HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Los estudios Disney que siempre se han interesado en difundir los valores de la naturaleza en filmes tan logrados como “The Living Desert” (1953) y más recientemente a través del ciclo iniciado en abril de 2008 con los documentales de Disney Nature, ofrecen ahora otro interesante exponente del género con Monkey Kingdom
Los realizadores Mark Linfield y Alastair Fothergil centran su atención en el mundo de los monos, enfocando a los que se encuentran hospedados en las antiguas ruinas de templos abandonados en Sri Lanka. Mediante la narración efectuada por Tina Fey en base a un guión preparado por Linfield, uno se impone de la estratificación social de estos inteligentes macacos en la jungla donde habitan; así, en la cima de los árboles -que proveen los frutos más sabrosos- se encuentran los sectores más privilegiados, en tanto que en la superficie terrestre residen los de condición social más humilde. Sin cuestionar de qué modo Linfield llegó a esta conclusión, lo trascendente del documental es haber captado la vida de estos animales tomando como referencia central a la mona Maya; ella vive con su compañero Kumar en el escalón inferior de la sociedad y su preocupación mayor es la crianza y educación del bebito Kip para que pueda aspirar a una vida mejor.
Cuando el clan familiar es despojado del hogar por una tribu rival, Maya y los suyos deben reubicarse en una aldea vecina y procurar la comida para poder subsistir, aunque haya que robarla a los humanos. Así se los ve irrumpir en una fiesta de cumpleaños infantil como también invadir los estantes de los mercados urbanos en una visita efectuada a la ciudad para aprovisionarse de alimentación.
El documental es didáctico a la vez que sumamente entretenido observando a los monos retozar, comer, intimar, dormir, alternar con otros animales diferentes a las de su especie y sobre todo apreciar la importancia que esta comunidad asigna a los valores familiares. Aunque la narración de Fey resulte demasiado abultada porque no es necesario especificar lo que se está viendo en pantalla, se trata de una observación menor que no llega a disminuir la eficacia del relato. Excelentemente filmado y enriquecido con la agradable música de Harry Gregson-Williams, el film tiene como principal destinatario a la población infantil aunque los adultos también saldrán satisfechos de esta grata aventura familiar.
Conclusión: Un reinado pintoresco habitado por simpáticos macacos
CLOUDS OF SILS MARIA. Francia-Suiza-Alemania-Estados Unidos-Bélgica, 2014. Un film escrito y dirigido por Oliver Assayas
El veterano realizador francés Oliver Assayas ofrece un subyugante drama psicológico abordando la vida de una exitosa artista en la plenitud de su carrera aunque no lo suficientemente joven como para aspirar a ciertos roles específicos.
El guión del realizador enfoca a Maria Enders (Juliette Binoche), una reconocida actriz de aproximadamente 40 años de edad que al comenzar el relato se impone de la muerte de Wilhelm Melchior, un dramaturgo con quien ella mantuvo una afinidad especial de trabajo y a quien considera su mentor. Junto con su asistente Valentine (Kristen Stewart) viaja a los funerales que tienen lugar en Sils-Maria, una localidad ubicada en los Alpes suizos. Es allí donde surge la idea de reponer en Londres “Maloja Snake” una obra del desaparecido autor, donde veinte años atrás Maria logró un gran éxito interpretando a Sigrid, una ambiciosa joven que mantiene una relación lesbiana con Helen, una mujer madura que la dobla en edad, induciéndola al suicidio.
María desearía seguir interpretando el mismo rol de antaño pero por su edad ahora debe aceptar el papel de Helena, en tanto que Sigrid será interpretada por Jo-Ann (Chloe Grace Moretz), una chica de 20 años que está comenzando su carrera en Hollywood.
La segunda parte del film transcurre en la mansión de Melchior donde Maria y Valentina releen la obra adoptando los personajes respectivos de Helen y Sigrid. Es allí donde el relato adquiere intensidad dramática frente al juego de espejos que se va produciendo en la medida que durante los ensayos los personajes de ficción se van confundiendo con quienes les dan vida. De este modo, confrontando el pasado con el presente y la ficción con la realidad el film aborda el pasaje del tiempo, la juventud, la edad y la mortalidad, entre otros tópicos de interés.
Decididamente de naturaleza intelectual pero sin caer en el elitismo, el film es complejo admitiendo varias lecturas que permiten reflexionar sobre la manera en que el proceso creativo llega a manifestarse; al propio tiempo demuestra cómo el arte y la vida interactúan cuando en determinadas ocasiones es difícil deslindar al actor como ser humano del rol que representa en escena.
El film se destaca por la estupenda dirección de Assayas y por su brillante elenco; en tal sentido, Binoche ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera, en tanto que Stewart se destaca en la sólida caracterización lograda del personaje que anima y la joven Moretz demuestra que es capaz de asumir roles de envergadura como el presente.
En los factores técnicos de producción cabe distinguir la fotografía de Yorick Le Saux, que al captar con toda intensidad el amplio paisaje alpino con la concentración de sus nubes bajas contribuye a crear una atmósfera especial que se asocia pertinentemente a la trama del film.
Conclusión: Una obra intelectual y estimulante que merece su visión
THE YOUNG AND PRODIGIOUS T.S. SPIVET. Francia-Australia-Canadá, 2013. Un film de Jean-Pierre Jeunet
Tratando de repetir el encanto que logró con su recordado film Amélie (2001), el realizador Jean-Pierre Jeunet considera la singular experiencia de un genio de 10 años de edad. En base a la novela juvenil de Reif Larsen “El Extraordinario viaje de T.S. Spivet”, el relato ofrece algunos momentos bien logrados aunque la curiosa fábula que se observa no llega a impactar como debiera.
El personaje en cuestión es el niño T.S. Pivet (Kyle Catlett), que vive en una granja rural de Montana rodeado de su padre ranchero con mentalidad de cowboy (Callum Keith Rennie), su madre entomóloga (Helena Bonham Carter) y una hermana mayor (Niamh Wilson) obsesionada por los concursos de belleza. A todo ello habrá que considerar la figura ausente de un hermano (Jakov Davies) que murió hace poco tiempo en un accidente de rifle del cual T.S. se siente responsable y en donde la familia aún no se ha repuesto de esa desgracia.
Tal como su título lo anticipa, el protagonista es un niño prodigio que ha sido agraciado con un gran talento científico que quedó plasmado con su invención de una máquina de movimiento perpetuo, solucionando de este modo uno de los grandes misterios que acució a la ciencia. Cuando el prestigioso Instituto Smithsonian de Washington D.C. se entera del importante descubrimiento, le otorga a T.S. el prestigioso premio Baird; con tal propósito, e ignorando de que el inventor es un niño en lugar de una persona adulta, una de las funcionarias del Instituto (Judi Davis) lo contacta telefónicamente para invitarlo a que se traslade a la sede para recoger la valiosa distinción y pronunciar el pertinente discurso de aceptación.
Como consecuencia de lo que precede, T.S. decide emprender el largo viaje hasta la capital de Estados Unidos sin que su familia lo sepa en forma directa sino a través de una carta dejada, donde les dice que no se inquieten por él ya que decidió partir por algún tiempo para trabajar lejos del hogar.
Entre los factores favorables del film se encuentra la buena pintura de los excéntricos padres, que en parte se asemejan a algunos de los personajes que abundan en los filmes de Wes Anderson. Así también durante el transcurso del viaje hacia Washington, el relato es matizado con la presencia de ciertos singulares personajes, como es el caso de un guardia de seguridad (Michel Perron) quien al registrar el tren de carga utilizado por nuestro héroe descubre que viaja como polizonte. Asimismo cabe destacar que Jeunet ha empleado fructíferamente la filmación en 3D donde los efectos de la tercera dimensión contribuyen a resaltar la imaginación del niño.
Pero hay cierta insatisfacción en este relato anticonvencional. Así, entremezclando comedia con sátira, además de cierta nota dramática, la narración es demasiado episódica en su intento de ofrecer un panorama de la cultura americana; a ello se agrega el hecho de que el relato carece de envergadura emocional y no alcanza a crear la atmósfera de realismo mágico que se propuso. Lo que realmente destaca a este film es su virtuosismo visual, en gran parte debido a la excelente fotografía de Thomas Hardmeier.
Conclusión: Una fábula interesante pero parcialmente satisfactoria
THE LONGEST RIDE. Estados Unidos, 2015. Un film de George Tillman, Jr.
Quien se apreste a ver un film basado en una novela de Nicholas Sparks sabe muy bien a qué atenerse. Nadie aguarda algo profundo ni relevante en sus sensibleras historias románticas; sin embargo, su aceptación depende del nivel de eficiencia en que están relatadas. En este caso The Longest Ride no repite la insufrible pobreza de The Best of Me (2014), pero su trama banal solo podrá satisfacer a un público juvenil femenino no muy exigente.
Como en muchas de sus historias, lo que Spark ofrece aquí es un doble relato adaptado por Craig Bolotin. Transcurriendo la acción en North Carolina, vemos florecer un romance entre Sophia (Britt Robertson), una universitaria que tiene previsto realizar una pasantía en Nueva York mediante un trabajo en una importante galería artística, y Luke (Scott Eastwood, hijo de Clint), un apuesto muchacho que sin formación intelectual alguna es un exitoso jinete de rodeos montando toros salvajes. Cuando de regreso de la primera salida romántica divisan un auto accidentado donde en el mismo se encuentra debajo de las ruedas un anciano en estado lastimoso llamado Ira (Alan Alda), después de haberlo salvado y conducido a un hospital local, comienza una historia que se vincula con el pasado de este individuo; así, a través de una caja con cartas que Ira había escrito a su amada esposa Ruth en 1940, la lectura de las mismas por parte de Sophia al anciano hospitalizado, permite que la acción se retrotraiga a 1940 en los comienzos de la Segunda Guerra. Eso origina la otra historia romántica donde el público se impone del gran amor de juventud entre Ira (Jack Huston) y Ruth (Oona Chaplin, nieta del inmortal Charles).
La narración se desarrolla entre el presente y pasado en forma alternada donde simultáneamente se asisten a los conflictos emocionales que ambas parejas atraviesan. Así en el caso de Ira, el drama se presenta cuando al ser herido en la guerra queda imposibilitado para concebir hijos frente a la apasionada vocación maternal de Ruth que deseaba una gran familia; con todo, el gran amor superará dicha dificultad donde la pareja encuentra sosiego coleccionando obras artísticas. En lo que concierne a Luke y Sophia, los escollos se producen por la diferencia intelectual que los separa y porque el jinete persiste en seguir en su actividad deportiva a pesar de haber sufrido un accidente en uno de sus rodeos que pone en riesgo su vida. Ambas historias se vincularán al demostrar cómo el amor vivido por Ira con su mujer servirá de inspiración para que Sophia y Luke superen las diferencias existentes y con la mutua buena voluntad y sacrificio de ambas partes lograrán superar todas las dificultades.
Conclusión: George Tillman, Jr. hizo lo que pudo con el material disponible tratando de mantener un ritmo fluido para que el film resulte medianamente aceptable. La objeción mayor que se puede adjudicar a este “cuento de hadas” es la ausencia completa de innovación para eludir los abundantes clisés que lo invaden.
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