HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Como lo anticipa su título, este film narra la historia mundialmente difundida de 33 mineros que quedaron atrapados desde el 5 de agosto hasta el 13 de octubre de 2010 en la mina de oro y cobre de San José en Copiapó ubicada en la región de Atacama, al norte de Chile. A pesar de que el tratamiento de este drama podría prestarse a fáciles clisés, la directora mexicana Patricia Riggen ha abordado este drama con altura logrando un film digno y altamente conmovedor por la naturaleza de su tema.
Si bien la acción transcurre en el país andino donde el idioma local es el español el hecho de tratarse de una coproducción americana con vistas a su difusión internacional ha motivado que la lengua hablada sea el inglés; evidentemente esa circunstancia conspira un poco en términos de la autenticidad deseada, pero el inconveniente es en parte atenuado por la excelente reproducción ambiental y por la buena actuación de su elenco multinacional.
El guión de Mikko Alanne, Craig Borten y Michael Thomas basado en el libro de Héctor Tobar Deep Down Dark introduce al comienzo amables escenas familiares de algunos de los mineros para posteriormente sumergirse en el drama central. En el primer día de la expedición se contempla el viaje de descenso que transporta a los 33 individuos al corazón de la mina ubicada a más de 700 metros de profundidad, con una temperatura ambiental rondando los 40 grados; indirectamente, esa visión ofrece una idea de la sacrificada vida de individuos que para ganarse el sustento están sujetos a una tarea altamente riesgosa y poco saludable. Inmediatamente sobreviene el derrumbe de la donde los trabajadores quedan atrapados bajo tierra y desconectados por completo del mundo exterior.
El relato se desenvuelve en dos niveles diferentes, donde la angustia que van viviendo los mineros sepultados es complementada con la desesperación que envuelve en la superficie a sus parientes directos.
Aunque resulta difícil caracterizar a cada uno de los mineros dentro del marco de una película de poco más de dos horas, el guión ha logrado ofrecer una aceptable semblanza de algunos de os mismos comenzando con el de Mario Sepúlveda (Antonio Banderas), quien con su carismática personalidad se convierte en el natural líder del grupo administrando el racionamiento de la escasa comida existente para poder subsistir así como en su carácter de moderador para la solución de algunos conflictos surgidos entre sus miembros; otros mineros incluyen a Gómez (Gustavo Angarita), un veterano de 46 años en el oficio y que está a punto de jubilarse, el inminente papá Alex (Mario Casas), Carlos (Tenoch Huerta) que es un nuevo minero procedente de Bolivia y el alcohólico Darío (Juan Pablo Raba).
De los familiares afectados se destaca María (Juliette Binoche), la vendedora de empanadas de la zona y hermana de Darío quien a todas luces demuestra su firme determinación para que las autoridades de la mina inicien de inmediato los trabajos de rescate; para reforzar la presión, ella logra congregar a otros familiares para que permanezcan en vigilia frente a la sede de la compañía minera.
En la medida que este drama genera gran repercusión internacional a través de los medios de difusión, el presidente Piñera (Bob Gunton) considera que el rescate de los mineros es prioritario a cualquier otro aspecto de la administración por cuanto un desenlace fatal podría empañar la suerte de su gobierno: para ello envía al ministro de minería Laurence Golborne (Rodrigo Santoro) para que se ocupe del problema, una tarea en la que el joven e idealista funcionario se embarca con devoción. Otro personaje clave es el experto ingeniero André Sougarret (Gabriel Byrne) que fue responsable de todos los aspectos técnicos de la operación de salvataje.
Como se mencionó anteriormente la reproducción realizada es de primer nivel donde entre otras escenas de la esmerada fotografía de Checco Varese se distinguen las del derrumbe, el rescate de cada minero y las estupendas imágenes del desierto de Atacama. A todo ello debe agregarse la muy buena ambientación musical a cargo del fallecido compositor James Horner destacando la riqueza del folclor chileno al incluir entre otras canciones la muy conocida Gracias a la Vida de Violeta Parra.
Aunque es bien sabido el milagroso final feliz de esta historia, Riggen ha logrado un relato que destaca la solidaridad y fortaleza del género humano; sin caer en un artificioso melodrama, la realizadora permite que el público legítimamente se emocione, sobre todo al exponer en la última imagen los rostros verdaderos de los 33 mineros.
A pesar de que eran bien conocidas las precarias condiciones de la mina, en los créditos finales se indica que la compañía privada explotadora quedó absuelta de culpa y cargo del desastre; además, jamás ha compensado con centavo alguno a los damnificados trabajadores.
VALLEY OF LOVE. Francia, 2015. Un film escrito y dirigido por Guillaume Niclous
Isabelle Huppert y Gérard Depardieu, vuelven a actuar juntamente después de haber filmado Loloú de Maurice Pialat en 1980 y no haber tenido oportunidad de hacerlo hasta el presente. Contemplar a estos dos íconos del cine francés constituye posiblemente la única razón para ver Valley of Love, un raro film de Guillaume Niclous cuyo misticismo deja dudas sobre la aceptación que el gran público pueda hacer del mismo.
Como lo anuncia su título el lugar donde transcurre el relato del realizador es el del Valle de la Muerte, al este de California. Es allí donde Isabelle (Huppert) y su ex marido Gérard (Depardieu), ambos actores de profesión, llegan procedentes de Francia. Ellos han sido citados por Michael, su hijo adulto muerto que había abandonado el hogar familiar desde hacia varios años y estaba viviendo en San Francisco con su amigo. Antes de su suicidio ocurrido hace 7 meses, dejó una carta a cada uno de sus padres convocándolos a que acudan a dicho valle, donde él había estado una semana antes de eliminarse; en la misiva deja una serie de instrucciones para que ellos visiten ciertos lugares a determinadas horas y en días específicos. En el caso de que cumplan con su pedido, él señala que allí habrá de encontrarlos.
Si bien la premisa es bastante esotérica y difícil de concebir, para seguir el desarrollo del relato debe dejarse el criterio lógico a un lado y comprender el dolor que significa para los padres la pérdida de un hijo y la voluntad de cumplir con su último deseo. A partir de allí comienza el extraño recorrido del escéptico Gérard que racionalmente nada espera y de la creyente Isabelle que fervientemente anhela la aparición del hijo entre los muertos.
Resulta dificultoso efectuar un análisis sobre el significado de esta historia. Constituye una meditación sobre el misterio de la vida y la muerte? ¿Ha sido el propósito de Michael enviar algunas señales para que sus padres reunidos frente al paisaje desolado reflexionen sobre qué es lo que no anduvo entre ellos, la negligencia de haberlo dejado de lado en su infancia y la posibilidad de una reconciliación última entre los tres?
Con un guión bastante desigual y diálogos poco atractivos, la intención de exponer tópicos sobre la culpa, arrepentimiento y redención no encuentra un resultado satisfactorio ni en el plano realista del drama como tampoco en su dimensión sobrenatural. .
Aunque el film resulte en última instancia frustrante al impedir que uno quede implicado en el derrotero de sus personajes, es necesario resaltar la interpretación de sus dos protagonistas. Así, resulta grato contemplar a Depardieu exponiendo cabalmente momentos de ternura, desesperación y vulnerabilidad en el rol que caracteriza, como así también apreciar a Huppert interpretando con total convicción a una persona que aunque gruñona resulta al propio tiempo entrañable; finalmente, la dinámica establecida entre ambos actores y sus respectivos personajes es excelente.
SPECTRE. Gran Bretaña, 2015. Un film de Sam Mendes
La gran expectativa deparada por Spectre se debió a que Skyfall (2012), el film precedente del agente 007, haya sido uno de los mejores de la serie. Sin embargo, esta vigésima cuarta aventura de James Bond no alcanza el mismo nivel.
Lo mejor de este film se encuentra en su prólogo. En un excelente plano secuencia que transcurre en la ciudad de México el Día de los Muertos, se enfoca a Bond (Daniel Craig) tratando de atrapar a un sicario por las calles pobladas de residentes festejando esa fecha. Esta persecución culmina a bordo de un helicóptero sobrevolando la ciudad donde el realizador Sam Mendes con la colaboración del fotógrafo Hoyle Van Hoytema logran una de las escenas de mayor impacto visual.
De retorno a Londres, Bond es sermoneado por su nuevo jefe M (Ralph Fiennes) por su desautorizada misión mexicana. A pesar de todo y desoyendo sus órdenes, Bond decide investigar una serie de atentados contando entre sus aliados a la bien dispuesta secretaria Moneypenny (Naomie Harris) y al simpático experto en computadoras Q (Ben Whishaw).
A través de una serie de episodios la trama argumental lleva a nuestro héroe a Roma –donde mantendrá un breve romance con la viuda (Monica Bellucci) de un mafioso italiano-, los alpes austríacos, Tánger y el desierto del Sahara. Como obviamente debe haber un villano de turno, el mismo está representado por el sadista Franz Oberhauser (Christoph Waltz) quien está a la cabeza de la siniestra organización Spectre.
Es de hacer notar que en varias ocasiones el guión hace referencias a anteriores títulos de la franquicia y así se llega a saber que Oberhauser estaba ligado con los enemigos de Bond en los tres títulos precedentes de la serie (Casino Royale, Quantum of Solace, Skyfall). Pero en todo caso, este film deja la sensación de deja vu en reiteradas oportunidades sin ofrecer algo nuevo o distintivo que lo resalte; el aspecto más débil reside en lo endeble de su historia que además de carecer de excitante tensión padece en muchos casos de inconsistencias y escasa verosimilitud.
A pesar de las objeciones mencionadas, cabe destacar la refinada realización de Mendes y la actuación de Craig como 007; el eficiente actor sigue infundiendo una distinguida personalidad a su personaje donde se lo muestra imperturbable, irónico, seductor y siempre atrayente. Además de la breve incursión de Belluci, el bello sexo está aquí representado por la presencia de Léa Seydoux quien sin ser una de las típicas “chicas Bond” se desempeña hábilmente como Madeleine Swann, una sugestiva psicóloga que reluctante en su comienzo de brindar información a nuestro héroe, finalmente cambiará de actitud convirtiéndose en su interés romántico. En cuanto a Waltz, sin menoscabar sus excelentes condiciones de actor, aquí no da la idea de ser el poderoso malévolo que el guión intentó imponer; en tal sentido dista de ofrecer lo que Javier Bardem brindó magníficamente en Skyfall caracterizando a un trágico y desequilibrado asesino.
Con los más y los menos queda como balance un Bond de menor eficacia que de todos modos satisfará a los fanáticos de Bond, quienes en procura de entretenimiento poco les importa sobre la consistencia de la historia narrada.
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