Renzi mete la pata en Buenos Aires: el poema no era de Borges
Renzi mete la pata en Buenos Aires: el poema no era de Borges
Ahora parece muy evidente que Matteo Renzi, el primer ministro italiano, metió la pata hasta el fondo. Pero en ese momento nadie pareció darse cuenta. Renzi, cuya visita de dos días a Buenos Aires ha causado un fuerte impacto en Argentina -hacía 18 años que no viajaba un primer ministro italiano- ofreció un sentido discurso sobre la emigración, los vínculos Italia-Argentina -“hay 900.000 italianos eneste país, más que en Bologna”- y los problema de Europa ante unas 500 personas en el aula magna de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, la universidad pública argentina por excelencia. En primera fila estaban varios embajadores importantes, incluido el nuncio, ministros, catedráticos, investigadores. Al final, todos aplaudieron en pie con mucho entusiasmo. Aparentemente, nadie notó, a pesar de que estaba en Buenos Aires, que Renzi acababa de leer en castellano con fuerte acento florentino un poema que atribuyó a Borges pero no es de Borges.
Los asesores de Renzi, que le escriben los discursos como a todos los primeros ministros, debieron pensar que no había mejor manera de halagar a los argentinos que leyendo un poema del mayor genio de la literatura patria. Pero en vez de buscar en sus libros, lo hicieron en internet. Y allí encontraron -está en muchas páginas diferentes- un supuesto “poema a la amistad” del autor de El Aleph. El contenido era ideal para hablar de las relaciones fraternales Italia-Argentina. “Somos dos naciones hermanas”, insistía el primer ministro.
Ahora todos los borgianos, que en Argentina -y en Italia y España- son legión se llevan las manos a la cabeza. ¿Cómo alguien pudo pensar que Borges escribiera algo tan cursi? Pero pasó todos los filtros, incluido el del selecto público de la universidad de Buenos Aires -también este cronista- y nadie se dio cuenta hasta que la prensa italiana se puso a rebuscar.
Renzi leyó este fragmento:
No puedo darte soluciones para todos los problemas de
la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores,
pero puedo escucharte y compartirlo contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro.
Pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces.
Solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes
y no caigas.
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