HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
Este film sigue la trayectoria de Rafael Padilla, un artista circense y el primero de raza negra que llegó a adquirir gran popularidad en la Francia de la belle époque de los años 20.
En una adaptación efectuada por el realizador junto a Cyril Gely y Olivier Gorce del libro de Gérard Noiriel “Chocolat clown negre”, el film presenta a Padilla (Omar Sy), un ex esclavo negro cubano que llega a Francia hacia finales del siglo 19 aspirando a un porvenir más venturoso. Al poco tiempo, merodeando un circo provincia llega a conocer a Tony Grice (James Thierrée), de sobrenombre “Footit”, quien le ofrece trabajar con él al haber descubierto sus condiciones potenciales de payaso; después de un breve entrenamiento donde Padilla, ahora apodado “Chocolat”, se impone de todos los aspectos básicos del trabajo por parte de su colega, ambos se presentan en un espectáculo que conquista de inmediato al público asistente. Si bien el éxito se debe a una labor de equipo muy bien ensamblado, no pasa mucho tiempo para que un sagaz empresario parisino (Olivier Gourmet) los contrate para actuar en el Nouveau Cirque de París como una de sus principales atracciones; allí este dúo vuelve a seducir a una audiencia que en ese caso es más numerosa y exigente.
En forma sutil el director describe muy bien cómo el éxito de Chocolat, además de sus legítimas condiciones artísticas, se debe a situaciones graciosas en donde llega a burlarse de su propia raza. Ese hecho evidentemente tiene efecto positivo en la audiencia porque en la Francia de ese entonces existe un marcado racismo donde el hombre de color es una persona de categoría inferior; en tal sentido no resulta extraño que el salario de Chocolat sea sustancialmente menor al de su colega.
El conflicto central del relato se produce cuando por ser negro es injustamente arrestado por la policía aduciendo una falaz excusa y es a partir de ese momento que Chocolat adquiere clara conciencia de su situación; de allí en más, deja de actuar con Footit y la amistad que los unía fuera del escenario llega a quebrarse. Creyendo que su fama le permitiría actuar en un verdadero espectáculo teatral representando a Otelo de Shakespeare, Chocolat intenta hacerlo aunque sin lograr un resultado positivo.
Entremezclando la comedia, con el drama, Sy repite el éxito que logró con Intouchables (2011) ofreciendo una cálida interpretación de un hombre que habiendo llegado a la fama no puede renegar de su raza para reclamar la dignidad que humanamente merece. Igualmente convincente es la actuación de Thierrée quien como el payaso blanco logra una buena combinación con Sy en varios números circenses que alcanzan relevancia dentro del contexto de la historia narrada; sin adelantar su desenlace, la escena final que los reúne es altamente conmovedora.
En esencia, Zem logra una película emotiva que produce risa, tristeza, patetismo, al propio tiempo que efectúa una apropiada crítica de la discriminación racial de la época
ARRIVAL. Estados Unidos-Canadá, 2016. Un film de Denis Villeneuve
La versatilidad del director canadiense Denis Villeneuve se comprueba una vez más al incursionar en un campo totalmente inexplorado para él como es el de la ciencia ficción en un drama decididamente cerebral que configura un muy buen entretenimiento.
Arrival es un film que enfoca el tema de la llegada de seres provenientes de otros lugares del universo y el impacto causado en nuestro planeta. Aunque ya se han visto varias películas de ese género y algunas de ellas muy logradas, Villeneuve ha sido capaz de insuflarle suficiente poesía y humanidad para que su relato trascienda.
Basado en el libro Story of Your Life de Ted Chiang, el articulado guión de Eric Heisserer enfoca la llegada misteriosa de una docena de naves extraterrestres a diferentes lugares de la Tierra, incluyendo la ciudad de Montana en Estados Unidos. Al cundir el desconcierto y ante la belicosidad asumida por algunos países, el ejército americano a través de uno de sus funcionarios (Forest Whitaker) encomienda a Louise Banks (Amy Adams), una experta doctora lingüística que sabe interpretar y descifrar alfabetos, la tarea de decodificar los mensajes alienígenos y a su vez establecer el contacto con los ocupantes de las naves para saber cuáles son sus intenciones; en esa tarea ella cuenta con la colaboración del físico Ian Donnelly (Jeremy Renner).
El film se destaca por su elegancia visual a través de logradas imágenes fantásticas. Pero además de sus valores técnicos, donde trasciende la bella fotografía de Bradford Young y la buena música de Johan Johannsson, lo importante del relato es el significado que adquiere el lenguaje como medio persuasivo de comunicación así como instrumento pacifista; más allá que estos ovnis no hablan la lengua de los humanos el esfuerzo realizado por la doctora Banks demuestra el modo en que es posible que se establezca un entendimiento con una civilización completamente diferente a la nuestra. Para la época en que vivimos donde se atraviesa por múltiples conflictos entre los seres humanos en diversas regiones de nuestro planeta, lo que se observa puede metafóricamente ser leído como un mensaje antibelicista para construir un mundo mejor.
Sin caer en los estereotipos clásicos de dominantes ovnis que agresivamente llegan a este planeta con el propósito de arrasarlo, lo que aquí se contempla es un drama que sin dejar de lado su arista espectacular es a la vez humano e íntimo, sobre todo teniendo en cuenta la dimensión que adquiere el personaje interpretado por Adams. Esta inteligente actriz, en el mejor papel de su carrera transmite intensidad y emoción como una mujer que viviendo el dolor de una madre que ha perdido a su hija afectada de cáncer, logra vencer su pesadumbre al servicio de una causa que aunque arriesgada está impregnada de nobleza.
Para concluir puede señalarse que lo que aquí se contempla es una historia que admite más de una lectura pero lo más importante es que Villeneuve entrega uno de los más bellos y refinados filmes de ciencia ficción que el gran público sabrá apreciar.
DANS LES FORETS DE SIBÉRIE. Francia, 2016. Un film der Safy Nebbou
Contenido y forma se conjugan perfectamente en un film que despierta admiración por su belleza como así también por abarcar algunos temas que permiten reflexionar sobre el mismo.
En este mundo globalizado el tiempo transcurre vertiginosamente y el ser humano, posiblemente sin notarlo, se ve alienado en su trabajo sin reparar hasta qué punto es dueño de sí mismo. Implícitamente ése es el telón de fondo del film que inteligentemente Safy Nebbou describe en Dans les Forêts de Sibérie en un guión por él escrito junto a David Oelhoffen basado en el best seller homónimo de Silvain Tesson.
Magníficamente personificado por Raphaél Personnaz, el relato presenta a Teddy quien a través de su voz en off, se sabe que habiendo trabajado como gerente multimedia de una empresa en París, resolvió dejar su profesión, amigos y familiares para afincarse en una de las regiones más aisladas del planeta como lo es Siberia. Después de haber comprado a un nativo de la zona una cabaña de madera ubicada a orillas del lago Baikal, es allí que está dispuesto a vivir. Precisamente dicho lago que se encuentra en la región sur de Siberia, es uno de los menos turbios que existen en el mundo. Frente a este esplendoroso panorama invernal en donde el lago permanece helado a una temperatura de menos 20 grados bajo cero Teddy encuentra que ese lugar constituye un oasis de silencio, espacio y fundamentalmente de libertad. Así, esa soledad constituye para él la manera de reencontrarse a sí mismo y apartarse de toda la asfixia que una majestuosa ciudad como París puede brindarle pero careciendo de la libertad interior que tanto deseaba.
En la primera media hora del film se observa la manera en que Teddy se desenvuelve para satisfacer las necesidades primarias con el solo inconveniente de tener que enfrentar la aparición repentina de un oso pardusco que afortunadamente logra esquivar. Si bien la existencia de un solo personaje podría resultar monótono, nada de eso ocurre gracias a la cuidadosa puesta en escena de Nebbou exponiendo al hombre en contacto con la naturaleza a través de excelentes planos fijos y logrando al propio tiempo transmitir las sensaciones que experimenta su protagonista en el nuevo medio que eligió para habitar.
La continuación del relato adquiere un carácter diferente aunque dentro del mismo panorama. Cuando una noche Teddy se encuentra en grave peligro por causa de una fuerte tormenta, logra ser salvado por Aleksei (Evgeniy Sidikhin). El es un fugitivo de la justicia rusa y para evitar su captura por espacio de 12 años ha vivido en ese rincón del mundo, lejos de su mujer e hijos. De aquí en más el planteo adquiere sorprendentes visos de humanidad donde en medio de esa soledad y teniendo como rasgo común la convivencia con la naturaleza salvaje, se forja una sincera amistad que permitirá que cada uno de ellos abra su intimidad hacia el otro relatando detalles de sus respectivas vidas pasadas. Al propio tiempo, ese sentimiento amigable se manifiesta en gestos de generosa solidaridad; eso se pone a prueba cuando Aleksei se enferma gravemente y Teddy parte a la ciudad de Irkutsk en procura de medicamentos que su amigo requiere con suma urgencia.
Con un desenlace de hondo contenido poético el film deja una sensación confortable al espectador al haber contemplado una hermosa historia magnificada por un marco escénico de suntuosas imágenes logradas por la excelente fotografía de Gilles Porte. Sin que haya sido el propósito de ofrecer una tarjeta turística del lugar, la visión de esta inusual aventura humana constituye un factor estimulante para visitar el lago Baikal, que la Unesco designó en 1996 como “Patrimonio de la Humanidad”.
LOVING. Estados Unidos, 2016. Un film escrito y dirigido por Jeff Nichols
Este film recrea dramáticamente la historia de Richard y Mildred Loving. Se trata de una pareja americana, ella negra y él blanco, que al haber contraído enlace en junio de 1958 originó una dura batalla legal.
Por haber estado viviendo en el segregado estado de Virginia, Richard y Mildred –con un hijo en camino– no podían casarse allí por tratarse de la unión de dos personas de diferente raza. En consecuencia, para superar el obstáculo deciden formalmente convertirse en marido y mujer en Washington D.C. Cuando ambos retornan a Virginia son arrestados y la única forma de evitar la prisión es que opten por dejar el lugar donde nacieron y crecieron por un período de 25 años. Después de casi 10 años de ardua lucha por parte de abogados, diferentes medios de difusión y de organizaciones destinadas a defender los derechos cívicos, la Corte Suprema de Estados Unidos se pronuncia categóricamente eliminando la flagrante injusticia de haber considerado ilegal la unión del matrimonio Loving.
Sin efectismo alguno ni gratuita violencia Nichols prueba una vez más su capacidad de buen narrador ilustrando el problema de la segregación racial con fidelidad y notable delicadeza. Así ha logrado un drama social que lejos de ser grandilocuente es suficientemente sutil en su exposición al evitar que su contenido melodramático pueda desbordar en barata sensiblería. En consecuencia y sin atisbo alguno de violencia efectista, el espectador se compenetra plenamente con la odisea de sus protagonistas debido a sus notables intérpretes: tanto Joel Edgerton como Ruth Negga transmiten fuerza, convicción y sensibilidad emocional a dos seres inocentes cuyo único delito es el de haberse casado.
En esencia, Nichols logró un impecable documento imbuido de gran ternura y capaz de conmover genuinamente permitiendo reflexionar cómo hoy día muchas situaciones afortunadamente han cambiado en materia racial aunque eso no implica que ese problema haya completamente desaparecido.
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