HABLEMOS DE CINE
HABLEMOS DE CINE
Por Jorge Gutman
La personalidad del excepcional pintor holandés Vincent Van Gogh fue tratada en varias oportunidades por el cine donde por vez primera la consideró Vincent Minnelli en Lust for Life (1956) personificado magníficamente por Kirk Douglas. Lo que en este caso distingue a Loving Vincent es ser el primer largometraje animado, donde cada plano es pintado exclusivamente en forma manual.
Este ciclópeo proyecto llevado a cabo por los directores Dorota Kobiela y Hugh Welchman abarcó 7 años para ser implementado, donde han participado un centenar de pintores para recrear la última etapa de la vida de Van Gogh transcurrida en Arles; para ello se inspiraron en más de 100 pinturas de este genio que se suicidó a la temprana edad de 37 años, a fines de julio de 1890.
La acción que comienza en Arles, un año después de su muerte adopta la forma de un relato de intriga. El factor que impulsa la trama es una carta póstuma de Van Gogh (Robert Gulaczyk) dirigida a su querido hermano y benefactor Theo. Quien la recibe es Armand Roulin (Douglas Booth), el hijo del cartero Joseph Roulin (Chris O’Dowd) que solía encargarse de la frecuente correspondencia epistolar que Vincent mantenía con su hermano; pero sucede que cuando Armand decide entregar esa misiva viajando hacia Auvers donde residía su .destinatario descubre que Theo también había muerto debido a la sífilis que había contraído.
Aguzado por la curiosidad de saber si Van Gogh realmente se suicidó o si en cambio fue asesinado, Armand decide investigar el asunto. A través de la tarea que se impuso va recibiendo diferentes versiones sobre el maestro brindadas por los personajes que en vida lo conocieron y que por él fueron retratados; entre algunos de ellos se encuentra el doctor Gachet (Jerôme Flynn) quien atendió a Vincent en sus días finales, su hija Marguerite Gachet (Saoirse Ronan), Adeline Ravoux (Eleanor Tomlinson), cuya familia era dueña de la posada donde residió Van Gogh y el Padre Tanguy (John Sessions).
Aunque el relato, basado en el guión de los directores y Jacek Dehnel, no esclarece la causa de su muerte, eso poco importa porque lo que aquí trasciende es apreciar de qué modo las pinturas adquieren vida propia a medida que se indaga sobre Van Gogh; en consecuencia, obras como La Noche Estrellada, El retrato del Dr. Gachet, o bien Terraza de Café por la Noche, entre muchas otras, quedan resaltadas al propio tiempo que se intenta penetrar en la psiquis del gran creador postimpresionista.
Además de impresionar por su belleza visual esta remarcable película de animación no solamente satisfará a los amantes de la pintura sino también a quienes aún no hallan conocido la obra de este genio que lamentablemente fue valorado en toda su dimensión artística después de su muerte; así hoy día es considerado por muchos críticos de arte como el más famoso artista del mundo. Para concluir con este comentario, cabe aclarar que los cineastas decidieron denominar a esta película con las palabras finales que Van Gogh solía firmar en las cartas dirigidas a Theo.
THE FLORIDA PROJECT. Estados Unidos, 2017. Un film de Sean Baker
Perturbador documento sobre la infancia descontrolada, la pobreza y la degradación que sufren ciertos sectores desfavorecidos de Estados Unidos es lo que ilustra Sean Baker en The Florida Project, cuya acción se desarrolla en una zona periférica de Disneyworld en Orlando.
Allí se detecta la existencia de moteles de baja categoría donde habitan familias de limitados recursos, gente que vive en la indigencia y algunos turistas ocasionales en procura de albergues baratos. En el ambiente poco hospitalario de uno de esos moteles habita Moonee (Brooklynn Prince), una niñita vivaz y de plena energía que junto con Scooty (Christopher Rivera), otro chico de edad similar del mismo establecimiento, viven alocadamente y envueltos en travesuras que en más de una vez ocasionan daños a terceros; en algunas instancias se les une Jancey (Valeria Cotto), la mejor amiga de Moonee, quien reside en otro motel próximo junto a su abuela.
El relato se centra fundamentalmente en Moonee que cohabita con Halley (Bria Vinalte), su madre soltera dueña de una desagradable personalidad. Además de inmadura, Halley es grosera, mal hablada y en ciertas ocasiones violenta; tratando de pagar el arriendo de su pieza no hesita en recurrir a cualquier medio posible para lograrlo, ya sea prostituyéndose o bien estafando a algún turista. Su indeseable conducta es transmitida a su hijita inculcándole la desobediencia hacia terceros como norma de vida; de este modo, la pequeña que goza de completa libertad y sin una clara noción del bien o del mal se comporta salvajemente.
Filmado como si se tratara de un documental. Baker en base a su propio guión escrito con Chris Bergoch presenta una sucesión de escenas que demuestran las consecuencias del comportamiento infantil cuando los chicos quedan librados al azar sin supervisión de sus padres. Así, en un momento clave del relato Moone y sus amiguitos visitan una casa abandonada y antes de salir le prenden fuego provocando un grave incendio. En medio de ese deplorable ambiente, se encuentra Bobby (William Dafoe), el buen intencionado gerente del motel que trata de lidiar con las tensiones creadas por Halley y Moone actuando como su protector; además, este noble hombre adoptando un papel paternal se ocupa muy bien de vigilar y expulsar a potenciales predadores que deambulan por el complejo habitacional en salvaguardia de los chicos que allí viven.
En este crudo relato de degradación moral, social y cultural, el realizador ofrece una pintura realista de una de las tantas regiones del país más poderoso del mundo donde el anhelado sueño americano no es más que una falacia. Mostrando las paupérrimas condiciones de vida que se desarrollan a escasa distancia de donde se halla el parque temático más importante del mundo visitado por millones de turistas, el contraste existente entre dos diferentes Estados Unidos no puede ser más evidente. Queda entonces esclarecer cuál es el verdadero.
Habiendo reclutado un elenco no profesional, con excepción de William Dafoe, Baker ha logrado un nivel de interpretación sorprendente. Todos los niños parecen estar viviendo sus personajes; con todo se destaca Brooklinn Prince donde su maravillosa actuación causa profunda admiración, haciéndola merecedora de un Oscar; estando en perpetuo movimiento y con un despliegue físico increíble, pareciera haber sido tocada con una varita mágica al sumergirse por completo en la vida de Moonee; en la escena final transmite una sensibilidad extraordinaria capaz de emocionar al público más indiferente como una criatura impotente de modificar su suerte. Similar elogio merece la encumbrada caracterización que realiza Vinaite como la rebelde y amoral madre de Moonee
Por los valores apuntados y por su contenido social, éste es un documento valiente que realizado con gran honestidad es altamente recomendable.
LUCKY. Estados Unidos, 2017. Un film de John Carroll Lynch
Este notable film de John Carroll Lynch es doblemente triste. En primer lugar porque su tema central es el de la mortalidad del ser humano que se hace más patente en el crepúsculo de su existencia; además, porque Lucky está interpretado por Harry Dean Stanton, el nonagenario excelente actor que acaba de fallecer hace pocas semanas y que deja como legado un trabajo actoral que sin duda es el mejor de su destacada carrera profesional.
Stanton, pareciera personificarse a sí mismo, al menos en la edad del personaje que protagoniza. Él es Lucky, un solitario anciano de 90 años que se desenvuelve bastante bien al no contar con persona alguna que lo atienda. Viviendo en una pequeña ciudad en el medio del desierto de Arizona, se lo observa repitiendo todas las mañanas un mismo ritual: al levantarse se desplaza en su habitación, se dirige al café local para su desayuno, distrae su tiempo haciendo palabras cruzadas y conversando con la gente que allí se encuentra y que lo respeta considerablemente. Después de haber sufrido un desvanecimiento, el médico que lo atiende (Ed Begley) no encuentra nada particular que merezca mayor atención, donde los achaques que pueda tener responden sencillamente al desgaste propio del organismo de cualquier persona que haya llegado a su edad; por otra parte el doctor lo considera como una anomalía de la ciencia al comprobar que el atado de cigarrillos que consume diariamente no haya afectado su salud.
El relato se centra en situaciones episódicas esbozadas en el conciso y efectivo guión de Logan Sparks y Drago Sumonja; a través de las mismas se asiste a diferentes incidentes que se suceden en la relación que mantiene Lucky con los personajes que lo rodean. Entre los mismos se encuentra su buen amigo Howard (interpretado por el director David Lynch); Joe, el dueño del café (Barry Shabaka Henley); Loretta (Yvonne Huff), la camarera que trabaja en el mismo, Bibi (Bertila Damas), la propietaria mexicana de un almacén de comestibles donde Lucky compra sus cigarrillos; Bobby Lawrence (Ron Livingston), un vendedor de seguros de vida; Fred (Tom Skerritt), un ex veterano de la Segunda Guerra con quien Lucky intercambia algunos recuerdos sobre momentos vividos en el pasado.
Lo que preocupa a este anciano es ser consciente de que en cualquier momento inesperado pueda dejar de existir;sin embargo esa intranquilidad es ocultada a terceros, con la sola excepción de Loretta a quien secretamente le confiesa que siente un gran temor, aunque sin especificar de qué. Cuando Lucky es invitado por Bibi al cumpleaños de su hijita, es allí donde deja completamente de lado sus inquietudes para disfrutar plenamente del ambiente familiar que lo rodea en donde termina entonando una canción acompañando a los mariachis.
Además de la antológica actuación de Stanton, resulta inobjetable el desempeño del elenco que lo rodea, agraciado en buena parte por la excelente descripción de sus personajes.
Queda como balance, el canto del cisne de un gran actor en un sublime film que aborda con profundidad el tema de la mortalidad aunque sin adoptar un tono deprimente.
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