HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Aunque generalmente los relatos fílmicos que desprenden lágrimas son calificados con el despectivo mote de “lacrimógenos”, hay veces en donde esta calificación resulta inapropiada. Tal es el caso del magnífico melodrama Still Alice, basado en el libro homónimo de Lisa Genova y adaptado para el cine por sus realizadores Richard Glatzer y Wash Wesmoreland que no dejará a nadie indiferente por su extraordinaria emotividad y en donde es posible que los ojos de ciertos espectadores segreguen algunas lágrimas contemplando su desarrollo.
Pocos días después de que Alice (Julianne Moore), una brillante experta en lingüística y catedrática de la Universidad de Columbia, celebra sus 50 años rodeada del cariño de su familia en un restaurante de Manhattan, se encuentra de visita en la Universidad de Los Ángeles para una conferencia sobre un tema de su especialidad; en su disertación olvida momentáneamente una palabra sin que el episodio trascienda en el público asistente. Cuando regresa a Nueva York y practica jogging en las calles de Manhattan pierde momentáneamente el sentido de orientación; preocupada por lo sucedido decide consultar a su médico. Tras unos exámenes radiológicos, el concluyente diagnóstico indica que se encuentra en los primeros estadios de Alzheimer y que su condición irá empeorando con el paso del tiempo, lo que en el caso de ella será mas rápido por la temprana edad en que es afectada; para peor, es muy probable que por razones genéticas la enfermedad pueda ser heredada por sus hijos.
De allí en más el relato sumerge al espectador en todas las instancias que va atravesando el personaje central. Entre varios de sus momentos álgidos figura aquél en que Alice no pudiendo ocultar después de un cierto tiempo lo que le está pasando, se lo comunica angustiada en medio de la noche a su marido (Alex Baldwin); no menos dramático es cuando el matrimonio reúne a sus tres hijos adultos (Kristen Stewart, Kate Bosworth, Hunter Parrish) para informarles sobre lo que está aconteciendo con su madre, a la vez que les inducen a que realicen sus respectivos análisis para comprobar si ellos pueden quedar afectados en el futuro por este mal.
En el proceso de valoración de este notable film no puede dejar de admitirse que su tema se presta al fácil sentimentalismo. Sin embargo, los realizadores han cuidado de que ello no ocurra prefiriendo que la audiencia siga el trayecto de Alice, la progresión de su enfermedad, su lucha para querer combatirla así como su enorme pena, a través de una narración sobria aunque decididamente realista. Si el guión ha logrado que el derrotero de su protagonista repercuta con innegable fuerza, eso puede en parte deberse a que Richard Glatzer habiendo experimentado la esclerosis lateral amiotrófica (una enfermedad degenerativa de carácter neuromuscular) haya captado en toda su dilmensión el espíritu de la novela original.
Julianne Moore ofrece la mejor actuación de su carrera profesional en la caracterización que realiza de Alice. Cuidando de no extralimitarse en su interpretación, deslumbra con los diferentes matices de su expresión facial dando vida a una mujer de gran inteligencia que como lingüista comprende todos los mecanismos inherentes al lenguaje, siendo absolutamente consciente de que su deterioro va afectando su habilidad cuando las palabras van desapareciendo de su habla. Aunque trata desesperadamente de no rendirse a la inexorable enfermedad, sabe muy bien lo que habrá de aguardarla y es así que no puede ocultar su rabia, frustración e impotencia al no poder revertir ni detener el proceso de su mal.
Acompañando a Moore se encuentra Baldwin quien como el devoto y amante marido que siempre consideró a su cónyuge como la mujer más bella e inteligente del mundo, llega un momento en que a pesar del amor y apoyo brindado comprueba como lentamente su matrimonio va sufriendo también los embates del Alzheimer.
Conclusión: Un film afectivo, tierno y dolorosamente humano que además de tratar con absoluta honestidad los vericuetos de una cruenta enfermedad, vale la pena verlo por la consagratoria actuación de Julianne Moore.
THE HUMBLING. Estados Unidos, 2014. Un film de Barry Levinson
Podrá tratarse de simple coincidencia pero resulta curioso comprobar cómo The Humbling se asemeja a Birdman en lo que se refiere a la naturaleza del personaje protagónico, con la diferencia de que el film de Alejandro González Iñárritu es decididamente superior a lo que el realizador Barry Levinson ofrece aquí.
Al Pacino demuestra nuevamente sus relevantes condiciones de actor permitiendo de este modo contrarrestar parcialmente las debilidades de esta desigual película. Su trama que está basada en la novela del mismo nombre de Philip Roth con un guión escrito por Buck Henry y Michal Zebede no es lo suficientemente atractiva como para que llegue a una amplia audiencia, ni tampoco contiene los elementos necesarios para conformar a un público selectivo.
Pacino anima a Simon Axler, un actor egocéntrico de 67 años de edad quien se encuentra en un estado de crisis existencial al comprobar que ya no goza de la popularidad de otros tiempos, a la vez que cree estar perdiendo sus condiciones artísticas. Al comenzar el relato sale a escena para representar la obra de Shakespeare As you Like it y repentinamente se arroja desde el escenario hacia la platea del teatro. Sin determinar exactamente si se trató de un accidente o un intento de suicidio, lo cierto es que es trasladado a un centro psiquiátrico de rehabilitación; allí, en un grupo de terapia es abordado por Sybil (Nina Aranda), una mujer de la sociedad que, habiéndolo visto actuar en un film interpretando a un asesino, le pide que mate a su marido porque según ella abusó de su joven hija.
Dejando a un lado lo que antecede, el relato adopta otro rumbo cuando el actor después de salir de la institución, aparentemente recuperado de sus tendencias suicidas y decidido a renunciar por completo a la actuación, retorna a su gran mansión de Connecticut. Allí recibe la visita de Pegeen (Greta Gerwig), una mujer de 33 años que es hija de viejos amigos actores y a quien no había visto desde que tenía 10 años; ella le manifiesta haberse enamorado de él desde hace mucho tiempo, a pesar de ser lesbiana. Además de seducir fácilmente a Simon, despierta en él sentimientos amorosos insospechados a la vez que logra instalarse en su casa. De allí en más, la vida del anfitrión se ve entremezclada con la aparición de los padres de Pageen (Dianne Wiest, Dan Hedaya) exigiéndole que deje a su hija, así como con la visita de un transexual ex amante de la joven (Billy Porter).
Como lo que se contempla es a través de la visión de la mente emocionalmente inestable de Simon es difícil afirmar si lo vivido con Pageen forma parte de su imaginación o si responde a la realidad de los hechos; más aún, tampoco se sabe si su intención de retornar a las tablas para actuar en otra obra de Shakespeare es verdadera. De todos modos ni el enfoque temático de un individuo incapaz de separar su rol de actor con lo que acontece en su vida personal, como tampoco el intento de retratar las fantasías sexuales de un hombre maduro en estado decadente resultan convincentes en la presente narración. .
A pesar de algunos momentos divertidos de su trama, la película no llega a encontrar su foco preciso, sin saber si lo que se contempla es una sátira o más bien una tragicomedia fantasiosa. De todos modos, las objeciones señaladas no desmerecen la buena actuación de Gerwig, ni menos aún la de Pacino cuyo excelente desempeño aminora las debilidades del relato.
PADDINGTON. Gran Bretaña-Francia, 2014. Un film escrito y dirigido por Paul King
Fusionando adecuadamente la actuación de personajes en vivo con otros animados digitalmente llega a la pantalla el oso Paddington basado en el libro del escritor inglés Michael Bond “A Bear Called Paddington” publicado en 1958. Aunque en la literatura infantil no faltan animales que hablen, lo cierto es que con su especial encanto este animalito parlante logró atraer la atención de millones de lectores.
En su traslado al cine, el film sigue conservando la frescura y gracia del libro original debido en gran parte a la buena adaptación realizada por el director Paul King quien brinda un agradable entretenimiento tanto para los niños que disfrutan de las travesuras y aventuras del oso como para los adultos conquistados por el ameno relato.
Paddington (voz de Ben Wishaw) vive apaciblemente con su tío Pastuzo (voz de Michael Gambon) y la tía Lucy (voz de Imelda Staunton) en una selva peruana; todo va bien hasta que a causa de un terremoto inesperado es llevado por Lucy a un barco para que viaje a Londres y pueda aspirar a un futuro mejor. La razón de haber elegido tal destino se debe a que años atrás sus tíos conocieron a un famoso explorador británico (Tim Downie) que visitó el lugar y al partir de allí les prometió que el día que decidieran viajar a Inglaterra serían objeto de una cálida recepción. Después de haber viajado como polizonte, el joven turista arriba a Londres para hallarse finalmente en la estación ferroviaria de Paddington completamente solo y sin rumbo fijo hasta que sale al encuentro de la familia Brown. Con su capacidad para hablar y dominando el idioma inglés, el viajero se gana rápidamente la simpatía de la mamá (Sally Hawkins) y de los dos niños (Madeleine Harris, Samuel Joslin), aunque el papá (Hugh Bonneville) no logra al principio compadecerse por él. Finalmente los Brown le ofrecen albergue en su hogar y a partir de ese momento la rutina familiar se ve alterada con los involuntarios e inevitables tropiezos que causa el encantador huésped. Para crear un poco de tensión y clima dramático al relato, no falta la presencia de una astuta y despiadada taquidermista (Nicole Kidman) que quiere capturarlo para que forme parte de su colección en el Museo de Historia Natural de Londres; naturalmente, como es de esperar la sangre no llega al río.
Dirigido con estilo clásico y gran fineza, esta fantasía adquiere un tono mágico atrayente brindando metafóricamente algunas moralejas aleccionadoras, como el proceso de adaptación que atraviesa el animal al tener que desarraigarse del medio cultural al que perteneció frente a otro modo de vida, como así también la solidaridad y tolerancia que encuentra en Londres donde de huérfano desamparado logra obtener un cálido y cariñoso nuevo hogar.
Conclusión: Con logrados diseños de producción, un elenco homogéneo satisfactorio, un humor que a veces raya en lo absurdo (en el buen sentido del término), su cuota de humanidad más la simpatía que irradia el querido personaje, el film gana fácilmente el corazón del espectador.
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