HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
STAR WARS VII. THE FORCE AWAKENS. Estados Unidos, 2015. Un film de J.J. Abrams.
Después de una de las más grandes campañas publicitarias realizadas y las enormes expectativas creadas que generaron una asombrosa venta de entradas anticipadas para contemplar el nuevo capítulo de la guerra de las galaxias, cabe preguntar si todo ello quedó justificado. Recién ahora, con el estreno mundial de Star Wars: The Force Awakens, se puede responder que nadie quedará defraudado. Esta nueva aventura de ciencia ficción es extraordinariamente entretenida y se nutre con nuevos personajes que aportan considerable energía y vitalidad al relato. Sin duda, George Lucas, el imaginativo creador de esta famosa franquicia, quedará ampliamente conforme con el trabajo realizado por el realizador J.J. Abrams.
Gran parte del éxito es debido a que el director se valió del eficiente guión escrito por Lawrence Kasdan y Michael Arndt –basado en los caracteres de Lucas-, que permite en poco más de dos horas que quede condensado un relato de fluido ritmo que combina acción a granel, una dosis apreciable de humor, algunos momentos emotivos y sobre todo sorpresas que agregan mayor interés a su trama:
Revelar su contenido argumental, significaría privar al espectador del placer que el film depara, es por ello que solamente cabe señalar que al comienzo del relato que tiene lugar tres décadas después de Return Of The Jedi, se sabe que el muy querido Jedi Luke Skywalker ha desaparecido; eso motiva a que su hermana Leila, la líder de la Resistencia, se haya empeñado en dar con su paradero y para ello encomienda a un grupo de soldados para tratar de ubicarlo. Poco a poco el film irá develando la naturaleza de los nuevos personajes y de qué manera se producirá el enfrentamiento entre los combatientes de la Resistencia y el maléfico opresor de la galaxia que representa a las fuerzas del Primer Orden.
Siempre y dentro del propósito de no anticipar detalles de la trama con respecto a los papeles caracterizados por los nuevos actores que se incorporan al vasto elenco del film, cabe señalar que todos ellos se desempeñan magníficamente, comenzando por Daisy Ridley que aporta un entusiasmo contagioso como la protagonista de este capítulo, como así también John Boyega, Oscar Isaac y muy en especial Kylo Ren, representando personajes que quedarán grabados en la memoria del espectador. En papeles menores aunque dando vida a los mismos personajes de los capítulos precedentes se encuentran Harrison Ford, Carrie Fisher y Mark Hamill. Finalmente se destacan también las participaciones de Lupita Nyong y Andy Serkis en actuaciones efectuadas a través de la captura de movimiento (motion capture).
En los factores técnicos de producción sobresalen la importante contribución realizada por el director de fotografía Dan Mindel y el efectivo empleo de la tecnología más avanzada que ofrece efectos especiales nada menos que deslumbrantes.
Frente a esta lograda entrega, cabe elogiar la realización de Abrams que aun sin llegar al nivel alcanzado por Lucas, brinda un soberbio espectáculo que desde ya estimula la curiosidad de ver el octavo episodio de la serie cuyo estreno está planeado para 2017.
Conclusión: Un entretenimiento de gran calidad que maravillará a los fanáticos de esta célebrada franquicia.
YOUTH. Italia-Francia-Gran Bretaña-Suiza, 2015. Un film dirigido y escrito por Paolo Sorrentino.
Un film inteligente y afectivo es lo que el director italiano Paolo Sorrentino propone en Youth. Si bien el tema del envejecimiento del ser humano y el querer aferrarse a la fantasía de una eterna juventud es algo que el cine consideró en varias ocasiones, en este caso el realizador lo expone con considerable creatividad, evitando situaciones estereotipadas para ofrecer en su relato un tono diferente y refrescante.
La acción se centra en dos grandes amigos de larga data próximos a ser octogenarios que anualmente se reúnen durante la época estival en un hotel de lujo con spa ubicado en los Alpes suizos. Uno de ellos es Fred Ballinger (Michael Caine), un renombrado compositor y director musical inglés ya jubilado quien se encuentra acompañado por su hija y asistente Lena (Rachel Weisz); el otro es Mick Boyle (Harvey Keitel), un cineasta americano aún activo que está preparándose para iniciar su próximo film que será su testamento final.
La tranquilidad de Fred se ve alterada con la llegada de un emisario del Palacio de Buckingham (Alex MacQueen) con un mensaje de la Reina Elizabeth quien desea que dirija un concierto para el cumpleaños del Príncipe Phillip; sin embargo, el músico se niega a hacerlo por razones muy personales que quedarán develados al promediar el relato.
Gran parte de la trama se centra en las conversaciones mantenidas entre ambos camaradas donde van asomando los rasgos personales de cada uno; así Fred es circunspecto y típicamente británico en tanto que Mick es más fluido y extravertido en su manera de ser. En esas charlas no falta la oportunidad para que surjan tópicos referentes a algunos problemas de salud propios de la edad así como reflexiones sobre la inexorabilidad del transcurso del tiempo que se impone con mayor fuerza en el crepúsculo de la vida.
La historia se ameniza con la presencia de ciertos huéspedes del hotel, incluyendo a un joven actor americano (Paul Dano) que lamenta que su éxito se haya debido a haber interpretado a un robot, un hilarante turista que se asemeja a Adolf Hitler, algunas celebridades como Miss Universo (Madalina Ghnenea), una singular masajista (Luna Mijovic) y un matrimonio de ancianos manteniendo una ambigua relación de amor/odio. Esta galería humana es descripta por Sorrentino en forma pintoresca y un tanto surrealista donde la influencia de Fellini se hace notar nuevamente como ocurrió en su premiado film precedente La Grande Bellezza (2013).
En términos dramáticos lo más relevante es el arribo al hotel de Brenda Morel (Jane Fonda), una madura y popular actriz que participó en algunos filmes importantes de Mick y a quien éste le ha reservado el personaje protagónico de su próxima película; sin embargo, ella rechaza la propuesta porque lo considera un director decadente debido a que su imaginación creativa del pasado se ha desvanecido con el paso de los años. Para Mick la manifestación de la actriz que él había descubierto constituye una confesión difícil de digerir.
Sorrentino vuelve a demostrar el virtuosismo visual que le caracteriza, contando con su acostumbrado director de fotografía Luca Bigazzi y la valiosa asistencia de Ludovica Ferrario en la escenografía. Además, y a pesar del relativamente escueto guión, la narración se distingue por sus interesantes diálogos y por la riqueza que emerge de sus personajes. Michael Caine, octogenario en la vida real, ofrece probablemente el mejor papel de su exitosa carrera profesional imprimiendo un aire de lograda melancolía. No menos relevante es la prestación de Keitel como el cineasta entusiasta que no se resigna a envejecer, queriendo mantener la llama de la eterna juventud a la que alude el título del film; la complicidad existente entre ambos actores y sus respectivos personajes es total. Por su parte, Fonda en una participación de escasos minutos ofrece con su notable actuación uno de los momentos más impactantes del film.
Conclusión: Un film cálido y emotivo donde dos ancianos amigos artistas pasan revista a sus vidas exaltando melancólicamente los años de juventud.
BROOKLYN. Gran Bretaña-Irlanda-Canadá, 2014. Un film de John Crowley
Una película delicada, sensible y tiernamente emotiva es Brooklyn, abordando el tema de la inmigración experimentado por una joven que atraviesa un momento decisivo en su vida.
El romántico drama dirigido por John Crowley, adaptado por el guionista Nick Norby en base a la novela de Colm Tóibín, transcurre en la década de 1950 en un pueblo rural de Irlanda y se centra en Eilis Lacey (Saoirse Ronan) quien vive con su madre viuda (Jane Brennan) y Rose (Fiona Glascott), su devota hermana mayor. Nada indica un porvenir favorable para la gente joven del lugar debido a las negativas repercusiones económicas del conflicto bélico que afectó al mundo y sobre todo a Europa en particular; por eso, Eilis aprovecha la oportunidad brindada por el Padre Flood (Jim Broadbent) para emigrar a Nueva York con el propósito de poder aspirar a un futuro mejor.
Es meritorio cómo el director efectúa un genuino retrato de Eilis describiendo el conflicto interno que ella siente al dejar el lugar donde creció así como a su familia y amigos para iniciar una nueva vida en Estados Unidos.
Después de una travesía en barco no muy tranquila, la joven llega a destino y es instalada en una casa de pensión ubicada en Brooklyn donde al poco tiempo logra ser empleada en una tienda departamental de ese distrito. Sin embargo la añoranza que la embarga junto con la sensación de sentirse extraña en un medio cultural diferente motiva a que su rostro delate una expresión de tristeza; al propio tiempo, la nostalgia se acentúa con las cartas que recibe de Irlanda de su querida hermana. Con todo, ella trata de disimular su estado anímico frente a sus compañeras de pensión como así también efectúa un gran esfuerzo para soslayar una sonrisa mientras está atendiendo a sus clientes en el lugar de trabajo.
La situación cambia para Eilis cuando conoce a Tony (Emory Cohen) un joven italiano de familia americana, surgiendo entre ambos un tierno romance que se va desarrollando gradualmente pero de manera firme. Nuevamente cabe resaltar la fineza del realizador al haber logrado transmitir una relación sentimental tan afectiva como la contemplada aquí.
El relato cambia de tono cuando Eilis después de haber recibido el impacto de una tragedia familiar retorna a Irlanda, aunque previamente se casa con Tony prometiéndole que la ausencia será por breve tiempo. La llegada a su hogar natal hará que ella sienta el profundo arraigo hacia su terruño, así como existirán otros factores que habrán de perturbarla emocionalmente; de allí que en un momento dado estará forzada a tener que adoptar una dramática decisión: permanecer en Irlanda, o regresar a Nueva York para reencontrarse con su marido.
La película trasciende en gran parte por la notable interpretación de Ronan quien transmite con auténtico sentimiento el difícil tránsito hacia la etapa adulta que vive su personaje a través de los altibajos emocionales experimentados; a ello cabe agregar la enorme dulzura que emana de su rostro creando una total empatía con el público que la está observando. El elenco que la acompaña es igualmente eficiente, distinguiéndose Julie Walters que agrega algunas notas de acertada gracia como la dueña de la pensión.
Conclusión: Un film sencillo y humanamente realista que con una buena dirección y la excelente interpretación de Ronan permite que todo tipo de público pueda apreciarlo.
THE DANISH GIRL. Gran Bretaña-Estados Unidos, 2015. Un film de Tom Hooper
Este remarcable film de Tom Hooper se centra en la experiencia vivida por Einar Wegener (1882-1931), un artista danés que se destacó por sus logradas pinturas de paisajes.
Basado en la novela de David Ebershoff, el guión de Lucinda Coxon ilustra un momento crucial de la vida de Einar (Eddie Redmayne) quien en 1926 viviendo en Copenhague estaba casado desde hacía 6 años con Gerda Gottlieb (Alicia Vikander), una pintora especializada como retratista aunque menos prominente que él.
Todo comienza cuando Gerda, embarcada en un proyecto que podrá permitirle obtener mayor visibilidad como artista, le pide a su esposo que pose en reemplazo de la modelo que no llegó a tiempo para la pintura que está por completar. Al hacerlo, Einar experimenta una agradable sensación vistiendo ropa femenina y es así que él comienza a fantasear con la idea de vestirse como mujer.
Como si se tratara de un juego divertido, en un principio Gerda se presta al mismo y es así que en un baile de sociedad acude con su marido ataviado con ropa de mujer y lo presenta como su prima Lili.
De allí en más, esa ficción adquiere visos de realidad cuando Einar siente una experiencia transformadora en su persona, adquiriendo conciencia de que Lili llega a ser una expresión de lo que él/ella realmente es. Lo interesante del caso es que de lo que se puede apreciar del relato, hasta ese momento él vivía feliz con su esposa sin que nada hiciera presumir que en esencia se sentía mujer aunque la naturaleza le brindó el cuerpo de un hombre; en todo caso, ese hecho responde a la realidad y por lo tanto nada se puede cuestionar al respecto, salvo reflexionar sobre la complejidad de la naturaleza humana.
Con suma delicadeza, el realizador capta el drama de un hombre que cada vez más se siente diferente sin saber qué actitud adoptar aunque recibiendo el apoyo incondicional de su mujer, a pesar de resultar afectada al comprobar la transformación de su marido. Todo ello conduce a que Einar -que fue un pionero de la cultura transgenérica- decidiera finalmente someterse a una operación quirúrgica para cambiar de sexo y transformarse en Lili Ilse Elvenes, mejor conocida como Lili Elbe.
Así como Redmayne se lució el año pasado en The Theory of Everyhing, que lo consagró con el Oscar, aquí nuevamente prueba sus dotes de consumado actor al ser capaz de adoptar y controlar los gestos necesarios para expresar la naturaleza de identidad en la personalidad transexual de Einar/Lili; no menos importante es la participación de Vikander quien también ofrece una conmovedora interpretación que la hace meritoria de ser nominada como mejor actriz en la carrera del Oscar. La deslumbrante fotografía de Danny Cohen y el irreprochable vestuario de Paco Delgado resaltan aún más el interés de esta distintiva historia de amor.
Conclusión: Emotivo film que aborda el delicado tema de la transexualidad con mesura y sobriedad.
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