Mauricio Macri multiplica la obra pública con la llegada de unas elecciones clave
Mauricio Macri multiplica la obra pública con la llegada de unas elecciones clave
Una grúa levanta la base de un nuevo puente; el asfalto humante cubre lo que antes era un camino de tierra; obreros de cascos amarillos perforan una nueva cloaca. Al final, un sobreimpreso dice “Haciendo lo que hay que hacer”. Es el único texto de los spots de campaña que el gobierno de Mauricio Macri difunde en la televisión para atraer votos en las elecciones de medio término del 22 de octubre. La obra pública es la gran apuesta del macrismo para reactivar la economía y el empleo. El presupuesto de este año destinó a infraestructura 10.900 millones de dólares, una cifra que equivale al 2,21% del PIB y supera en 32,1% a la de 2016. La mayor parte del dinero fue a parar a obras viales, tanto que el consumo de asfalto ha sido récord: durante los primeros cinco meses del año, el Estado compró 224.000 toneladas y mayo fue el de mayor consumo de la historia, con 49.000 toneladas.
El motor de la obra pública tiene un efecto multiplicador del que nadie duda. Crea empleo, moviliza materia prima y hasta el 40% de la inversión vuelve al Estado a través de impuestos. Mientras tanto exhibe un Estado en movimiento, y todo ello se traduce en votos. El Gobierno, sin embargo, está en guerra contra el déficit fiscal y ya anticipó que el año que viene, sin desafíos electorales en el corto plazo, el dinero que aportará a infraestructura será el mismo que en 2017, pese a que la inflación anual rondará el 22%. Para compensar la caída apelará al dinero de los privados. La idea es llevar a la inversión al 3,5% del PIB gracias a la promoción de los llamados Participación Público Privada (PPP).
Los PPP son las estrellas de las obras públicas. “El privado hace la inversión y el Estado le reconoce un derecho a futuro”, dice Flores. El presupuesto de 2018 destina a obras unos 12.000 millones de dólares de las arcas públicas, pero el Gobierno espera sumar otros 14.000 millones de dólares aportados por los privados. “La apuesta es que la inversión no la haga tanto el Estado, para que no haya déficit”, dice Flores. En los planes oficiales está la construcción de una nueva central nuclear, tres autopistas y proyectos en energías renovables. La inversión de 2018 podrá duplicar a la de 2017, pero el éxito de la estrategia dependerá de la confianza de los inversores.


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