La temporada no arranca
La temporada no arranca
La FIA confirmó lo que muchos anticipaban: la cancelación del Gran Premio de Australia que debía poner en marcha este domingo una nueva temporada de la Fórmula 1.
La máxima categoría del automovilismo deportivo no logró eludir la pandemia de coronavirus que azota a 122 países con 140.000 contagiados y más de 4.700 muertos y que ya había tenido efecto en otras disciplinas deportivas.
La decisión se hizo esperar y llegó poco antes del horario previsto originalmente para las pruebas libres del que debió ser el primer Gran Premio del año, frustrado por un caso positivo en el equipo McLaren.
La escudería de Woking anunció a primera hora del jueves su deserción de la competencia y la noticia repercutió con fuerza sobre todo entre los pilotos que, encabezados por el británico Lewis Hamilton, expresaron su oposición a salir a pista.
Luego de muchas idas y vueltas y tras una reunión con los representantes de los nueve equipos restantes, finalmente la FIA llegó a la conclusión de que lo mejor era suspender la primera cita del año en Melbourne.
“Como corolario de un largo debate y con una posición mayoritaria de las escuderías se decidió que lo más acertado era no comenzar la temporada y anular todas las actividades”, explicó la FIA en un comunicado.
La decisión contó con el respaldo del Australian Grand Prix Corporation (AGPC) y representa “un duro revés para miles de fanáticos que tenían previsto asistir a la primera carrera del año, a quienes se les reembolsará el valor de la entrada”.
Según la FIA, el principal objetivo de esta medida apuntó a “garantizar la seguridad de todos aquellos que forman parte del Circus y también de la comunidad”, tal como reclamaban los pilotos más temprano.
La confirmación oficial llegó poco después de que el primer ministro australiano, Daniel Andrews, informara que si finalmente el Gran Premio se disputaba, sería sin público debido a la emergencia sanitaria.
El escenario de correr en un circuito vacío también pareció tener peso en la decisión de la FIA, tanto como la presión que ejercieron los principales protagonistas, temerosos de que se repitiera la situación que padeció el equipo McLaren.
Todos sus integrantes debieron permanecer en cuarentena voluntaria al confirmarse el caso positivo, uno de los 128 que se registraron en Australia, donde el virus provocó la muerte de cuatro personas.
Otros cuatro integrantes del equipo Haas que estaban bajo sospecha, entre ellos tres mecánicos, dieron negativo al test al que fueron sometidos luego de presentar síntomas de la enfermedad.
“El dinero manda”, decía más temprano Hamilton al apuntar a los intereses en juego que parecían postergar una decisión que se imponía por sentido común y que no era otra que cancelar la competencia.
“Para mí es shockeante que estemos todos sentados en esta habitación esperando noticias. La NBA suspendió la temporada y hasta Donald Trump anunció que impedirá el ingreso a Estados Unidos de aquellos que provengan de Europa”, agregaba.
“La Fórmula 1 sigue adelante porque manda el dinero”, decía el séxtuple campeón mundial al explicar que “todo el mundo reaccionó frente a la emergencia, algunos tal vez con algo de retraso, menos nosotros”.
“Obviamente me encantaría poder correr, pero no así. Hoy había muchos aficionados en pista. Yo sólo puedo invitar a todos a adoptar las mayores precauciones posibles, cosa que no vi al arribar aquí, donde parecía ser un día normal”, completó.
Tras el piloto de Mercedes se encolumnaron varios de sus colegas incluido el alemán Sebastian Vettel, piloto de Ferrari, cuádruple campeón mundial y palabra más que autorizada también en la Fórmula 1.
“Espero que nos pongamos de acuerdo, pero si fuera necesario podemos meter el freno de mano”, advertía Vettel, quien consideraba factible alcanzar un consenso con el resto de sus colegas si se decidía que el riesgo de salir a pista resultaba demasiado alto.
“Somos un grupo de 20 hombres y compartimos una opinión común sobre las grandes decisiones y esta es una de ellas. Sabemos qué hacer para cuidad de nosotros mismos”, anticipaba también el alemán al referirse a la Asociación de Pilotos (GPDA).
Al final primó el sentido común y el inicio del campeonato se postergó al menos hasta el 22 de marzo, cuando se disputará el Gran Premio de Bahrein sin público por las mismas razones que frustraron el comienzo en Albert Park.
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