HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Dejando de lado su condición de notable humorista estadounidense en su programa televisivo The Daily Show, Jon Stewart debuta ahora como realizador y guionista en una historia que reproduce dramáticamente las alternativas vividas por el periodista iraniano canadiense Maziar Bahari en oportunidad de cubrir para la revista Newsweek las elecciones que tuvieron lugar en Irán en 2009. Demostrando una gran sólida madurez en la forma de narrar esta historia, Stewart se basó en el libro de Bahari Then They Came for Me. A pesar de que su desenlace es bien conocido, el novel director permite que se viva intensamente el drama de su protagonista.
En junio de 2009 Bahari (Gael García Bernal) vivía en Londres con su esposa embarazada (Claire Foy) cuando es asignado a viajar a su país natal para informar a los lectores de la revista todos los entretelones previos a la elección de la segunda vuelta, donde la población debía decidir entre el ultra conservador presidente actuante Mahmoud Ahmadinejad y el candidato moderado de la oposición Mir Hossein Mousavi. Habiendo llegado 11 días antes de los comicios que tuvo lugar el 12 de junio de ese año, el film narra en sus primeros 40 minutos todas las vicisitudes vividas en ese momento por el pueblo en las calles de Teherán donde se evidencia la voluntad de un cambio presidencial.
Habiendo resuelto quedarse unos días más, Bahari va cubriendo los disturbios callejeros que tuvieron lugar en la capital cuando irrumpió la duda sobre la veracidad del resultado electoral que favoreció a Ahmadinejad. El 21 de junio unos funcionarios iraníes lo detienen en la casa de su madre (Shohreh Aghdasloo) donde estaba alojado, acusándolo de ser un espía americano como consecuencia de su participación en el programa satírico conducido por Stewart, además de tener material considerado pornográfico (DVDs de la película Teorema de Pier Paolo Pasolini y de la popular serie The Sopranos). De allí en más es confinado solitariamente en la prisión de Evin y sometido a una dramática tortura psicológica y física por un especialista en la materia (Kim Bodnia) a cargo de la interrogación que adopta el sobrenombre de “Rosewater”.
Casi todo el resto del film transcurre en la prisión donde Bahari es objeto de crueles tratamientos a fin de que produzca una confesión no verdadera para demostrar su culpabilidad al pueblo iraní. Durante los cinco meses de cautiverio Bahari trata de mantener una fortaleza a toda prueba pensando en su mujer y en el bebé que está por nacer así como también en recuerdos de su infancia donde su malograda hermana había pasado 6 años en prisión por haber sido acusada de comunista del mismo modo que su padre había pasado por experiencias similares en los años 50 bajo el régimen del Sha.
La tensión del film está muy bien lograda a través del clima claustrofóbico vivido por Bahari donde García Bernal transmite una sólida caracterización del personaje central. Paralelamente, cabe resaltar la solidez del resto del elenco, especialmente en los casos del Aghdasloo y Bodnia, brindando absoluta convicción a sus respectivos personajes.
Stewart ha utilizado un buen material de archivo que se inserta perfectamente en el relato a fin de otorgarle mayor veracidad; al propio tiempo demuestra versatilidad para filmar tanto las escenas de masas en las calles como las intimistas que tienen lugar donde el periodista se encuentra confinado.
Si bien la liberación de Bahari se ha debido fundamentalmente por la presión internacional ejercida –parte de la misma a través de la intervención de Hilary Clinton como Secretaria de Estado-, en los créditos finales del film se señala la situación angustiante que atraviesan muchos otros periodistas privados de su libertad por aspirar a un mundo mejor difundiendo la verdad de lo que acontece.
Conclusión: Un drama humano de contenido político, sólidamente realizado
CITIZENFOUR. Alemania, 2014. Un film de Laura Poitras
Aunque el “affaire Snowden” ha sido ampliamente dado a conocer a través de los diferentes medios de difusión, contemplar el documental de Laura Poitras constituye una experiencia única porque sumerge al espectador en el desarrollo de los acontecimientos como si fuese un participante directo. Por esa razón, mientras se está asistiendo a la proyección de este magnífico film resulta imposible no sentirse profundamente perturbado y apesadumbrado. La verdad de lo expuesto es penosa porque a todo ser humano viviendo en un régimen democrático le asiste el derecho natural de conservar su intimidad y privacidad; cuando estos elementos desaparecen entonces se hace evidente que el “gran hermano” está observando y vigilando nuestros pasos tal como lo refleja 1984, la excelente fantasía de George Orwell que lamentablemente hoy día se ha convertido en una triste realidad.
Poitras ya había realizado dos documentales (My Country, My Country en 2006 y The Oath en 2010) sobre la sociedad controlada a raíz del drama del 11 de septiembre, pero el presente documental es el que produce mayor impacto emocional. Todo comienza en enero de 2013 cuando Edward (“Ed”) Joseph Snowden –profesional estadounidense en computación- contacta a la documentalista a través de un correo electrónico anónimo, identificándose en un comienzo como “Citizen Four”. En el mismo manifiesta su intención de hacerle conocer un programa clandestino de vigilancia efectuada por la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos. Al mes siguiente, Snowden le informa a Poitras –siempre por vía electrónica- su deseo de que los documentos clasificados que serán revelados tengan amplia difusión y para ello recomienda que participe Glenn Greenwald, el calificado periodista de The Guardian. Poco tiempo después Snowden le señala a la directora que ha decidido dejar el anonimato revelando su identidad; ella lo persuade para que se reúnan personalmente y ese encuentro tendrá lugar junto con Greenwald en Hong Kong en junio de 2013 donde la cineasta con su cámara comenzará la filmación de este documental teniendo como referencia fundamental los dramáticos testimonios vertidos por Snowden.
Si ciertamente Ed es el centro neurálgico del relato, no menos importante resulta la contribución de Greenwald adoptando el papel de su interlocutor, así como por la excelente tarea de Poitras quien ha sabido comprimir el resultado de las numerosas sesiones filmadas en un documento ágil que permite llegar al público en forma amena y excitante. En tal sentido resulta escalofriante comprobar de qué modo los modernos dispositivos electrónicos –teléfono inteligente, correo electrónico, buscador de la red, tarjetas de créditos- pueden seguir minuciosamente los pasos del ciudadano anónimo sin que éste se percate de ello.
El resultado es un documental excepcional donde queda muy bien reflejada la personalidad de este inteligentísimo joven de 31 años que lejos de mostrarse como genio excéntrico revela un candor y honestidad a toda prueba así como dueño de una gran humanidad. Es por eso que uno no pueda dejar de simpatizar con una persona que realiza el gran sacrificio de estar aislado de su familia para no llegar a comprometerla, porque para él es mucho más importante difundir públicamente el abuso de poder del gobierno americano y el modo cómo la SNA controla el movimiento de la población.
Al concluir la proyección, uno se pregunta sobre cual será el destino de una humanidad vigilada; quizás sería oportuno dar como respuesta las palabras que Shakespeare pone en la boca de Hamlet cuando en el momento de su muerte musita “el resto es silencio”.
Conclusión: Un film de imprescindible visión
VIDEO
LAS BRUJAS DE ZUGARRAMURDI. España-Francia, 2013. Dirección: Alex de la Iglesia. Distribución: Métropole (2014)
Dada a conocer en el TIFF de 2013, aunque nunca estrenada comercialmente, la última película de Alex de la Iglesiallega al público canadiense a través del video recién lanzado al mercado. Cuando uno cree que ya no se sorprenderá más con las transgresiones de este inteligente cineasta, la realidad lo desmiente con Las Brujas de Zugarramurdi, una comedia negra que ciertamente deja perplejo al espectador por las razones que se habrán de explicar. Sin duda, interesará a los cinéfilos fieles a los trabajos del realizador aunque es dudoso que este vacuo entretenimiento pueda cautivar al gran público.
De casi dos horas interminables de duración, de la Iglesia prácticamente concibió dos historias en un mismo relato donde la primera de ellas es la de mayor coherencia y sustancia narrativa. En el comienzo, el público asiste a un espectacular asalto que tiene lugar en una casa de empeños de la Plaza del Sol ubicada en el centro de Madrid. En la acción delictiva intervienen José (Hugo Silva) y Tony (Mario Casas) disfrazados de estatuas vivientes; se trata de dos hombres desocupados, donde el primero que está divorciado arrastra a su hijo de 10 años (Gabriel Delgado) en esta peligrosa aventura. Después de haber robado 25.000 alianzas de oro, el asalto no sale tal como ha sido planeado cuando son descubiertos y perseguidos por la policía; en medio del caos producido los delincuentes abordan un taxi donde Manuel (Jaime Ordóñez), su conductor azorado por el miedo, debe seguir las instrucciones de los malhechores para ser conducidos a Francia. Hasta aquí de la Iglesia ha logrado un relato minuciosamente filmado con un frenético ritmo y no desprovisto de ciertos toques de efectivo humor
Si lo que precede predispone favorablemente al espectador, lo que continúa no lo es tanto. En el resto de la hora y media que sigue se asiste a lo que les sucede a los viajeros cuando en su trayecto arriban al pueblo navarro de Zugarramurdi, lugar que fue conocido en épocas de la Inquisición debido a que mujeres sospechosas de haber cometido actos de brujería fueron condenadas a morir en la hoguera. Sin duda eso inspiró al cineasta para introducir en el guión a modernas brujas caníbales representadas por tres generaciones donde la inestable abuela (Terele Pávez) la manipuladora madre (Carmen Maura) y la sexual hija (Carolina Bang) terminan secuestrando a los fugitivos. Es aquí cuando el relato se transforma en un desorbitado torbellino de horror donde el realizador comienza a cometer considerables excesos valiéndose de los efectos especiales; con personajes que levitan, la aparición de demonios, monstruos peligrosos y seres deformes embarcados en una serie de combates violentos, la trama va careciendo de sentido y perdiendo por completo su fuerza inicial. Más aún, la sátira que usualmente suele emplear el director otorgándole un toque de frescura a sus relatos, aquí se diluye por completo. El resultado es un relato abrupto, dislocado y enloquecido que pone a prueba la paciencia del espectador.
En los agregados, de la Iglesia se refiere al contenido del relato, la descripción de sus personajes y las características que asumió el rodaje en la Plaza del Sol; por su brevísima duración y contenido, prácticamente no hay elemento revelador sobre el film. El DVD es presentado en su versión original española con subtítulos en inglés.
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