HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
El remarcable director Raoul Peck, quien fuera un destacado político en su país natal de Haití para dedicarse posteriormente al cine, ya ha dado muestras de sus inquietudes abordando personalidades históricas de importante relevancia como Patrice Lumumba y Karl Max. En este excelente documental que se comenta, trata el problema del racismo en Estados Unidos a través de James Baldwin (1924-1987), un eminente escritor e intelectual afroamericano que dedicó importantes años de su vida a analizar este urticante tema.
En 1979, Baldwin estuvo abocado a escribir un libro denominado Remember This House con el propósito de enfocar los trágicos asesinatos sucesivos de sus tres grandes amigos: Medgar Evers (1963), Malcom X (1965) y Martin Luther King Jr.(1968). Este trabajo no fue completado sino que consistió en un borrador de 30 páginas con notas que el autor envió a su agente literario explicándole los motivos por los cuales no podría escribir el libro. Dicho manuscrito fue facilitado a Peck y a través de la mesurada y cálida voz del veterano actor Samuel L.Jackson, el gran erudito cobra vida comentando la lucha por los derechos civiles emprendida en el siglo pasado por la población negra americana.
Mediante la visión de Baldwin, el espectador asiste a un dramático relato de la discriminación racial y social, la denigrante explotación y los vejámenes sufridos por los afroamericanos. De este modo se pasa revista a la historia americana, que como lo afirma su autor, es la de los negros de Estados Unidos que es a la vez el recuento de una triste realidad.
Aunque parte del documento se centra en las figuras de sus 3 camaradas, Peck logra insertar un valioso material de archivo, incluyendo entrevistas de Baldwin con un reportero televisivo donde se explora la posición de los negros en el marco de la sociedad americana; asimismo, se exponen penosas imágenes que reflejan los brutales ataques de la policía hacia los negros durante los años 50 y 60, así como episodios que tuvieron lugar a fines del siglo pasado, principios del actual, y sin ir más lejos las violentas escenas de protesta que ocurrieron en 2014 en Ferguson, Missouri; como se recordará, éstas se debieron al asesinato perpetrado por un agente policial a Michael Brown, un joven afroamericano de 18 años. En otros momentos del documental se intercalan comentarios visionarios de Robert Kennedy; así, en 1965 haciendo alusión a los progresos que lentamente se iban logrando en materia racial, el senador mencionó que acaso en 40 años más podría darse el caso que una persona de raza negra llegara a ser presidente de Estados Unidos.
A pesar de los acontecimientos descriptos, Baldwin no quiere adoptar un tono nihilista o pesimista. En cambio desea enfatizar que para que exista una verdadera democracia con igualdad de derechos para blancos y negros, el pueblo americano debe adquirir conciencia moral de lo que está ocurriendo y vencer de una vez por todas su gran apatía. En tal sentido son importantes las palabras premonitorias de este gran pensador cuando afirma que la historia no es el pasado, es también el presente.
Peck entrega un valioso documental al transmitir cabalmente el pensamiento del gran ensayista donde sus memorias adquieren candente actualidad a 30 años de su desaparición.
En resumen, éste es un documental imperdible y justo merecedor de haber sido nominado como uno de los candidatos al Oscar en esta categoría.
BALLERINA. Francia-Canadá. Un film de Eric Summer y Eric Warin
Una agradable fantasía es la que se contempla en este film animado de Summer y Eric Warin. Sin que alcance los niveles de los estudios Disney o Pixar, este cuento de hadas filmado a través de imágenes generadas por computación atrae con su sencilla moraleja como así también por su muy buen esplendor visual.
El relato de Summer y Carol Noble ubica la acción hacia finales del siglo 19 donde en un hogar de huérfanos de Bretaña, dirigido por una severa madre superiora, vive Felicie (voz de Elle Fanning), una avispada y simpática niña cuyo máximo anhelo es llegar a ser bailarina. Tras una alocada huida de la residencia junto con su mejor amigo Víctor (voz Dane DeHaan), ambos llegan a París donde ella espera concretar su deseo de estudiar en la academia de danza de la Ópera de París en tanto que él aspira llegar a ser ingeniero y un importante inventor.
Es allí donde estos chicos atravesarán numerosas aventuras. Mientras que Víctor obtiene un trabajo en la construcción que se está llevando a cabo de lo que será la emblemática Torre Eiffel, el camino emprendido por la huerfanita encuentra dificultades en su comienzo; así, la niña atraviesa dificultades para participar en las clases de ballet, sufre las humillaciones y desprecio de una antipática rival y la de su archienemiga madre que trata de destrozarla, para posteriormente lograr el apoyo de una amable mentora (voz de Carly Rae Jepsen). Demostrando su talento ella superará finalmente los obstáculos interpuestos y finalmente obtendrá el papel protagónico de la pequeña Clara en el ballet Cascanueces de Tchaikovsky que estaba ensayando.
A pesar de ser previsible, esta aleccionadora historia de la persecución de los sueños, donde el esfuerzo y la perseverancia en la meta que se persigue son elementos importantes para poder triunfar, está bien narrada. Además, sus personajes secundarios están satisfactoriamente esbozados, cuenta con momentos de sano humor, una buena cuota de ternura y logradas secuencias de danza. Igualmente para destacar es la magnífica recreación animada de la ciudad de París así como los interiores del famoso Palacio de la Ópera, valorizando de este modo a este relato que tiene como destinatario a la familia entera.
A MAN CALLED OWE. Suecia, 2017. Un film escrito y dirigido por Hannes Holm
Como uno de los cinco filmes nominados al Oscar por la mejor película extranjera, este film de Hannes Holm es ciertamente meritorio. Basado en la novela de Fredrik Backman, la adaptación realizada por el director transmite muy bien la personalidad del protagonista de una historia donde se entremezcla el drama y la comedia, no exenta de un genuino sentimentalismo que permite lograr la empatía del público.
Rolf Lassgard anima a Owe, un hombre de 59 años viviendo en Suecia, donde en la primera escena que tiene lugar en un supermercado discutiendo con la cajera que lo atiende queda reflejada su conflictiva personalidad. Irascible, gruñón y con cierta actitud misantrópica, Owe está lejos de ganarse la simpatía de la gente que lo rodea; esto se reafirma aún más viendo su exagerado celo para que se cumplan al pie de la letra las normas dispuestas por la comunidad de vecinos donde él vive originando peleas con el vecindario que lo tolera con resignada paciencia.
El director toma su tiempo para ir entregando aspectos de la vida de este antihéroe a fin de no develar por completo qué es lo que ha motivado su agrio carácter. Lo único que al principio se sabe de él es que como desconsolado viudo que hace 6 meses perdió a su mujer Sonya (Ida Engvoll), diariamente visita su tumba dedicándole palabras de ternura y el anhelo de que muy pronto se reencuentren en la eternidad. Así y después de que es despedido de su trabajo tras haber dedicado 43 años de su vida, Owe siente que no le queda ya más nada que hacer en este mundo salvo suicidarse; sin embargo, pese a sus varios intentos siempre hay algo que entorpece su decisión.
El orden existente cambia con el arribo de Parveneh (Bahar Pars) quien junto con su marido (Tobias Almborg) y sus dos hijitas llegaron como inmigrantes de Irán para vivir en una casa próxima a la de Owe. A pesar de que el huraño individuo sigue comportándose con ellos en su forma habitual, su caparazón antipática es lentamente desprendida gracias a la actitud extremadamente amigable adoptada por Parveneh quien tácitamente se convierte en su ángel de la guardia al darle incentivos para seguir viviendo.
Poco a poco y a través de flashbacks el espectador se va imponiendo de la infancia, juventud y de los años adultos de Owe donde salen a relucir los aspectos sentimentales de su vida junto con la gran compañera y amiga que ha sido su esposa. En ese recuento también quedarán resaltadas las jugarretas del destino que ensombreció la vida de la pareja y cómo ello repercutió dolorosamente en este hombre para terminar agriando su carácter.
Al avanzar el relato, la naturaleza evocativa del mismo lo transforma en una historia sensible que permite finalmente comprender muy bien la naturaleza humana de su protagonista. A medida que su desenlace se acerca, el film no puede evitar algunos clisés aunque los mismos no alcanzan a desmerecer sus méritos.
Globalmente considerada, esta tragicomedia resulta cálida, reconfortante y afectuosa, realzada por un competente elenco donde se destaca la excelente interpretación de Lassgard en el rol titular.
LAND OF MINE. Dinamarca-Alemania, 2015. Un film escrito y dirigido por Martin Zandvliet.
Aunque con más de un año de retraso, más vale tarde que nunca para juzgar Land of Mine cuyo estreno mundial tuvo lugar en el TIFF de 2015. Aquí el realizador Martin Zandvliet recrea dramáticamente un tema que no repercutió internacionalmente pero que aconteció poco tiempo después de haber concluido la Segunda Guerra Mundial.
Dinamarca que se caracteriza por ser un país noble y pacífico desentierra un pasado turbio de su historia a través de la excelente crónica ofrecida por Martin Zandvliet en este film. Cuando concluyó el conflicto bélico que azotó a Europa, más de un millón y medio de minas que habían sido colocadas por los nazis aún estaban emplazadas en la costa occidental de Dinamarca; para desactivarlas, el ejército danés recurrió a los prisioneros de guerra germanos para tal arriesgada misión.
En función de lo que antecede el guión presenta a un grupo de 14 jóvenes alemanes que no superan los 20 años de edad y que habiendo sido reclutados por el ejército nazi, ahora se encuentran prisioneros en Dinamarca; su tarea es desactivar las minas colocadas por sus compatriotas sin tener experiencia alguna en la materia. Bajo las órdenes de Rasmussen (Roland Moller), el déspota sargento que los controla, los muchachos deben soportar los vejámenes del acoso físico y emocional de su superior. La única y remota esperanza para ellos es que si llegan a sobrevivir removiendo las minas ocultas en las dunas de arena de Skallingen, podrán ser repatriados a su hogar.
Las escenas que se aprecian en pantalla proporcionan un cuadro decididamente desolador. Entre las mismas se observan el encierro de los muchachos durante las horas nocturnas como si fuesen animales, el padecimiento del hambre por falta de comida, las enfermedades y o debilitamiento por parte de algunos, así como los accidentes mortales que se van sucediendo en la penosa tarea que realizan. En esencia, el trato recibido por el grupo se asemeja a la crueldad y sadismo que los nazis infligieron a las víctimas del holocausto. Para peor, cuando gradualmente Rasmussen adopta una actitud menos dura con estos jóvenes, su superior, el capitan Ebbe (Mikkel Boe Folsgaard), demuestra ser mucho más inflexible y descorazonado.
Esta agria nota de la historia de Dinamarca contrasta enormemente con la humanidad y la compasión que el país mantuvo durante la guerra protegiendo a los judíos que iban a ser deportados. En todo caso, queda como balance un relato muy bien estructurado donde el realizador esboza una severa crítica a la falta de compasión y sed de venganza que animó al ejercito danés en una coyuntura histórica donde injustamente inocentes muchachos debieron purgar la culpa de crímenes cometidos por sus padres.
Además de su interés temático y fluida dirección, es destacable la soberbia interpretación de Moller caracterizando al personaje protagónico; así mismo se luce Louis Hofmann como el líder natural del grupo de los desafortunados prisioneros.
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