HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Esta tenue comedia de Jacob Tierney tiene como propósito mostrar cómo la presión de grupo puede afectar la vida de una persona, utilizando como premisa la del falso embarazo.
La guionista Sonja Bennett anima a Ruth, una muchacha inmadura de 35 años y de adolescencia tardía con inclinación a la bebida y al tabaco, que vive con su padre (James Caan) y trabaja como cajera en un pequeño mercado. Aunque tiene un grupo de amigas de su edad, se siente marginada porque no posee nada en común para compartir dado que ellas mantienen un estilo de vida diferente al estar casadas criando hijos o bien esperando familia.
Todo cambia para Ruth cuando a partir de una serie de incidentes involuntarios y para igualarse a sus amistades, hace creer a los que la rodean que se encuentra embarazada. Esa situación tiene sus efectos positivos; por una parte, su padre después de reponerse de un ataque cardíaco sufrido siente la dicha de ser abuelo; además, la “buena” noticia contribuye a que sea aceptada con alegría por sus tres amigas, como así también debido a una falta cometida en su trabajo evita que sea despedida en estado de gravidez por Danny (Paul Campbell), su patrón. El único que conoce la verdad es Pedro (Danny Trejo), un compañero de trabajo de Ruth, cuya mujer le fabrica una panza artificial para que pueda continuar con su falso estado de gestación a medida que el tiempo va avanzando. ¿Pero, hasta dónde puede mantenerse la farsa sin que haya mayores consecuencias? Atreverse a decir la verdad podría significar un disgusto muy grande para su padre cardíaco y además causaría una gran desilusión a Danny quien sintiéndose atraído por ella está dispuesto a asumir la paternidad del futuro bebé.
Lo que antecede origina algunas instancias de franca gracia pero llegado a un límite el relato comienza a experimentar una suerte de anemia porque, tal como está narrado, resulta prácticamente imposible admitir que quienes tratan a Ruth no se den cuenta de su impostura. De ese modo, la consistencia de la premisa inicial comienza a hacer agua y aún cuando uno se ría de las situaciones ridículas, los momentos rebuscados se extienden más allá de lo necesario dando paso a una comedia cuya ingenuidad la torna más apropiada para la pantalla chica.
En esencia, Jacob Tierney ofrece un film sano, sin otra pretensión que la de entretener, logrando en gran parte su objetivo; con todo, no habría molestado si su duración se hubiera reducido en unos 25 minutos para tornarlo menos redundante y más dinámico. Sonja Bennett, sin deslumbrar como guionista, demuestra que es una buena comediante capaz de abordar proyectos futuros de mayor envergadura.
LA FRENCH / THE CONNECTION. Francia-Bélgica, 2014. Un film de Cédric Jimenez
Aunque no haya sido su propósito, este film podría ser una nueva secuela de The French Connection (1971), el excelente drama policial de William Friedkin donde dos detectives de la división de narcotráficos neoyorkina al sospechar la llegada de un importante cargamento de heroína proveniente de Marsella toman cartas en el asunto. En todo caso La French a pesar de su lujoso envoltorio nutrido de muy buenos elementos de producción está lejos de alcanzar el suspenso y la solidez narrativa de su antecesor que fue premiado con varios Oscar incluyendo al de mejor film del año.
En esta historia basada en el guión del realizador y Audrey Diwan se asiste a la tarea desplegada por el juez Pierre Michel (Jean Dujardin) para desbaratar las operaciones de una poderosa organización mafiosa que controla el tráfico de heroína a través del mundo desde Marsella El líder de la peligrosa banda es Gaétan Zampa (Gilles Lellouche), un implacable padrino que prácticamente resulta intocable e inmune a todos los crímenes cometidos por él y su equipo; así parecería que prevalece una ley silenciosa que protege a esta banda para que pueda seguir gozando de los suculentos beneficios obtenidos por la explotación de la heroína.
A medida que el magistrado se va internando en el submundo criminal para tratar de desenmascarar las operaciones de Zampa y compañía, se encuentra con obstáculos muy difíciles de superar porque en lugar de obtener la cooperación de la brigada policial descubre que la misma esta vinculada con la organización.
No obstante que lo expuesto está basado en hechos que realmente ocurrieron y que en 1981 le costó la vida al íntegro magistrado, la película a pesar de estar bien filmada no ofrece la tensión necesaria que cabría esperar de un relato policial. A ello se agrega que el tema, mucho mejor abordado en el film de Friedkin, no justificaba una nueva incursión donde con excepción de su desenlace dramático no agrega nada nuevo a lo ya conocido sobre el tráfico mundial de heroína y la corrupción policial existente.
Curiosamente, los momentos en que el relato ofrece cierta emoción son los que el juez comparte en la intimidad del hogar con su amante esposa (Céline Sallette) e hijos. Sin embargo, su férrea voluntad férrea para exterminar la cancerosa organización lo aliena de tal manera que, muy a su pesar, pone a prueba la estabilidad familiar. En cuanto a nivel de interpretación sobresalen las de Dujardin, como el incorruptible juez que desea a toda costa sanear la ciudad, y la de Lellouche demostrando total autoridad como el artífice de la nefasta organización.
Técnicamente, cabe destacar el eficiente montaje de Sophie Reine como así también la notable fotografía de Laurent Tangy reproduciendo muy bien la época de los años 70 en que se desarrolla la acción.
THE WATER DIVINER. Australia, 2014. Un film de Russell Crowe
El actor Russell Crowe se ubica por primera vez detrás de las cámaras para narrar una épica aventura que teniendo como telón de fondo el conflicto bélico de Gallípoli en Turquía, el eje del relato se centra en sus dramáticas consecuencias.
La película, donde también Crowe es el protagonista, tiene como prólogo escenas reflejando el final de la guerra donde las tropas aliadas integradas por las fuerzas británicas, francesas, australianas y neozelandesas que habían desembarcado en la península de Gallípoli en 1915 para emprender la batalla contra los otomanos, comienzan a emprender una humillante retirada frente al triunfo del ejército turco. Inmediatamente la acción se desplaza cuatro años después donde en una zona rural de Mallee, al noroeste de Victoria en Australia, viven el granjero Joshua Connor (Russell Crowe) y su señora (Jacqueline McKenzie) quienes no se han repuesto de la gran pena causada por la ausencia de sus tres hijos que habiendo participado en Gallípoli, después del largo tiempo transcurrido, se los supone muertos al no haber regresado al hogar. El prolongado dolor conduce a que su esposa finalmente se suicide no antes de haber pedido a Joshua que trate de ubicar los despojos de los muchachos desaparecidos.
La gran tragedia motiva a que el acongojado viudo emprenda el largo viaje a Turquía para cumplir su promesa. Una vez llegado a Constantinopla, dada su condición de australiano, en el hotel en que se habrá de hospedar es recibido con marcada frialdad por Ayshe (Olga Kurylenko), una bella viuda que regentea el establecimiento y vive con su pequeño hijo (Dylan Georgiades).
Para tratar de llegar a las ruinas de Gallípoli, donde gracias a sus especiales dotes psíquicas espera localizar el sitio preciso donde están enterrados los cadáveres de sus hijos, tropieza con los escollos de la burocracia militar que le impide arribar a destino; sin embargo, el gran obstáculo será obviado con la ayuda recibida por Hasan (Yilmaz Erdogan), un noble mayor turco y su asistente Jemal (Cem Yilmaz); ese gesto amigable muestra cómo frente a circunstancias dolorosas, la solidaridad se impone dejando de lado las enemistades de quienes participaron bélicamente en bandos opuestos.
El relato no está exento de algunas objeciones. Así, el carácter que reviste la relación de Joshua con Ayshe, que gradualmente evoluciona hacia una comunicación mucho más amistosa, recurre a clisés que debilitan la narración. También es necesario señalar que las escenas en los campos de batallas revividas en la mente de Joshua, si bien en un comienzo resultan efectivas, su continuada repetición recordando los horrores de la guerra, agregan notas violentas que pudieron haberse evitado sin menoscabar el espíritu de esta historia.
A su favor, el film resulta atractivo por varias razones. En primer lugar, merecen destacarse tanto la excelente fotografía de Andrew Lesnie captando, entre otras imágenes, la bella e imponente Mezquita Azul de Estambul; igualmente, los diseños de producción de Christopher Kennedy reproducen cabalmente los lugares donde transcurre el relato. Asimismo queda bien ilustrado el clima político que en ese momento vive la región, con la desintegración del Imperio Otomano y el surgimiento de movimientos democráticos nacionalistas de turcos que se mantienen alertos frente al avance de las amenazantes fuerzas griegas. A ello debe agregarse la buena ilustración sobre algunos aspectos de la cultura turca de ese entonces.
Como primera obra en su carácter de realizador, el film impresiona favorablemente por el esmero volcado en el mismo y por el calificado elenco que lo anima, comenzando por Crowe mismo donde su personaje transmite la angustia emocional de un padre dispuesto a realizar lo imposible por identificar los restos de sus hijos desaparecidos en acción o bien saber qué es lo que sucedió con ellos. El emotivo final además de remarcar el valor de una verdadera amistad destaca el amor que nutre los indisolubles lazos de familia.
Conclusión: Russell Crowe brinda un respetable relato reviviendo las consecuencias de la guerra de Gallípoli.
CLOUDS OF SILS MARIA. Francia-Suiza-Alemania-Estados Unidos-Bélgica, 2014. Un film escrito y dirigido por Oliver Assayas
El veterano realizador francés Oliver Assayas ofrece un subyugante drama psicológico abordando la vida de una exitosa artista en la plenitud de su carrera aunque no lo suficientemente joven como para aspirar a ciertos roles específicos.
El guión del realizador enfoca a Maria Enders (Juliette Binoche), una reconocida actriz de aproximadamente 40 años de edad que al comenzar el relato se impone de la muerte de Wilhelm Melchior, un dramaturgo con quien ella mantuvo una afinidad especial de trabajo y a quien considera su mentor. Junto con su asistente Valentine (Kristen Stewart) viaja a los funerales que tienen lugar en Sils-Maria, una localidad ubicada en los Alpes suizos. Es allí donde surge la idea de reponer en Londres “Maloja Snake” una obra del desaparecido autor, donde veinte años atrás Maria logró un gran éxito interpretando a Sigrid, una ambiciosa joven que mantiene una relación lesbiana con Helen, una mujer madura que la dobla en edad, induciéndola al suicidio.
María desearía seguir interpretando el mismo rol de antaño pero por su edad ahora debe aceptar el papel de Helena, en tanto que Sigrid será interpretada por Jo-Ann (Chloe Grace Moretz), una chica de 20 años que está comenzando su carrera en Hollywood.
La segunda parte del film transcurre en la mansión de Melchior donde Maria y Valentina releen la obra adoptando los personajes respectivos de Helen y Sigrid. Es allí donde el relato adquiere intensidad dramática frente al juego de espejos que se va produciendo en la medida que durante los ensayos los personajes de ficción se van confundiendo con quienes les dan vida. De este modo, confrontando el pasado con el presente y la ficción con la realidad el film aborda el pasaje del tiempo, la juventud, la edad y la mortalidad, entre otros tópicos de interés.
Decididamente de naturaleza intelectual pero sin caer en el elitismo, el film es complejo admitiendo varias lecturas que permiten reflexionar sobre la manera en que el proceso creativo llega a manifestarse; al propio tiempo demuestra cómo el arte y la vida interactúan cuando en determinadas ocasiones es difícil deslindar al actor como ser humano del rol que representa en escena.
El film se destaca por la estupenda dirección de Assayas y por su brillante elenco; en tal sentido, Binoche ofrece una de las mejores interpretaciones de su carrera, en tanto que Stewart se destaca en la sólida caracterización lograda del personaje que anima y la joven Moretz demuestra que es capaz de asumir roles de envergadura como el presente.
En los factores técnicos de producción cabe distinguir la fotografía de Yorick Le Saux, que al captar con toda intensidad el amplio paisaje alpino con la concentración de sus nubes bajas contribuye a crear una atmósfera especial que se asocia pertinentemente a la trama del film.
Conclusión: Una obra intelectual y estimulante que merece su visión
NUESTRO MONTE LUNA. Canadá-Colombia, 2015. Un film escrito y dirigido por Pablo Álvarez
Dentro del marco de la vigésima segunda edición del Festival Hot Docs, una de las más importantes muestras canadienses dedicadas al género documental, el director Pablo Álvarez presenta Nuestro Monte Luna donde echa una mirada a la corrida de toros de Colombia centralizando su atención en la modesta población de Choachi, considerada por sus habitantes como la capital taurina del país.
Es de considerar que hace dos años, el alcalde de Bogotá había prohibido ese deporte por haber provocado la muerte de varios matadores; con todo, la decisión fue revertida judicialmente, a pesar de las protestas por parte de quienes se oponen al ejercicio de dicha actividad. Dentro de ese marco, Álvarez sigue los pasos de un grupo de niños y jóvenes adolescentes que tratan de encauzar sus inquietudes intentando aprender las gajes del oficio de torero siguiendo el adiestramiento o más bien los consejos de un ex matador, gran experto de la profesión.
Desde una óptica testimonial, Álvarez ha realizado un film que deja muchas preguntas sin responder. En primer lugar, no queda claro porqué precisamente esa suerte de escuela-aprendizaje constituye un santuario donde sus jóvenes alumnos encuentran en el mismo una vía de escape de los conflictos de clase que anidan en la sociedad colombiana. Menos aún, se llega a explicar cuáles son los factores que motivan a que la profesión de torero posibilite el ascenso social y reditúe muy bien económicamente, así como porqué razón siendo torero se es una persona mejor.
A pesar del objetivo que persigue el film, la forma de ser relatado carece de un foco preciso; fundamentalmente se asiste a viñetas mostrando rápidas vistas del pueblo de Choachi, una riña de gallos, altoparlantes invitando al público a asistir a la Plaza Morenita donde se realizan las corridas, así como a rápidas escenas de la Plaza de Toros Santa María de Bogotá.
Lo más destacable es la confrontación entre las manifestaciones de la gente que manifiesta su indignación por la práctica de un deporte que considera violento, salvaje e inhumano, y quienes lo defienden a rajatabla. Los diálogos del documental terminan siendo banales cómo cuando por ejemplo se justifica la existencia de este deporte señalando “¿Acaso la vida no es salvaje?”, “¿La vida no es una ironía total?”
El documental bien intencionado tratando de explicar las características de una cultura en transición es muy episódico y esquemático sin llegar a a indagar en la vida familiar de los muchachos de este relato, especialmente en lo que se refiere a la manera en que compatibilizan sus estudios escolares con sus actividades de aprendizaje taurino.
En resumen, el público asiste a un documental curioso que no sin mayor emoción no llega a trascender y que se alarga innecesariamente por lo que ofrece en sus 100 minutos de duración.
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