HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Si hasta el presente Dan Fogelman era conocido como guionista, aquí se ubica por primera vez detrás de la cámara para abordar una historia sentimental, ciertamente edulcorada pero decididamente humana a pesar de los clisés y situaciones que ya se han visto en anteriores películas de este género.
El personaje central es Danny Collins (Al Pacino), un veterano cantante de rock septuagenario que habiendo conquistado el éxito cuando joven lo sigue manteniendo a pesar de su edad. Si bien en sus apariciones públicas demuestra con sus canciones y movimientos una arrolladora energía que transmite a una audiencia motivada a seguirlo, fuera de escena uno contempla a un hombre patético y solitario de rostro ajado; así, a pesar de disponer de dinero, fama, confort, cocaína y una bella baby doll cuarenta años más joven que él, eso no alcanza a brindarle felicidad.
El único sincero vínculo que mantiene Danny es con Frank, su amigo y manager (Christopher Plummer) quien a través de toda su carrera le dio pruebas de su afecto, honestidad y lealtad; precisamente, es él quien le ofrece como regalo de cumpleaños una sorpresiva nota que data de principios de la década del 70 y que en su momento no le había llegado. Se trata de una carta que John Lennon le había dirigido donde le indica que debe seguir sus convicciones de artista y ser sincero consigo mismo. Conmovido por lo que el inolvidable integrante de los Beatles le había transmitido, donde quizá de haberse impuesto de su contenido su carrera se habría desarrollado de modo diferente, Danny decide cancelar su última gira además de poner fin a sus actuaciones en público y tratar de comenzar una nueva vida.
De allí en más, el guión transita por senderos demasiado transitados. Así, en búsqueda de redención, decide trasladarse de Los Ángeles a New Jersey para visitar a Tom (Bobby Cannavale), un hijo adulto que jamás había conocido y que resultó producto de una aventura nocturna, así como a su agradable esposa (Jennifer Garner) y su hiperactiva hijita (Giselle Eisenberg); como era de esperar, un nada amigable Tom rechaza la presencia de un padre que jamás se interesó en él. Sin embargo, Danny no se da por vencido y persiste en lo suyo hasta lograr que el resentimiento, enojo y fastidio de su hijo comience a diluirse a través de gestos paternales que hasta ese entonces no se habían evidenciado. Fogelman no es reluctante para que su relato se vuelva más sentimental con la presencia de una grave enfermedad por parte de uno de sus personajes; a todo ello habrá que agregar el fino flirteo que se produce entre Danny y Mary (Annette Bening), la siempre sonriente gerenta del hotel donde se aloja, para que la historia se insinúe románticamente.
Ciertamente, habrá que vencer cierta resistencia de verosimilitud para aceptar lo que el relato propone; así, resulta difícil comprender que el efecto de una carta pueda producir el milagro de un padre ausente que además de acordarse de que tiene un hijo de más de treinta años, ese hecho pueda despertarle profundos sentimientos paternales que hasta ese momento no habían existido; además la familiaridad del tema sobre el hombre arrepentido que trata de cubrir los baches del pasado buscando su redención, bordea peligrosamente con el melodrama.
Ahora bien, esta historia se hace potable, entre otras razones, por el afecto que el director-guionista tiene hacia sus personajes y el alto nivel que obtiene del desempeño de su elenco. En el rol central cabe distinguir la extraordinaria interpretación de Pacino; es uno de los auténticos autores de raza, donde resulta altamente grato observar sus gestos, movimientos, tono de voz y su forma expresiva de hablar; Beijing convence con su enorme simpatía y la forma en que su personaje interacciona con Danny a través de sabrosos diálogos. Del resto del elenco, se distingue ampliamente Plummer dando una vez más muestras que aún en un papel menor es el gran actor de siempre; dentro de lo que el guión les demanda tanto Cannavale como Garner salen airosos del paso y finalmente la niña Eisenberg es todo un hallazgo por la forma natural en que se desempeña donde ciertamente su forma rápida de hablar y moverse parecería que se está en presencia de una verdadera criatura hiperactiva. Otro de los factores que contribuye a realzar al film es el logrado soundtrack con las canciones de John Lennon donde siempre es motivo de deleite escuchar la maravillosa música y letra de “Imagine”.
Conclusión: Un relato pequeño, sincero y amable, que a pesar de sus limitaciones llega al corazón del espectador sobre todo presenciando la actuación del extraordinario y carismático Pacino.
WHILE WE’RE YOUNG. Estados Unidos, 2014. Un film escrito y dirigido por Noah Baumbach
La aspiración de recuperar los años de juventud es uno de los aspectos considerados en Mientras Seamos Jóvenes, una comedia dramática de Noah Baumbach que centra su atención en un matrimonio de mediana edad y las consecuencias deparadas en su encuentro con otra pareja mucho más joven.
Ben Stiller y Naomi Watts animan al matrimonio integrado por Josh y Cornelia, de cuarenta y tantos años; viviendo en Nueva York de manera confortable, tratan de autoconvencerse de que son auténticamente felices aunque hay razones para suponer lo contrario. Así, Cornelia deseosa de tener hijos ya ha tenido varios abortos involuntarios y es consciente de que a su edad no podrá concebir nuevamente. Josh, por su parte, es un cineasta documentalista que después de haber hecho un film hace tiempo, ahora se siente bloqueado para concluir el proyecto en que está embarcado desde hace 10 años; a todo ello se agrega algunos problemas de salud vinculados con su artritis y capacidad visual. En consecuencia, la buena relación conyugal no puede ocultar una frustración existencial dado que a pesar de sentirse jóvenes, el paso inflexible del tiempo les impone una diferente realidad.
Sus vidas cobran un significativo impulso cuando en una clase de cine donde Josh enseña, él llega a conocer a Jamie (Adam Driver) y su esposa Darby (Amanda Seyfried), quienes son veinte años más jóvenes. Josh se siente halagado frente a la admiración que Jamie -un aspirante a cineasta que conoce bien poco de cine- le profesa. Es así, que al poco tiempo, frente a la energía contagiosa de la joven pareja Josh y Cornelia experimentan la sensación de haber retornado a sus años de juventud, lo que permite a Josh recuperar su autoestima.
El conflicto dramático se produce cuando Jamie comienza a apropiarse de las ideas de Josh y éste siente que ha sido usado y traicionado en la confianza que había depositado en la honestidad del joven matrimonio. Así, el realizador introduce un tópico de especial interés al demostrar lo que ocurre cuando los egos personales entran en juego y los aspectos del arte se entremezclan con la propiedad intelectual de su creador.
La propuesta de Baumbach no carece de originalidad dentro del marco de una cultura contemporánea donde quien supera los 40 años es pasible de ser considerado “viejo”. Sin embargo las intenciones del film superan a su resultado, en parte debido a que su narración errática impide que el relato resulte lo suficientemente envolvente así como su relativa ingeniosidad y gracia intermitente no alcanzan hacer eco en la medida necesaria. En consecuencia, la comedia se deja ver pero sin llegar a trascender.
Del competente elenco, sobresale Stiller transmitiendo la vulnerabilidad, frustración y neurosis emergentes de su personaje.
Conclusión: Sin ser un trabajo totalmente logrado, el film interesa por su tema contrastando a dos generaciones diferentes y aludiendo a la inexorabilidad del tiempo que no puede ser detenido.
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