Hablemos de Cine
Hablemos de Cine
Por Jorge Gutman
De uno de los realizadores más importantes del cine coreano llega a las salas de Canadá una obra artística cuyo estreno mundial en el último festival de Cannes entusiasmó a la mayoría de los críticos. Eso no resulta sorprendente porque el film de Park Chan-wook es una auténtica obra de arte tanto en el plano de la realización como por sus bellas y eróticas imágenes capaces de seducir al espectador más indiferente.
Basada en la novela Falsa Identidad (Fingersmith, 2002) de la escritora británica Sarah Waters, el guión del realizador y Chung Seo-kyung, en lugar de ubicar la acción en Inglaterra durante la época victoriana traslada su desarrollo a la Corea de la década del 30 cuando el país se encontraba bajo el dominio japonés. Aunque en principio la trama aparenta ser sencilla, su narración se vuelve más compleja en la medida que va adoptando diferentes ángulos. La primera parte de esta historia introduce a Sooke (Kim Tae-ri), una hermosa joven carterista quien inducida por un estafador (Ha Jung-woo) que se hace pasar por un conde japonés, se convierte en empleada doméstica de Lady Hideko (Kim Min-hee), una inocente huérfana y rica aristócrata japonesa quien vive recluida con Kouzuki (Cho Jin-woong), su tiránico tío millonario. El propósito del supuesto conde es que Sooke lo ayude a seducir a Hideko a fin de casarse con ella, para posteriormente internarla en un asilo mental y finalmente heredar su fortuna; sin embargo, hay un elemento que desbarata los planes cuando entre las dos mujeres se produce una atracción sexual cargada de fuertes emociones. A la manera de Rashomon, el relato prosigue su desarrollo atendiendo al punto de vista de Hideko y posteriormente a la del falso conde; de este modo, agregando nuevas revelaciones y descartando otras conocidas, el entramado- donde nada es como parece ser- va creando una intriga que se intensifica hasta arribar a un muy buen e imprevisible desenlace.
Este feminista drama de época es relatado con sublime exquisitez. Así, el amor sáfico está coreografiado de manera impecable debido a la delicadeza con que el realizador expone el encuentro sensual y apasionado de los cuerpos desnudos evitando cualquier atisbo sensacionalista; en tal sentido, es muy buena la interpretación de las dos protagonistas femeninas transmitiendo las vivencias físicas y emocionales de sus respectivos personajes.
Nota aparte merece el excepcional trabajo técnico que constituye uno de los grandes pilares del film. Además del valioso diseño de producción de Ryu Seong-hee, es remarcable el suntuoso vestuario, de Cho Sang-kyung, la sugestiva música de Cho Young-wuk , así como la bella fotografía de Chung Chung-hoon.
Por lo que antecede, este thriller impregnado de seducción, engaños, y venganza y sazonado con un efectivo humor juguetón, alcanza un nivel de gran calidad.
MARGUERITE. Francia-Bélgia-República Checa, 2015. Un film de Xavier Giannoli
Por esos raros misterios de la distribución de películas, Margherite de Xavier Giannoli se conoce recién en Canadá a pesar de tener un año de antigüedad mientras que Florence Foster Jenkins que Stephen Frears realizó tiempo después fue estrenado hace 3 meses. Esta aclaración viene al caso porque la agridulce fábula del director francés está igualmente basada en la historia relatada por Frears sobre Foster Jenkins aunque a través de un personaje de nombre diferente y donde la acción se desarrolla en la ciudad de París de los años 20. Afortunadamente, el film que ahora nos ocupa permite que el público nuevamente pueda disfrutar de un relato sobre el mismo tema donde Catherine Frot realiza una extraordinaria caracterización de una cantante lírica sin talento alguno.
El relato presenta a la baronesa Marguerite Dumont (Frot), una dama que experimenta un sentimiento devoto por el arte lírico y que colecciona partituras y vestidos de las grandes cantantes; dada su confortable situación económica y social se da el lujo de ofrecer recitales de canto para un selecto grupo de admiradores y amigos. Por su pasión musical dedica varias horas diarias a practicar arias de ópera que posteriormente entonará para su audiencia aunque ella es inconsciente de que su carencia absoluta de voz y oído le impide acertar con la nota justa; es así que al cantar profiere alaridos y chillidos capaces de despertar en sus tumbas a Mozart, Verdi y a otros grandes compositores líricos cuyos temas interpreta. Lo que resulta curioso es que ella se congratula con los aplausos recibidos de sus amigos quienes ocultando sus verdaderos sentimientos la alaban como si estuvieran delante de una gran diva.
En su círculo más íntimo, se encuentra Georges (Andre Marcon), su donjuanesco marido que encontrando insoportable el sonido de su música tampoco se atreve a hacerle ver que es una pésima soprano. Algo parecido acontece con el personal que trabaja en su mansión donde entre los mismos su fiel mayordomo Mandelbos (Denis Mpunga) jamás se atrevería a expresar su verdadera opinión porque además de sentir un sincero afecto por su dueña, es a él que ella vuelca sus penas. De igual manera Atos Pezzini (notable actuación de Michel Fau), el afectado tenor que la entrena, no le revela que su canto es penoso porque no está dispuesto a perder los excelentes honorarios que percibe por su trabajo. El punto culminante se produce cuando Marguerite decide ofrecer un recital público que obviamente alcanzará una audiencia mucho más amplia pero que al no tener compromiso alguno con ella emitirá su verdadero juicio; es allí donde llegará la hora de la verdad.
El realizador gracias al impecable guión por él escrito junto con Marcia Romano, describe a a esta singular mujer con máxima humanidad sin burlarse de ella. Así, las jocosas escenas que produce la actuación de su protagonista no impiden que en la percepción del público quede impresa su innegable bondad entremezclada con una asombrosa ingenuidad que la convierten en un personaje patético. En tal sentido la extraordinaria interpretación de Frot permite que el público fácilmente empatice con un ser humano que frente al medio hipócrita que la rodea no es capaz de distinguir la fantasía en que vive de la realidad que la rodea; ciertamente resulta difícil imaginar que tras el personaje tan realista que ella personifica se encuentre una intérprete que le da vida. Merecidamente Frot fue premiada como la mejor actriz del año en la última entrega de los premios César de la cinematografía francesa.
En resumen: Giannoli ha logrado el adecuado equilibrio entre la comedia hilarante y el hondo drama permitiendo que el público disfrute de un film artístico y a la vez altamente entretenido, en gran parte debido a la actuación de una excepcional intérprete.
AMERICAN PASTORAL. Estados Unidos, 2016. Un film de Ewan McGregor
Para su debut como director, Ewan McGregor decidió abordar la novela laureada con el premio Pullitzer de 1997 “American Pastoral” del emblemático autor estadounidense Philip Roth. Como suele suceder en ciertos casos muchas obras literarias de gran envergadura encuentran dificultad en su traslado al cine; ése es el caso del film que se comenta donde la ópera prima del conocido actor escocés, donde también es su protagonista, no alcanza a captar en su totalidad la gran tragedia que recae en una familia americana cuando uno de sus miembros se convierte en terrorista.
La historia tiene como telón de fondo a Estados Unidos, desde los últimos años de la década del 40 hasta principios de los años 70. En tanto que el período inmediato que siguió al conflicto bélico mundial implicaba para la población una etapa esperanzadora con el predominio del optimismo y la inocencia de suponer un porvenir más brillante, la década del 60 es la que definitivamente constituyó una época de grandes cambios para la sociedad americana; además del problema racial y los asesinatos de John y Robert Kennedy como el de Martin Luther King Jr., esos años se vieron perturbados por la conducción política exterior de Lindon B. Johnson y luego de Nixon al involucrar al país en la cruel guerra de Vietnam.
El relato adaptado por John Romano sigue los pasos de Seymor Levov -de sobrenombre “Swede”-,(McGregor) quien en su juventud fue un destacado deportista y posteriormente se convirtió en un exitoso hombre de negocios de New Jersey; manejando una fábrica de guantes heredada de su padre es muy respetado por el personal de la misma, integrado mayoritariamente por trabajadores negros. Casado con Dawn (Jennifer Connelly) y padre de Merry, una preadolescente de 12 años (Hannah Nordberg) que se ve levemente afectada por su tartamudez, Swede es un devoto hombre de familia feliz que está lejos de imaginar lo que acontecerá después..
El drama se produce años después cuando Merry ya adolescente (Dakota Fanning) se transforma en una activista revolucionaria antibélica por la guerra de Vietnam. Dejando de lado los consejos de su padre para que abandone ese rumbo peligroso, ella hace caso omiso de sus advertencias y al poco tiempo deja su hogar para pasar gran parte del tiempo en Nueva York con los miembros de una célula terrorista. Al poco tiempo se convierte en la principal sospechosa de haber colocado una bomba en la oficina local del correo causando la muerte de una persona. Tras ese acto de cruda violencia el relato enfoca el azaroso camino emprendido por Seymor para ubicar a su hija fugitiva de la justicia y encontrar una explicación sobre lo que pasó y tratar de comprender -si es posible- la razón por la que la inocente niña de antaño se haya convertido en una radicalizada terrorista. De este modo se ilustra cómo el sueño americano de una honorable familia queda hecho añicos con el colapso mental de una madre y la desintegración moral de un noble padre.
A pesar de las nobles intenciones que pudieron animar al novel realizador enfocando un tema de candente importancia, el film no alcanza el impacto dramático que emerge de la novela de Roth. Así, muchos acontecimientos que tienen lugar como trasfondo político se suceden vertiginosamente impidiendo que las importantes transformaciones que experimentó la sociedad americana, tan bien transmitidos en el libro, queden reflejados con la profundidad necesaria en su traslado a la pantalla. Con todo, hay contados momentos que reflejan emoción, como la escena en la que el matrilmonio Levov ofrece sus condolencias a la viuda del hombre muerto en el estallido de la bomba.
A nivel de actuación, McGregor y Connelly se desempeñan correctamente aunque sin trascender: en cambio se destaca la prestación de Dakotta y sobre todo la de Valorie Curry quien en una breve participación da vida a Rita Cohen, la insurgente compañera de Merry.
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