La militarización de la frontera agita la campaña electoral de México
La militarización de la frontera agita la campaña electoral de México
El poder desestabilizador de los tuits de Trump ha vuelto a sacudir a México, el azote preferido del presidente de Estados Unidos. El más vulnerable también, en la medida en que el Gobierno de Enrique Peña Nieto hace continuos malabares por mantener relación ante tanto ataque y bandazo. La militarización de la frontera ha forzado que todos los candidatos presidenciales salgan en tromba a criticar, con mayor o menor dureza, a Trump, quien con apenas 140 caracteres ha introducido la relación entre ambos países en la campaña electoral, un tema ausente hasta ahora.
Los mensajes de los últimos días son una buena muestra de cómo, si se lo propone, Trump puede irrumpir y agitar la agenda política del vecino del sur. Sin coherencia alguna, con datos distorsionados. Primero, criticó a México por no hacer nada para frenar la caravana de migrantes centroamericanos que, como cada año, recorría el país hasta llegar a la frontera con Estados Unidos para visibilizar su situación. Después, ordenó la militarización de la frontera. Finalmente, cuando la caravana decidió disolverse a mitad de camino, Trump lo celebró y lo achacó a las “fuertes leyes” contra la inmigración de México.
Si bien el puntero en las encuestas no entró a valorar la actuación del Gobierno de Peña Nieto, el aspirante de Por México al Frente, Ricardo Anaya, otrora aliado de la actual Administración, sí lanzó un dardo al Ejecutivo. Para el expresidente del PAN, las nuevas amenazas de Trump requerían de una respuesta “rápida y enérgica” y criticó la “pasividad” del Gobierno. “México debe condicionar su cooperación con Estados Unidos en materia migratoria, antidrogas, seguridad, contra el terrorismo, a que cesen los ataques contra los mexicanos, se suspenda el envío de la guardia nacional a la frontera y se acaben las amenazas constantes, porque con amenazas no se puede negociar ni se puede cooperar”, insistió Anaya.
Crítico con Trump se mostró también José Antonio Meade, candidato del gobernante PRI. En un primer momento, cuando se especuló con que el presidente estadounidense mandaría militares a la frontera, Meade aseguró: “Que no se equivoque Trump: mandar a su ejército a la frontera sería un agravio inadmisible para nuestro país”. Una vez consumada la amenaza y emitida la orden, Meade bajó el tono y pidió al resto de candidatos unidad “en la defensa de la soberanía y la dignidad de la nación”.
La relación con Trump enfrenta al candidato oficialista -canciller durante casi tres años-, como en otros temas de campaña, a la disyuntiva de tener un discurso propio con el que distanciarse del Gobierno o seguir la pauta que marca Los Pinos, pese a las críticas que esta reciba. En este sentido, la coordinadora de su Oficina, Vanessa Rubio, asegura que la campaña de Meade “tendrá una posición propia, que es la de la defensa de la soberanía nacional”, pero recalca que se ha de ser respetuoso con el Gobierno, “que es quien marca la política exterior”.
La posibilidad de que un mal manejo de la relación con Trump afecte aún más al candidato del PRI es indudable. La llegada de Trump a la Casa Blanca ha sido un quebradero de cabeza para el Ejecutivo de Peña Nieto, que ha tratado de capear el huracán sin alzar demasiado la voz, pese a las críticas que eso ha generado a nivel interno. La visita de Trump a México durante la campaña presidencial de Estados Unidos, horas antes de insistir en su país que México pagaría su deseado muro fronterizo, fue una humillación para el vecino del sur.
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