HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Cuando comenzó en 1976 el Festival of Festivals, que posteriormente fue rebautizado como el Toronto International Film Festival (TIFF), estaba lejos de sospechar que habría de convertirse en el segundo festival de cine más importante del mundo. Para celebrar este año su edición número 40, que se extiende desde el 10 hasta 20 de septiembre, se ha preparado una programación espectacular que despierta la atención del medio cinematográfico internacional además del público cinéfilo ávido de ver películas de diferentes rincones del mundo donde muchas de ellas participarán en la carrera del Oscar.
Tal como fue anunciado en su oportunidad, el film de apertura es Demolition (Estados Unidos) del director canadiense Jean-Marc Vallée, en tanto que la muestra se clausura con la proyección de Mr. Right (Estados Unidos) de Paco Cabezas con la actuación de Sam Rockwell, Anna Kendrick, Tim Roth y James Ransone en los roles protagónicos.
Durante el mencionado período se proyectarán 289 películas de largo metraje provenientes de 79 países de las cuales 132 lo son en carácter de primicia mundial; además la lista incluye 110 cortos. La importancia que el Festival atribuye al cine canadiense queda reflejada en la presentación de 39 largos y 24 cortometrajes.
El número de directores invitados alcanza a 320 y entre algunos de los nombres más conocidos figuran Jacques Audiard, Atom Egoyan, Stephen Frears, Cesc Gay, Amos Gitai, Patricio Guzmán, Tom Hooper, Alex de la Iglesia, Kirokazu Kore-eda, Claude Lelouch, Michael Moore, Nanni Moretti, Pablo Trapero, Arturo Ripstein, Paolo Sorrentino y Denis Villeneuve. Entre los 296 actores esperados en Toronto se encuentran Mathieu Amaric, Monica Bellucci, Daniel Bruhl, Sandra Bullock, Michael Caine, Toni Collette, Benicio del Toro, Jean Dujardin, Gael García Bernal, Greta Gerwig, Salma Hayek, Diana Kruger, Helen Mirren, Julianne Moore, Kim Novak, Christopher Plummer, Susan Sarandon, Naomi Watts y Kate Winslet.
A continuación se ofrece una breve reseña de algunos de los filmes que EL POPULAR ha tenido ocasión de ver, incluyendo ciertos títulos presentados en Cannes que fueron comentados en su oportunidad.
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Con An (Japón) la prestigiosa directora Naomi Kawase ofrece un liviano drama donde se entremezcla el cine culinario con ciertos comentarios sociales. Basado en una novela de Durian Sukegawa esta accesible historia de la realizadora se caracteriza por su sencillez y honestidad.
El relato presenta a Sentaro (Masatoshi Nagase) quien es dueño de un modesto local de panadería que prepara dorayakis –unos bizcochos de forma redonda rellenos de “an” (una pasta de poroto dulce). Cuando coloca un aviso buscando una persona que colabore en su cocina, se presenta Tokue (Kirin Kiki), una mujer de 76 años, quien es rechazada debido a su edad; sin embargo cuando la anciana persiste en su propósito haciéndole probar la muestra de “an” que preparó, Sentaro cambia rápidamente de opinión tomándola a su servicio; gracias a la receta secreta sobre la preparación de este condimento esencial, los negocios fructifican y gradualmente el dueño y su asistente van cimentando una cordial relación donde ambos van revelando sus intimidades. La nota dramática se produce cuando surgen rumores de que Tokue había sido leprosa; es en ese aspecto donde la consideración de ese mal como estigma social no contribuye a insertarse con comodidad en el planteo central del relato. A pesar de su naturaleza sentimental, el film sin producir grandes emociones se deja ver con simpatía, sobre todo por la actuación de la veterana Kirin Kiki quien infunde calidez en la composición de su personaje.
En Jack (Austria), la directora y guionista Elisabeth Scharang plantea una pregunta difícil de responder: ¿es posible para quien ha sido un asesino dejar de serlo o siempre seguirá siéndolo?; eso viene al caso al analizar la conducta de Jack Unterweger, un hombre convicto en 1974 por haber asesinado a una joven y que durante sus 15 años de prisión destinó su tiempo a la lectura como así también a escribir poesías; el film enfoca el período después de su liberación donde alcanza gran notoriedad como poeta, además de que su apuesta presencia lo convierte en material de foto para las revistas.
La caracterización que efectúa Johannes Krisch de este personaje es realmente muy buena. Aunque nunca arrepentido del crimen cometido, hay motivos que han influido en su perturbada personalidad, especialmente por una desoladora infancia en la que ha sido abandonado por su madre (Inge Maux). Con su creciente popularidad y la nueva personalidad adquirida como hombre redimido, Jack no deja de ofrecer ciertas dudas si acaso su cambio es real o aparente.
La tranquilidad se altera cuando una serie de prostitutas son asesinadas y Unterweger comienza a ser el sospechoso de estos crímenes, más por percepción que por otras razones. Cuando finalmente es acusado y condenado por los mismos, a pesar de que insiste en ser inocente, termina suicidándose en la cárcel en 1994. Lo paradójico del caso es que su muerte se produjo antes de que pudiese apelar al veredicto y según las leyes austríacas, técnicamente es considerado inocente a pesar de haber sido juzgado culpable. La realizadora ha logrado un impecable film psicológico donde su excelente narración permite que la duda sobre la personalidad de Unterweger subsista en todo el metraje, creando en consecuencia una intriga que aunque no resuelta satisface plenamente.
.Los vaivenes amorosos de una pareja donde la infidelidad se hace presente es uno de los temas que aborda el realizador Philippe Garrel en L’ Ombre des femmes (Francia). Pierre (Stanislas Merhar) y Manon (Clotilde Courau), conforman un matrimonio de recursos humildes dedicados a realizar documentales. Cuando él conoce a la joven Elizabeth (Lena Paugam) y la convierte en su amante, nada parece perturbar su vida conviviendo con dos mujeres donde su esposa ignora ignora el affaire extraconyugal; todo cambia cuando Pierre con gran sorpresa se entera que su devota y entrañable mujer –que siempre ha vivido como su sombra- también tiene un amante (Mounir Margoum).
En un guión del realizador escrito con la participación de Jean-Claude Carrière (el gran colaborador de importantes filmes de Luis Buñuel), este delicado relato destaca la igualdad de los géneros; así si ha sido tradicional que la infidelidad sea cometida por el hombre, también le asiste a la mujer semejantes derechos en la materia. En última instancia, el film -que nunca cobra un carácter dramático y cuenta con algunos momentos de franco humor- trata de demostrar con su final feliz que a pesar de los escapes sexuales del adulterio lo que prima es el sentimiento de sólido amor que une a un matrimonio. Más allá que esta premisa pueda aceptarse, este diáfano y placentero film está bien relatado, cuenta con un conciso guión en donde se destaca la naturalidad de sus diálogos y con convincentes actuaciones.
Dentro del panorama latinoamericano Magallanes (Perú-Argentina-Colombia-España) constituye uno de los filmes más importantes de este año. Con gran madurez el debutante realizador y guionista peruano Salvador del Solar, basándose en la novela La Pasajera de Alonso Cueto, explora los coletazos del reciente pasado histórico de su país cuando el ejército libraba una intensa lucha contra Sendero Luminoso en Ayacucho y otras regiones del país.
Aunque ciertos desatinos producidos pueden quedar borrados de la memoria de un individuo hay otros que subyacen quietamente hasta que un acontecimiento inusual los actualiza. Eso es lo que acontece con Harvey Magallanes (Damián Alcázar), un ex oficial del ejército que ahora es taxista; cuando un buen día recoge a Celina (Magaly Solier) como pasajera este hombre queda demudado al reconocer que ella era una adolescente de la población civil de Ayacucho que 25 años atrás había sido violada por su jefe, el coronel Rivero (Federico Luppi), como así también por él. El remordimiento de su conciencia por los actos cometidos motiva que Magallanes trate de suministrar ayuda financiera que la chica necesita para su salón de belleza, recurriendo a un audaz plan de extorsión chantajeando al hijo (Christian Meier) del ex coronel.
Entre los elementos importantes de esta valiosa producción se encuentran las excelentes interpretaciones del notable intérprete mexicano Alcázar y de la actriz peruana Solier. El actor ha profundizado y transmitido cabalmente el enorme peso interno de un personaje que busca una tardía redención sin lograrla. Por su parte, Solier brinda una caracterización irreprochable como la atormentada chica que no pudiendo borrar el daño emocional del pasado demuestra poseer una dignidad a toda prueba; así, la escena climática en que expresa en quechua su incontrolable dolor, es de antología. En los papeles de apoyo también se lucen Luppi, y Bruno Odar. Una muy buena dirección, notables diálogos y una eficiente fotografía de la ciudad de Lima -no precisamente turística- son otros de los valores agregados a este notable film. Salvador del Solar es otro nombre que se agrega a la lista de los promisorios directores del cine de América Latina donde sus futuros proyectos habrán de generar considerable expectativa.
El excelente realizador canadiense Denis Villeneuve retorna con Sicario (Estados Unidos), un film sólido donde se encara una vez más la lucha emprendida contra el narcotráfico. El guión de Taylor Sheridan dramatiza los esfuerzos de una operación de los servicios secretos de Estados Unidos para combatir a poderosos carteles. Emily Blunt anima con convicción a Kate, una agente idealista del FBI quien acepta la propuesta de la DEA (Drug Enforcement Administration) y de la CIA para ayudar a un grupo de intervención de élite a cargo de un agente gubernamental (Josh Brolin) en la lucha contra poderosos carteles que se anidan en las ciudades fronterizas de Estados Unidos y México. Allí se encontrará con un universo de terror y violencia donde los asesinatos constituyen parte de una actividad que se desenvuelve cotidianamente. La presencia de Alejandro (Benicio del Toro), un enigmático personaje colombiano que se une al equipo a través de actividades clandestinas, obligan a que Kate ponga a prueba sus convicciones a fin de poder sobrevivir.
En un relato de gran tensión Villeneuve brinda una crónica que aunque real resulta triste, amarga y muy difícil de digerir en el marco de un universo de exterminio donde seres inocentes que sin tener vinculación alguna con los verdaderos criminales de los poderosos carteles mexicanos pagan inocentemente con sus vidas. Con un excelente estilo visual, el director sabe cómo imprimir fluidez a este thriller. Las actuaciones contribuyen a reforzar los valores del film, destacando sobre todo la participación de del Toro cuya sola presencia y sin sobreactuación alguna brinda a su personaje todo el carácter de un sicario frío e implacable.
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Deephan (Francia), la película que ganó este año la Palma de Oro en el Festival de Cannes, reúne suficientes méritos para haber merecida tan importante distinción. El realizador Jacques Audiard ofrece un film de considerable potencia abordando el tema de la inmigración y de las dificultades de adaptación a un nuevo país y diferente medio de vida.
El personaje central es Deephan (Antonythasan Jesuthasan), un guerrillero tamil de Sri Lanka, quien cansado de la miseria y violencia de la guerra civil que acosa a su pueblo decide emigrar a Francia en calidad de refugiado político; para poder hacerlo alega que tiene familia, contando para ello con la colaboración de Yalini (Kalieaswari Srinivasan) que se hace pasar por su esposa, y de una niña de 9 años (Claudine Vinasithamby) que supuestamente es su hija. Alojados en un departamento de un monobloque ubicado en las afueras de un sector marginal cercano a París, el trío que llega a convivir como si se tratara de un verdadero grupo familiar, comienza a sufrir los embates violentos de bandas de narcotraficantes donde la tranquilidad a la que Deephan aspiraba deja de ser tal, obligándolo a recurrir a las tácticas violentas utilizadas en Sri Lanka. En resumen, el público asiste a un relato doloroso mostrando el lado oscuro de la inmigración relatado con lacerante veracidad.
En The Lobster (Grecia-Irlanda-Gran Bretaña-Holanda-Francia), el director griego Yorgos Lanthimos imaginó una historia absurdamente original que tiene un punto de partida altamente promisorio. En un mundo futurista no se admite la soledad individual y por lo tanto quienes aquellas personas adultas que no tengan pareja están obligados a recluirse en un hotel donde con procedimientos surrealistas las autoridades del establecimiento tratarán de procurarles el alma gemela con quien convivir. David (Colin Farrell), un reciente divorciado, es uno de los que ingresan al establecimiento donde se le informa que en un plazo máximo de 45 días deberá encontrar la mujer con quien cohabitará porque de no lograrlo será convertido en animal; en el eventual caso que eso llegara a suceder, David manifiesta que desearía transformarse en langosta porque le apasiona el mar. Tanto los diálogos como varias situaciones jocosas confieren a este film antisentimental un aire fresco y renovador; sin embargo, al promediar el metraje, la historia se vuelve repetitiva y es así que el encanto inicial se desvanece un poco.
El director Grímur Hákonarson narra en Rams (Islandia-Dinamarca-Noruega-Polonia) una emotiva historia sobre dos hermanos islandeses solteros, Gummi (Sigurdur Sigurjonsson) y Kiddi (Theodor Juliuson), que residen en una zona rural de Islandia y que han estado distanciados sin haberse hablado durante 40 años. Cada uno de ellos ama profundamente a su ganado de modo tal que cuando se llega a detectar una enfermedad peligrosa de los animales que obliga a que sean sacrificados, ese dramático incidente motivará a que los hermanos dejen de lado sus diferencias. Aunque la trama resulte pequeña, el film se valoriza por las buenas actuaciones, por una lograda fotografía que se asocia al clima melancólico que emerge del relato así como por la ilustración de la dura vida que se afronta en áreas remotas y aisladas de este país insular.
El Abrazo de la Serpiente confirma la solidez que ha adquirido el cine colombiano en los últimos años. El director Ciro Guerra narra las aventuras vividas por dos diferentes científicos occidentales; ellos son Theodor Koch-Grunberg y Richard Evans, quienes a principios del siglo pasado separadamente viajan al Amazonas en la búsqueda de una planta con propiedades curativas. El primero en hacerlo es el explorador Koch-Grunberg quien cuenta con el apoyo brindado por el chamán Karamakate; 40 años después la travesía es emprendida por Evans quien contando con la asistencia del mismo chamán trata de completar la investigación de su antecesor. Este relato antropológico refleja la dificultad de poder comprender los poderes de la naturaleza en un mundo caótico y revuelto; al propio tiempo, haciendo una referencia implícita a los negativos efectos del colonialismo, entre un clima realista y mágico el film permite que el cinéfilo exigente contemple un film a todas luces fascinante.
Una vez más el excelente director japonés Hirokazu Kore-da expresa humanidad y ternura en Our Little Sister (Japón). Describiendo el entramado que existe en las relaciones familiares, utiliza la muerte de un familiar para enfocar la relación existente entre 3 hermanas adultas y una hermanastra.
En Kamakura, una ciudad de playa ubicada no muy lejos de Tokio, viven Sachi (Ayase Haruka), Yoshino (Nagasawa Masami) y Chika (Kaho). La relación fraternal existente es muy sólida a pesar de que a veces pueden producirse ciertas escaramuzas, muy naturales entre hermanas. Es Sachi quien en la práctica actúa como una especie de madre protectora de sus otras dos hermanas menores desde el momento en que la progenitora se mudó y la abuela murió. Cuando reciben la noticia del fallecimiento del padre que hizo abandono del hogar hace mucho tiempo, al acudir a los funerales se encuentran con Suzu (Hirose Suzu), la hermanastra adolescente que hasta ese momento no habían conocido.
El relato, cuyo guión pertenece al realizador, se desenvuelve calmadamente ilustrando a través de una sucesión de viñetas el modo en que Suzu es aceptada como un nuevo integrante de la familia y la forma en que estos personajes perciben las facetas de la vida y la muerte en el contexto de los lazos que las unen. Sin alcanzar la dimensión dramática de Like Father, Like Son (2013), penúltimo trabajo del realizador, el espectador asiste a un retrato íntimo, cálido y pleno de emociones encubiertas, donde trascienden los valores de la familia.
Mia Madre (Italia) de Nanni Moretti es una película que se destaca por su calidez humana, narrando las vicisitudes de Margherita (Margherita Buy), una directora de cine que atraviesa un momento crítico de su vida frente al dolor de contemplar el sufrimiento de su madre moribunda (Giulia Lazzarini). El destino inexorable de la próxima muerte de su progenitora permite a Moretti ofrecer un relato conmovedor donde volcó aspectos de su vivencia personal cuando enfrentó la muerte de su propia progenitora durante la etapa de post producción de Habemus papam (2011).
Profesionalmente, la directora de esta ficción debe lidiar con las actitudes lunáticas e inseguras del actor americano (John Turturro) que protagoniza la película que está filmando. Para atenuar sus efectos melodramáticos, Moretti apela a la gracia y simpatía de Turturro quien ofrece algunas de las situaciones más risueñas del relato.
En esencia, éste es un film que exponiendo a una directora en crisis, permite el amplio lucimiento de la inteligente actriz Margherita Buy, quien transmite sensibilidad y calidad humana a su personaje que es el alter ego de Moretti.
Para adecuarse al idioma de sus protagonistas, el conocido director italiano Paolo Sorrentino filmó Youth (Italia) en inglés. Más allá de la lengua, lo que interesa es la historia de dos viejos camaradas donde el tema de la ancianidad subyace a lo largo del relato. Uno de los dos amigos es Fred (Michael Caine), un director musical retirado, y el otro es Mick (Harvey Keitel), un cineasta aún activo; ambos suelen reunirse anualmente durante la época estival en un hotel ubicado en una región alpina de Suiza para compartir gratos momentos con la presencia de un buen número de celebridades. La estadía anual se ve perturbada por la insistencia de un emisario de la Reina Isabel que desea que Fred dirija un concierto en Londres en base a ciertas canciones, donde el músico se niega a complacerlo por razones muy personales; otros personajes incluyen a Miss Universo (Madalina Ghnenea), un ex futbolista de extraordinaria popularidad, otro visitante que se asemeja Adolf Hitler, y fundamentalmente la presencia de una madura y popular actriz (Jane Fonda) que se niega a participar en el próximo film de Mick porque lo considera un director decadente debido a que su imaginación creativa del pasado se ha desvanecido con el transcurso del tiempo.
En el marco de un medio pintoresco con algunas connotaciones surrealistas que caracterizan el cine de Sorrentino, el film refleja la realidad ineluctable de la vida donde resulta imposible conservar la eterna juventud cuando el deterioro físico y/o mental comienza a flaquear. La interpretación de Caine, reposada y sobria, así como la de Keitel resulta a todas luces exitosa, donde ambos actores mantienen una pícara complicidad que contagia al espectador.
Una original historia pone a prueba el modo en que la justicia puede ser evasiva con respecto a la veracidad de los hechos producidos, de acuerdo a lo expuesto en One Floor Below (Rumania) del realizador Radu Muntean.
Teodor Corban anima a Sandu Patrascu, un individuo de mediana edad viviendo en Bucarest y sin rasgos especiales para definirlo, salvo el señalar que tiene una familia integrada por su esposa Olga (Oxana Moravec) y su hijo adolescente Matei (Ionut Bora). Cuando un día regresa a su hogar, subiendo las escaleras del edificio en que habita para llegar a su departamento, oye que en el piso inferior al suyo se produce una violenta discusión entre un hombre y una mujer. Sin dar mayor importancia a esa refriega, todo prosigue normalmente hasta que al día siguiente Patrascu se entera que la mujer de ese piso ha sido asesinada. A pesar de que tiene la convicción de que Vali (Iulian Postelnicu), el hombre con el que la difunta compartía el departamento, ha sido el criminal, cuando la policía interroga a Patrascu éste manifiesta no haber oído nada.
El relato adquiere el carácter de un thriller cuando Vali, sabiendo de que Patrascu conoce la verdad sin haberla revelado a las autoridades, comienza a entrometerse en su vida familiar. Sin adelantar más sobre el devenir de los acontecimientos, la historia demuestra cómo la cobardía de un hombre haciéndose involuntariamente cómplice de un asesino, permite que un crimen quede impune; de esta manera, la verdad, la moral y el concepto de justicia se encuentran severamente cuestionados. La excelente puesta en escena, el realismo de los actores en el desempeño de sus personajes y el clima de suspenso logrado son los factores distintivos de esta notable film, confirmando a Muntean como un importante director del cine rumano.
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