BEANPOLE. Rusia, 2019. Un film de Kantemir Balagov
BEANPOLE. Rusia, 2019. Un film de Kantemir Balagov
Por Jorge Gutman
Después de haber visto en el Festival de Cannes de 2017 Tesnota, el excelente drama del joven realizador ruso Kantemir Balagov, considerables expectativas se generaron frente a su reciente trabajo; afortunadamente con Beanpole ratifica su idoneidad y madurez relatando un drama que se desarrolla pocos meses después de haber concluido la Segunda Guerra Mundial.
El guión del realizador co-escrito con Alexander Terekhov -lejanamente basado en la novela The Unwomanly Face of War publicada en 1985 de la escritora Svetlana Alexievich, ganadora del Premio Nóbel de Literatura de 2015- tiene lugar en Leningrado, una ciudad prácticamente devastada por el conflicto bélico. Con veteranos que han regresado en dramáticas condiciones se observa a la enfermera Iya (Viktoria Miroshnichenko) -apodada “Beanpole” quien trabajando en un hospital militar los está asistiendo; asimismo se ocupa de cuidar a Pashka (Timofey Glazkov) de 4 años que lo quiere como si fuera su propio vástago; en realidad el pequeño es hijo de Masha (Vasilisa Perelygina),quien es gran amiga de Iya y que partió al frente de combate cuando el chico era un bebé de escasos meses. Sin embargo una tragedia acontece con la inesperada muerte del niño por lo que Masha experimenta un inmenso dolor cuando retorna a la vida civil.
Gran parte del relato se centra en la íntima amistad entre estas dos mujeres de opuesta personalidad y los conflictos surgidos por cuestiones de maternidad. Al propio tiempo el relato expone las relaciones sentimentales que mantienen la tímida Iya con el jefe médico oficial Nikolay Ivanovich (Andrey Bykov) y la más abierta y extrovertida Masha con el joven Sasha (Igor Shirokov) que es el hijo de un oficial del Partido.
En su relato Balagov transmite un tono sombrío y desgarrador a medida que va exponiendo las consecuencias físicas y emocionales de los supervivientes; eso se refleja claramente en Iya y Masha. Tanto Miroshnichenko como Perelygina sin haber tenido previa experiencia delante de una cámara demuestran poseer un talento inusual al haber logrado transmitir con gran intensidad la resiliencia de dos almas traumatizadas que tratan de encontrar un nuevo sentido a sus vidas en el ámbito de un mundo próximo a ser reconstruido. En los factores técnicos, tanto la fotografía de Kseniya Sereda como los diseños de producción de Sergey Ivanov refuerzan los valores de esta magnífica producción.
Esencialmente, en Beanpole el realizador logra un conmovedor melodrama espiritual que se distingue por su gran rigurosidad y que a pesar de su triste telón de fondo merece la pena de ser contemplado. Por sus méritos, Balagov obtuvo el premio al mejor realizador en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2019.
MAFIA INC. Canadá, 2020. Un film de Daniel Grou
Aunque las actividades del crimen organizado en Montreal son bien conocidas por el público a través de los medios de difusión, hasta ahora el cine canadiense no lo había considerado. Es por ello que resulta bienvenido apreciar un film que sobre ese tema aborda el eficiente director quebequense Daniel Grou (conocido como “Podz”).
En lugar de haber realizado un documental, el realizador opta por la ficción en la medida que le permite explorar más a fondo los personajes que participan en el universo mafioso de Quebec. Para ello se valió del libro de los periodistas André Noël y André Cédilot que ha sido eficientemente adaptado por el guionista Sylvain Guy.
La trama transcurre en Montreal en 1994 aunque bien podría haber sido en la época actual; a través de la misma se sigue los pasos del joven Vincent (Marc-André Grondin), quien es el hijo de Henri Gamache (Gilbert Sicotte), un humilde sastre. Desde su adolescencia él ha sido gran amigo de Giaco (Donny Falsetti), cuyo padre Frank Paternò (Sergio Castellitto) es el gran padrino de la mafia siciliana de Montreal. Como consecuencia de dicha amistad, además de que Henri ha sido durante largos años el sastre de los Paternò, el poderoso “hombre de honor” considera a Vincent como su hijo adoptivo; convencido de su lealtad lo adoctrina para que se convierta en un instrumento esencial al servicio de su organización
Dentro del marco de las actividades clandestinas realizadas por Frank, uno de sus objetivos es obtener el financiamiento necesario para la construcción de un puente que en Italia una la isla de Sicilia con Calabria; de poder concretar esa operación, la misma podrá reportar sumas millonarias con los ingresos percibidos mediante el peaje pagado por los usuarios. Con tal propósito y para impresionar a su jefe Vincent efectúa una arriesgada transacción en Venezuela que tendrá deplorables consecuencias; así se abrirá una profunda grieta en la actividad criminal de Paternò con violentas sacudidas que repercutirán en la familia Gamache.
La situación se agrava aún más teniendo en cuenta que Sofie (Mylène Mackay), la hermana de Vincent e hija de Henri, es la novia de Patrizio (Michael Ricci), el hijo menor de Frank.
Inspirado en gran parte en el ascenso y caída del mafioso Vito Rizzuto, este film, sin alcanzar la la grandeza de obras similares realizadas por Coppola (The Goodfather I, II, III), De Palma (Scarface), Scorcese (Goodfellas, Casino, The Irishman) y Bellocchio (Il Traditore), es suficientemente respetable en la ilustración que ofrece de la mafia siciliana de Montreal y el modus en que opera esta delictiva organización.
Entre los valores del film se destaca la irreprochable realización de Podz brindando una fluida narración con un elenco de sólido nivel. Castellitto ofrece la perfecta imagen del padrino que aunque exteriormente afable maneja con destreza los hilos del clan; Grondin fascina como el impulsivo, decidido y arriesgado criminal cuya extremada audacia determinará su caída en desgracia; por su parte, en un papel menor Sicotte demuestra honda sensibilidad como el decente modisto que no puede aceptar el delictivo camino emprendido por su hijo.
Si bien Podz podría haber aminorado la violencia expuesta en el relato, ese aspecto no logra atenuar la calidad de este drama que conduce a una suerte de tragedia griega con un desenlace cínicamente realista. Como agregado final cabe mencionar que los diálogos del film en italiano, francés e inglés contribuyen a ofrecer un viso de lograda autenticidad a esta historia.
FAHIM. Francia, 2019. Un film de Pierre-François Martin-Laval.
Un acontecimiento real permitió al director Pierre-François Martin-Laval concebir una comedia dramática que por sus características asume el carácter de un cuento de hadas.
Basado en el libro Un roi clandestin de Sophie Le Callennec y Xavier Parmentier, el guión del realizador se centra en Fahim (Assad Ahmed) de 8 años quien en 2008 junto a su padre Nura (Rahaman Nura) dejan al resto de la familia en Bangladesh para asentarse en Paris en procura de un mejor porvenir que el que puede ofrecerles la inestable y tumultuosa tierra natal. Una vez más el cine aborda el espinoso y triste tema de los refugiados que tratan de obtener asilo político, con la amenaza de ser expulsados en cualquier momento. Ésa es la situación que enfrentan Fahim y su progenitor.
Como siempre existe la posibilidad de que halla una luz al final del túne.l eso acontece con Fahim. Habiendo sido un prodigio del ajedrez en Bangladesh, encuentra ahora la posibilidad de suavizar sus penas cuando por un golpe de la buena suerte se vincula con Sylvain (Gérard Depardieu) quien es uno de los más importantes instructores franceses de dicho juego en un club local. Al principio es rechazado por Sylvain porque no logra expresarse bien en francés; con todo, merced al humanismo demostrado por Mathilde (Isabelle Nanty), la asistente del instructor, el niño puede asistir a las clases de este maestro que logra apreciar la sagacidad e inteligencia del chico en el manejo de las piezas de este difícil deporte intelectual. En consecuencia, la desconfianza y recelo inicial cede paso al afecto que gradualmente va surgiendo entre profesor y alumno para convertirse en una sólida amistad.
Lo que sigue es predecible pero no menos auténtico y emotivo. Así, Fahim se destaca en los torneos locales para finalmente participar en la competencia nacional donde en 2012 es coronado como el Campeón de Ajedrez en la categoría correspondiente a menores de 12 años. Obviamente, esa consagración permitirá que tanto él como su padre obtengan la anhelada residencia y que prontamente toda la familia pueda reunirse.
Si bien la historia es verdadera en donde el profesor Sylvain es realmente Xavier Parmentier, uno de los dos autores del libro mencionado, el film permite apreciar el tesón de Fahim en triunfar, la determinación de su padre en vencer los graves obstáculos interpuestos, como así también la solidaridad de desconocidos para ayudarles, realzando el lado positivo del género humano.
Si en palabras ésta es una bella historia, en su implementación el director ha logrado un film de buenos sentimientos capaz de conmover al espectador. Finalmente cabe destacar el buen trabajo de Depardieu, la calidez desplegada por Nanty, así como la notable interpretación de Ahmed quien por primera vez se encuentra enfrentando a una cámara no siendo un actor profesional como tampoco lo es Rahaman.
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