HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Reconocido como uno de los más importantes realizadores del cine canadiense y aclamado en el país e internacionalmente después del gran suceso artístico de Mommy, Xavier Dolan se ubica esta vez únicamente como actor en Elephant Song, un film basado en la pieza de teatro de Nicolas Billon y adaptado al cine por su autor.
Aunque el director Charles Binamé no ha podido evitar la estructura teatral que anima a este drama psicológico, ese factor no disminuye la intriga que sustenta a este interesante relato que se introduce en la compleja mente de un problemático paciente. La acción transcurre en un hospital psiquiátrico de Canadá donde el doctor Green (Bruce Greenwood), director del establecimiento, se encuentra preocupado por la misteriosa desaparición del doctor Lawrence (Colm Feore), uno de sus principales psiquiatras. Como Michael (Dolan) ha sido el último de los pacientes internados que estuvo con Lawrence y podría tener alguna información que permitiese echar cierta luz sobre el extraño suceso, Green decide interrogarlo en el despacho del psiquiatra. A todo ello, la enfermera Peterson (Catherine Keener) que ha seguido de cerca a Michael, advierte a Green que está tratando con un enfermo bastante perturbado y que por ese motivo debería mantenerse alerta sobre lo que pueda informarle.
Si bien el relato concentra la atención sobre la relación de fuerzas que se desarrolla entre Green y Michael, donde a través de un juego de gato y ratón la excepcional inteligencia del paciente va dominando mentalmente a su interlocutor, hay varias razones que contribuyen a realzar el interés del mismo. Más allá del misterio sobre el paradero del psiquiatra ausente, interesa el modo en que los personajes se van vinculando y los aspectos relevantes que influyen en el comportamiento de los mismos. Lo más importante es que a medida que la trama se densifica y va revelando nuevos y sutiles detalles, el espectador se ve obligado a cambiar de actitud frente a las vueltas de giro del relato que lo tornan más cautivante.
Tratándose fundamentalmente de una pieza de cámara que se desarrolla en un espacio limitado, el desempeño de los actores tiene especial importancia; en tal sentido, Binamé logra un resultado altamente satisfactorio por parte de su elenco donde sus protagonistas se sumergen plenamente en la psicología de sus personajes. Dolan transmite sólidamente el drama de un joven con un pasado triste motivado por una carencia de amor maternal y la ausencia de un padre al que solo llegó a conocer en una única ocasión. No menos destacable es la caracterización que logra Greenwood como un individuo que no ha podido cicatrizar el dolor de un pasado trágico, así como Keener es ampliamente convincente en un personaje que también sobrelleva la carga emocional del cruel incidente que afecta a Green.
Conclusión: Un atrayente relato psicológico realzado por la dinámica relación que anima a sus personajes
GETT, THE TRIAL OF VIVIANE AMSALEM. Francia-Israel-Alemania, 2014. Un film escrito y dirigido por Ronit y Shlomi Elkabetz
Guett es la palabra hebrea que denota al documento oficial israelí de divorcio que el marido concede a su mujer. En Israel, donde no existe casamiento civil sino exclusivamente religioso, se asiste a un anacronismo propio de las oscuras épocas del medioevo donde el esposo es dueño y señor para decidir si otorga o no la separación solicitada por su esposa; atendiendo a esa situación existente los hermanos Ronit y Shlomi Elkabetz han realizado un excelente film sobre la dominación masculina tomando como referencia a una mujer casada que ansiosamente desea obtener el guett.
El film rodado en blanco y negro transcurre casi totalmente en la sala judicial y en mínima parte en el recinto de espera exterior. En este caso la que solicita la separación es Viviane Amsalem (Ronit Elkabetz), una mujer que se casó con Elisha Amsalem (Simon Abkarian) en un matrimonio arreglado siguiendo ciertas tradiciones de judíos marroquíes. A través de 20 años de vida en común, y a pesar de la existencia de 4 hijos producto de la unión, Viviane se sintió asfixiada en la relación mantenida con su esposo al punto tal de que para salir del estado que la agobiaba por vivir con un hombre a quien no amaba resolvió mudarse a la casa de su hermano. Durante la unión conyugal, ella colaboró a la par que su marido en el mantenimiento del hogar tratando de comportarse como corresponde a una buena esposa.
En la primera escena se presencia a Viviane junto con Carmel (Menashe Noy), el abogado que la representa, y Shimon (Sasson Gabay), hermano mayor de Elisha que se encarga de su defensa. Frente a ellos se encuentra el tribunal rabínico de 3 personas presidido por el rabino Solomon (Eli Gornstei) encargado de dictaminar sobre el caso. Sin embargo, la ausencia de Elisha implica que la audiencia se deba cancelar para ser convocada en 3 meses más. Ese es el inicio de una situación que irá prolongándose durante 5 largos años en las que las pocas veces en que Elisha comparece a la audiencia es para negarse fríamente a consentir el divorcio solicitado y pedirle a su señora, a quien dice quererla, que regrese al hogar. A lo largo de las diferentes instancias judiciales que tienen lugar durante el período señalado comparecerán testigos por ambas partes donde los que abogan por Elisha destacan que es un hombre respetable, bien amado en la comunidad y sobre todo en la sinagoga local.
Es interesante apreciar cómo el tribunal no puede expedirse favorablemente al pedido de Viviane por cuanto no existen elementos objetivos para que las leyes religiosas judías justifiquen el divorcio, como lo sería en caso de que hubiese violencia física o malos tratos por parte de Elisha hacia su esposa.
Lo apasionante del film es el estupendo diálogo que ofrece el guión que, tal como fue concebido, muestra su inclinación hacia Vivianne en los argumentos que antepone su abogado; así, el motivo fundamental que aduce la demandante es que no siente amor por su marido y que volver al hogar implicaría seguir viviendo en el mismo clima opresivo de antaño. A medida que la frustración de Viviane va aumentando al sentirse impotente en su pedido, la tensión también va in crescendo frente a un tribunal que lo que más desea es que las partes se pongan de acuerdo sin tener que actuar en una decisión que siempre concluirá negativamente para la mujer al no estar dispuesto a modificar las normas imperantes.
Los hermanos Elkabetz han sabido mantener un ritmo ágil, creando un genuino suspenso sobre cómo concluirá el dilatado juicio. Sin revelar su final basta anticipar que los realizadores han rematado la historia con un desenlace no previsto que seguramente permitirá que el público lo discuta al final de la proyección.
Las excelentes actuaciones del elenco constituyen otro de los grandes logros de este film. La directora es una consumada intérprete y no resulta sorprendente que haya sido capaz de brindarle a su personaje todos los matices necesarios de una mujer humillada y sufrida que busca una libertad que le es negada por imperio de imposiciones legales perniciosas. A pesar de tener una participación menor, Abkarian también se destaca como el marido que por venganza es capaz de castigar a su cónyuge al impedirle que recobre su libertad. Noy se luce como el aferrado defensor de Vivianne, en tanto que el resto del reparto contribuye a brindar convicción a sus roles de apoyo.
A nivel de la realización, los hermanos Elkabetz han sabido disimular el escenario teatral en que transcurre la acción a través de certeros movimientos de cámara empleando frecuentemente primeros planos (close-ups) que permiten al espectador involucrarse con los personajes observando de cerca e intensamente las expresiones faciales y emociones internas de las partes en juego.
Conclusión: Un film vibrante que expone la injusta condición de la mujer en Israel cuando frente a un matrimonio fracasado debe depender de la voluntad de su marido a la hora de solicitar la disolución del vínculo conyugal.
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LA RITOURNELLE. Francia, 2014. Guión y Dirección: Marc Fitoussi. Distribución: Métropole/Mongrel (2015)
La vida de un matrimonio que se ocupa de criar ganado en la granja que posee en una zona rural de Normandía sirve para describir cómo una existencia rutinaria puede alterar el orden existente aunque sin llegar a mayores consecuencias. Aunque la historia propuesta por el realizador Marc Fitoussi pueda en principio resistir credibilidad, las convincentes actuaciones de un elenco encabezado por los veteranos Isabelle Huppert y Jean Pierre Darrousin respaldan a este agradable melodrama.
Brigitte (Huppert) y Xavier (Darrousin) conforman una pareja de mediana edad conviviendo armoniosamente, aunque cada uno de ellos responde a personalidades diferentes; mientras que ella es soñadora y siente que su vida se torna rutinaria después de que sus hijos han dejado el hogar, Xavier es más pragmático y realista encontrando satisfacción en la explotación de su ganado. Si bien no se percibe que haya una grieta matrimonial, queda claro que Brigitte requiere cierta brisa renovadora que pueda quebrar su vida poco excitante. Así, la llegada de Stan (Pio Marmai), un joven treintañero de París que pasa unos días en una granja vecina y la invita a una fiesta, la alienta a sentirse más joven; cuando él regresa a París, surge en Brigitte el deseo de volver a verlo y es así que utilizando como excusa la visita a un dermatólogo por un eczema que la afecta, le dice a su marido que viajará a la ciudad luz por dos días. La visita a la capital de Francia tendrá visos románticos para ella donde además de un breve flirteo con Stan, el azar hace que conozca a un pasajero danés (Michael Nyqvist) del hotel donde se aloja, cuya buena presencia y simpatía la inducirá a que se sienta atraída por él con consecuencias más allá de las que pudo haber previsto.
Además de ofrecer el contraste entre la vida rural de provincia con la que se vive en la cosmopolita París a través de pequeños detalles muy bien observados, esta historia permite analizar hasta qué punto la posibilidad de una casual infidelidad matrimonial puede curiosa y extrañamente reforzar la unidad de la pareja.
El valor del film reside fundamentalmente en la interpretación. En tal sentido Huppert excelentemente refleja en su rostro las vivencias emocionales de Brigitte al sentirse internamente más liberada y jovial, así como Darrousin logra que su personaje transmita los sentimientos conflictivos que le embargan al haber espiado los pasos de su mujer sin que ella lo supiera pero dispuesto a no efectuar reproche alguno porque en el fondo sabe que un sincero cariño los une para seguir adelante.
Fitoussi concibió una liviana comedia romántica que de haber sido más profunda habría logrado mayor trascendencia; con todo, queda como resultado un pequeño film que atrae por su calidez y simpatía.
El DVD es presentado en francés con subtítulos optativos en inglés.
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