Canadá acepta unirse a la investigación del siniestro aéreo en el que murió la gobernadora de Puebla
Canadá acepta unirse a la investigación del siniestro aéreo en el que murió la gobernadora de Puebla
Canadá es el primer país que ha apoyado la llamada de Andrés Manuel López Obrador a investigadores de otros países para que se sumen a las pesquisas sobre el accidente de helicóptero en el que murió la gobernadora de Puebla, Martha Érika Alonso, su marido y ex gobernador del Estado, Rafael Moreno Valle, los dos pilotos y un asistente de él. El anuncio, realizado por la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana este miércoles por la noche, supone un espaldarazo a la petición de ayuda del presidente mexicano a otros países y evitar así cualquier tipo de sospecha sobre la independencia de las averiguaciones.
Este jueves dos expertos del Consejo de Seguridad del Transporte canadiense (TSB, por sus siglas en inglés) su unirán a los investigadores mexicanos y a los que ya han enviado la empresa fabricante del fuselaje y las turbinas del aparato siniestrado, producidos, respectivamente, en Italia y Canadá. Ante las exigencias de Partido Acción Nacional (PAN, derecha), al que pertenecía el matrimonio fallecido, de que la investigación sea independiente y que sea haga “con claridad y prontitud”, como expresó su líder nacional, Marko Cortés, el Gobierno ha reiterado una y otra vez su compromiso con que se sepa toda la verdad sobre el siniestro. De esta forma, el Ejecutivo de López Obrador (Morena, izquierda) quiere acallar las acusaciones lanzadas estos días en redes sociales, que ponen en duda de la todavía escasa información oficial sobre el accidente a pesar de que no hay evidencia alguna de voluntariedad alguna en el suceso. Unas sospechas a las que se sumaron la tarde del martes varios cientos de simpatizantes panistas que acudieron a Puebla al funeral. Los asistentes gritaron al unísono “asesinos” y “justicia” cuando la secretaria (ministra) de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se sumó a la ceremonia. El más rotundo en el Ejecutivo federal fue el secretario de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriúen su primera comparecencia pública, cuando solo habían transcurrido unas horas desde la fatalidad: “No podemos especular de ninguna manera que se trate de otra cosa de lo que aparentemente es hoy: una falla en el aparato”. Las investigaciones, que comenzaron la tarde del martes, únicamente han descartado que hubiese explosivos a bordo.
Quien no podrá unirse, al menos de momento, a la investigación será Estados Unidos, a pesar de que el Ejecutivo mexicano había solicitado expresamente su deseo de que sumar a Washington en los trabajos. El cierre de la Administración estadounidense, que comenzó el viernes pasado tras el pulso entre demócratas y republicanos por el muro con México, impide que, a corto plazo, la agencia especializada en investigación de accidentes del país norteamericano participe codo con codo con los investigadores del país latinoamericano.
Tras el no de EE UU, el Gobierno mexicano anunció el martes que también solicitará ayuda a Canadá y a varios países europeos. El Gobierno de Justin Trudeau, un socio tradicional de México —a ambas naciones les une, además de la geografía, su presencia en el mayor tratado de libre comercio del mundo, el recién renovado T-MEC— ha sido el primero en dar el sí. Aún está por ver cuántos países acaban finalmente por colaborar para esclarecer lo ocurrido en Puebla.
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