HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
En su triple condición de director, guionista y actor, Emir Kusturica brinda en On the Milky Road un relato folclórico teñido de mágico realismo que tiene como escenario la Guerra de los Balcanes que azotó a la región en la década del 90. A pesar del trasfondo dramático, el film no puede ser considerado como tal sino como una mera fantasía dislocada.
El relato del director se ubica en 1995 en un pueblo rural de Serbia, donde las manifestaciones del conflicto bélico con el estallido de bombas y cruces de fuego por parte de bandos opuestos no parecen afectar la rutina de sus moradores. El principal personaje es Kosta (Emir Kusturica), un lechero bonachón que montado en su burro y a veces acompañado por un fiel halcón posado en su hombro va distribuyendo la leche a las tropas afincadas en la zona. Su vida experimenta un cambio cuando arriba al villorrio una hermosa refugiada italiana (Monica Bellucci) que ha venido huyendo de su ex pareja, un general británico que mató a su mujer. Si bien Kosta encuentra en la recién llegada al amor de su vida y ella retribuye sus afectos conquistada por su ternura, lo cierto es que esta dama ya ha sido comprometida para casarse con Zaga (Predrag Manojlović), un héroe de guerra local. Para peor, Milena (Sloboda Mićalović), una campeona de gimnasia rítmica y hermana de Zaga, está a su vez enamorada de Kosta. ¿Habrá doble boda de dos parejas no correspondidas o Kosta y su bella amada terminarán unidos?
Aquí poco importa la resolución del intríngulis planteado por el director sino lo que interesa puntualizar es que su relato sazonado con tintes grotescos no guarda en su mayor parte la necesaria consistencia que permita un análisis riguroso; a todo ello, resulta difícil conjeturar sobre la racionalidad de sus excéntricos personajes humanos y de la fauna animal que puebla la aldea.
Como se ha comprobado en sus últimos trabajos, aquí se hace presente un Kusturica desmedido donde los desbordes a los que apela no se adentran adecuadamente en el contexto relatado. En tal sentido basta contemplar ciertas escenas donde se contemplan a gansos salvajes sumergiéndose en una bañera de sangre proveniente de cerdos recién carneados, cabras mutiladas al atravesar un campo de minas, un águila con una culebra en su boca chocando con un helicóptero, etc. Si acaso el propósito del realizador es que lo expuesto sea juzgado como metáfora de una sangrienta guerra, en este caso dista de cumplir su cometido; todo queda resumido en un cuento de hadas con caracteres que desafían la ley de gravedad en donde el telón de fondo bélico es más bien decorativo y sin contundencia dramática.
Visualmente el film resulta interesante así como la vivaz música compuesta por Stribor Kusturica -el hijo del cineasta- donde en algunas escenas del relato Emir aprovecha la oportunidad para mostrar sus buenas condiciones pianísticas.
En líneas generales queda como saldo una caricaturesca fantasía frenética y muy afectada que los cinéfilos fieles a este realizador podrán apreciar a pesar de no mantener un ritmo fluido.
Por lo que antecede, On the Milky Road no es un film desechable pero se encuentra a muy lejana distancia de los inolvidables trabajos de Kusturica como lo fueron, When Father was away for Business (1985) y Underground (1995), ambos ganadores de la Palma de Oro en el Festival de Cannes. Es de desear que el veterano cineasta aborde en el futuro proyectos de mayor envergadura.
LOGAN LUCKY. Estados Unidos, 2017. Un film de Steven Soderbergh
Si bien en reiteradas oportunidades Steven Soderbergh anunció su retiro del cine, hasta el momento viene incumpliendo su promesa; ahora, después de 4 años de ausencia (aunque tuvo a su cargo algunos proyectos televisivos) retorna para brindar con Logan Lucky una liviana comedia que sin llegar al nivel de la trilogía de Ocean Eleven (2001), Ocean Twelve (2004) y Ocean Thirteen (2007), satisface como animado entretenimiento.
Basándose en el relato de la novel guionista Rebecca Hunt, el director presenta a varios integrantes de la familia Logan que viven en West Virginia. Parece ser que una especie de maldición recayó en ese núcleo donde por generaciones sus integrantes vivieron en un nivel de pobreza sin que la suerte les sonriera. Uno de ellos es Jimmy (Channing Tatum) quien trabajando como operador de equipos en una fábrica de construcción es despedido a causa de una circunstancia a todas luces banal; a todo ello, en su vida personal, no se siente muy agraciado al haberse divorciado de su mujer (Katie Holmes) que mantiene la custodia de su hijita (Farrah Mackenzie) a quien mucho quiere. Clyde (Adam Driver) es uno de sus hermanos quien habiendo perdido uno de sus brazos en la guerra de Irak, en la actualidad se mantiene trabajando como un humilde barman en un boliche local.
Frente a un futuro no muy sonriente, Jimmy y Clyde deciden revertir su destino; para ello planean realizar un gran atraco a NASCAR que consistirá en apoderarse de los ingresos que genere la gran carrera Coca Cola 600 que se realizará próximamente en el Charlotte Motor Speedway. Para la implementación del proyecto, además de contar con el apoyo brindado de su hermana menor Mellie (Riley Keough), ellos requerirán la colaboración de un equipo de especialistas. Así es de vital importancia la participación de Joe Bang (Daniel Craig), un notorio delincuente muy versado en hacer explotar las cajas de seguridad de los bancos y que en estos momentos se encuentra en la cárcel; por lo tanto habrá que urdir el modo de sacarlo de allí sin despertar sospechas por parte de los guardianes de la penitenciaría. Igualmente, participarán de esta particular aventura los dos excéntricos hermanos de Joe (Jack Quaid y Brian Gleeson) quienes brindarán su aporte técnico para la ejecución del robo.
Animada con un moderado suspenso, esta película a pesar de estar plagada de situaciones inverosímiles y no siempre coherentes se defiende por las situaciones graciosas que surgen de la dinámica intercomunicación de sus pintorescos personajes, gracias a la buena actuación de su elenco. Tatum, habiendo trabajado en varias oportunidades con Soderbergh mantiene con él una notable complicidad y aquí logra dotar considerable humanidad al papel que interpreta; igualmente se destaca Craig en un rol completamente opuesto al de James Bond, confirmando que es un consumado comediante; no menos eficaz es Seth MacFarlane animando a un detestable corredor de carreras.
Para concluir cabe resaltar la impecable dirección de Soderbergh imprimiendo gran meticulosidad a los detalles del relato como así también distinguir su logrado montaje que otorga satisfactoria fluidez a la narración. En suma, he aquí un divertido pasatiempo de un eficiente realizador que con buen gusto y estilo sabe cómo entretener sanamente a su audiencia.
SAGE FEMME / THE MIDWIFE. Francia-Bélgica, 2017. Un film escrito y dirigido por Martin Provost
Habiendo dejado tan gratos recuerdos con Séraphine (2008) -distinguido con 7 César- y Violette (2013), el excelente director galo Martin Provost vuelve a hacerse presente con otro bello film donde además de haberse ubicado detrás de la cámara también es el autor del libreto. Además de una puesta escénica irreprochable, la calidad de Sage Femme es igualmente debida a la remarcable actuación de Catherine Frot y Catherine Deneuve.
En la primera escena se contempla a Claire (Frot), quien desempeñándose como partera en una clínica que se preocupa humanamente de sus enfermos está ayudando a una mamá a dar a luz a su bebé. Esta abnegada mujer de aproximadamente 50 años se encuentra satisfecha en su trabajo además de ser muy estimada por quienes allí la rodean. De su vida privada sólo se sabe que es una madre aparentemente soltera donde su hijo Simón (Quentin Dolmaire) le anuncia que abandona los estudios de medicina a los que estaba abocado y que pronto la convertirá en abuela. Aunque este joven no aparece más en el relato, este personaje es meramente anecdótico sin que afecte el objetivo central de la historia.
El nudo de la trama se produce cuando Claire recibe en su contestador telefónico la voz de una mujer de la cual no tenía ninguna noticia por más de tres décadas. Se trata de Beatrice (Deneuve) quien habiendo sido el gran amor de su padre Antoine, lo abandonó repentinamente sin dejar huella alguna. Después del largo tiempo transcurrido, la recién llegada desea encontrar a su ex amante para transmitirle una importante noticia y le pide a Claire que lo ayude a ubicarlo, sin saber que Antoine murió inmediatamente después que lo dejó.
El reencuentro inicial entre las dos mujeres adquiere una especial tensión porque Claire guarda un profundo resentimiento con su interlocutora por motivos que sería indiscreto revelar. Lo cierto es que a lo largo del relato se irán atenuando las asperezas iniciales surgiendo a la postre un lazo afectivo entre ellas.
Esta historia hábilmente urdida, podría prestarse para un melodrama lacrimógeno pero no es así. Provost, además de proveer al relato de un dinamismo eficiente con un tono optimista, logró una excelente complicidad entre Froth y Deneuve en la caracterización de sus completamente opuestos personajes. La veterana Deneuve -ícono del cine francés- compone magníficamente a la dama de edad madura y de espíritu alegre que encuentra placer disfrutando de la buena comida en restaurantes sofisticados con adecuados vinos de acompañamiento, y que ahora en un momento crucial de su vida trata de encontrar el camino de la redención a través de Claire. Por su parte, Froth -que magistralmente se lució en Marguerite (2015) obteniendo el César a la mejor actriz del año- vuelve a demostrar su gran talento encarnando a la recatada y humana matrona, que encontrará algo que aprender de Beatrice.
En un papel de apoyo se distingue Olivier Gourmet quien ofrece gran simpatía animando a un sensible camionero maduro que cortejando a Claire despierta en ella la posibilidad de establecer una relación sentimental después de largo tiempo de no haber disfrutado de compañía masculina.
Como nota al margen resulta emotivo saber que el director dedica esta entrañable comedia dramática a la partera que le salvó su vida en el momento de nacer.
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