“Derecho a morir” no tiene bases jurídicas
“Derecho a morir” no tiene bases jurídicas
ROMA, 29 NOV – El papa Francisco volvió a manifestarse hoy en contra de la eutanasia y el “derecho a la muerte”, durante una audiencia con miembros del Centro de Estudios “Rosario Livatino”.
La audiencia se llevó a cabo en ocasión del congreso nacional sobre el tema “Magistratura en crisis. Caminos para recuperar la justicia”, en homenaje al juez Livatino, asesinado por la mafia en 1990, a los 38 años y ahora en proceso de beatificación.
Las sentencias que se pronuncian a veces en los recintos de justicia en Italia y en muchos ordenamientos jurídicos sobre el derecho a la vida” son “pronunciamientos para los cuales el interés principal de una persona inválida o anciana sería morir y no ser tratada”, dijo Francisco.
O bien que “según una jurisprudencia que se define como ‘creativa’ inventan un ‘derecho a morir’ carente de cualquier fundamento jurídico y de este modo debilitan los esfuerzos por aliviar el dolor y no abandonar a sí misma a la persona que se apresta a concluir su existencia”, agregó.
Durante la audiencia el papa recordó especialmente a Livatino, “cuyo proceso diocesano de beatificación concluyó positivamente y sigue siendo un ejemplo, sobre todo para los que desempeñan el comprometido y complicado trabajo de juez”.
Francisco recordó una observación del juez en respuesta a “las preocupaciones que un parlamentario laico de su tiempo tenía por la introducción de un presunto derecho a la eutanasia”.
“Si la oposición del creyente a esta ley se funda en la convicción de que la vida humana (…) es un don divino que al hombre no le es lícito sofocar o interrumpir, igualmente motivada es la oposición del no creyente que se funda en la convicción de que la vida debe ser tutelada por el derecho natural, que ningún derecho positivo puede violar o contradecir, desde el momento en que esta pertenece a la esfera de los bienes ‘indisponibles’, que ni los particulares ni la colectividad pueden agredir” (Canicattì, 30 de abril de 1986, en “Fede e diritto”)”.
Según Francisco, “estas consideraciones parecen distantes de las sentencias” actuales sobre el tema. “La actualidad de Rosario Livatino es sorprendente, porque capta las señales de lo que surgiría con mayor evidencia en las décadas siguientes, no solo en Italia: es decir la justificación de la extralimitación del juez hacia ámbitos no propios, sobre todo en materia de los llamados ‘nuevos derechos’, con sentencias que parecen preocupadas por agotar deseos siempre nuevos alejados de todo límite objetivo”.
El papa recordó que al respecto el juez Livatino dio testimonio de hasta qué punto la virtud natural de la justicia exige ser ejercida con sapiencia y con humildad, teniendo siempre presente la “dignidad trascendente del hombre”, que remite “a su naturaleza, a su innata capacidad de distinguir el bien del mal, a esa ‘brújula’ inscrita en nuestros corazones y que Dios imprimió en el universo creado”.
Es por lo tanto un “ejemplo luminoso de cómo la fe puede expresarse cumplidamente en el servicio a la comunidad civil y sus leyes; y de cómo la obediencia a la Iglesia puede conjugarse con la obediencia al Estado, en particular con el ministerio, delicado e importante, de hacer respetar y aplicar la ley”.
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