las diferentes niñeras que van rotando en el hogar londinense del matrimonio Banks, hasta el momento que desciende de las nubes Mary Poppins provista de un paraguas y una pequeña maleta. En lugar de apelar al tradicional criterio de la estricta disciplina impuesta por las nanas británicas, ella sabrá ganarse de inmediato el corazón de los niños; así, valiéndose de su simpatía y afecto al pasear con ellos con la compañía de un afectuoso deshollinador, cantando, bailando y poniendo a prueba sus poderes mágicos, los niños quedan deslumbrados al propio tiempo que le habrán de retribuir el cariño bien ganado. Con su llegada y su partida final, la encantadora Mary Poppins habrá logrado que la familia solidifique sus lazos y que los padres resulten menos rígidos y mucho más humanizados dedicándoles una mayor atención a sus pequeños.
Si en palabras la historia puede resultar un tanto liviana o endeble, lo que ha hecho que este film se convierta en un clásico son las canciones de Richard y Robert B. Scherman donde temas como por ejemplo Chim Chimenea (Chim chim cheree), Supercalifragilisticexpialidocious, Una Cucharada de Azúcar (A spoonful of sugar) o Remontemos un Barrilete (Let’s go fly a kite), resultan sencillamente memorables. Lo que antecede no menosprecia en modo alguno el guión de Don DaGradi y Bill Walsh al tener la habilidad de convertir las aventuras anecdóticas de los libros de Travers en un compendio muy bien cohesionado. Si la música ejerce un rol importante en el film, poco se habría logrado de no haber contado con la estupenda actuación y el dulce timbre vocal de Julie Andrews que le valió un Oscar por este film. A su lado Dick van Dyke se luce como un muy buen comediante y bailarín. Naturalmente, además de la participación de un homogéneo elenco donde se destacan los niños de entonces Karen Dotrice y Matthew Garber, la dirección de Robert Stevenson, la participación de un disciplinado cuerpo de bailarines y la maravilla de sus efectos visuales se encuentra el genio del tío Walt como el Alma Mater de este excelente proyecto.
Ver este video y sobre todo en Blu-Ray es revivir la experiencia contemplada en la pantalla debido a la transposición clara y cristalina de sus imágenes y sus vívidos colores. En lo que concierne al material extra, cabe señalar que el mismo es abundante; en lo estrictamente novedoso aquí se ha incorporado el denominado corto All New Becoming Mr. Sherman donde el legendario compositor Richard Sherman mantiene una interesante conversación con el actor Jason Schwartzman quien acaba de interpretarlo en la película Saving Mr. Banks, de inminente estreno en Canadá, que trata sobre la génesis de este film. También como novedad se encuentra un corto con las canciones cantadas en conjunto. Entre el material adicional que ya se había incluido en anteriores ediciones de video figuran comentarios realizados por Julie Andrews, Dick Van Dyke, Karen Dotrice y Richard Sherman sobre los recuerdos que guardan del rodaje del film; así también es de gran interés el documental The Making of Mary Poppins que minuciosamente reseña diferentes aspectos de la filmación, así como el denominado From Page to Stage donde se pasa revista a todo el proceso de producción a que dio lugar la adaptación del film para convertirse en una obra musical que tuvo su estreno mundial en el West End de Londres a fines de 2004 para luego triunfar en Broadway dos años más tarde.
El audio de Mary Poppins es en inglés, francés y español con subtítulos optativos en los 3 idiomas.
Conclusión: Una excelente edición en Blu-Ray con toda una nueva restauración digital y con el importante valor incorporado por el material adicional que seguramente los cinéfilos sabrán apreciar
LECTURA DE FOTOS
1.Martin Freeman en THE HOBBIT: THE DESOLATION OF SMAUG
2. Issaka Sawadogo en DIEGO STAR
3. Dick Van Dyke, Julie Andrews, Karen Dotrice y Matthew Garber en MARY POPPINS,
Comments (0)