Celia Cruz: La reina de la salsa
Celia Cruz: La reina de la salsa
El escritor Jairo Patiño Pérez publicó en el 2006 con la Editorial Panamericana su libro “Toda la vida carnaval”, biografía dedicada a la guarachera de Cuba.
Elena Chafyrtth – @chafytths
Jairo Patiño Pérez creció escuchando a los grandes de la salsa, tanto en su casa como en el vecindario. Nació en el 76, un año perfecto para que pudiese disfrutar de lo que en ese entonces ya se conocía como “salsa”: una unión de ritmos cubanos que, al ser mezclados con ritmos neoyorquinos como el jazz, provocaban un sonido arriesgado, pero que ya había logrado conquistar al público.
Una tarde el escritor caminaba por las calles de su barrio cuando de repente oyó una canción que robó toda su atención y se detuvo a escucharla. Toro mata, de la cantante Celia Cruz, sonaba en ese momento en la tienda de la esquina. Esta conexión lo llevó a que años más tarde pudiese verla una noche en vivo en Corferias, siendo testigo de su presencia escénica y del poderío de su voz. Tiempo después, Jairo Patiño postularía a la guarachera en una antología que se publicaría en Panamericana, sin saber que él mismo escribiría esta biografía.
“Catalina se había casado con Simón Cruz, un fogonero de los ferrocarriles. Meses después de la triste partida de la sobrina, recibió en su casa a una niña que llegó al mundo con un estrépito de garganta agudo y premonitorio. Eso fue el 21 de octubre de 1925. La llamaron Celia Caridad y empezó a crecer entre los ojos avizores de todos sus familiares…”. Así comienza el lector su recorrido por la vida de la guarachera, que desde su nacimiento resulta curiosa, pues su tía Ana afirmaba que su difunta hija había reencarnado en la misma Celia.
La cantante Celia Cruz a los nueve meses de edad sufre de una enfermedad que hace pensar a su familia que en cualquier momento podía morirse. Sin embargo, una noche, de la nada, produce un llanto tan fuerte que hace que sus padres sean testigos no solo de su mejoría sino además de su enérgica voz. Años más tarde, apoya a su mamá con todos los quehaceres de la casa, se ocupó de sus hermanos, en donde todas las tardes solía arrullarlos y cantarles los sones de aquella época.
Este libro cuenta con gran detalle los inicios del recorrido musical de la única voz femenina que se posesionaría en la salsa por varias décadas, pues por este tiempo se pensaba que no había espacio para mujeres en el género. El lector encontrará varias anécdotas que hicieron de la cantante cubana la preferida de directores y músicos en diferentes épocas. Asimismo, muestra la senda de Celia Cruz para resaltar en las orquestas cubanas y neoyorquinas, para luego figurar como la única mujer en la Fania All Stars. El tiempo y los ritmos cambiaron, pero Celia Cruz siguió siendo la protagonista en varios momentos de la historia musical.
Leer la biografía de Celia Cruz escrita por Jairo Patiño es entender que la guarachera no tuvo “la vida perfecta” como muchos aseguraban, sino que fue una mujer que con su disciplina y tenacidad forjó una carrera artística admirable, pues durante toda su vida supo sortear las adversidades e ignorar muchas desaprobaciones a la vida artística. Incluso tuvo que soportar la negativa de su padre, que negaba que aquella mujer que escuchaban en la radio fuera su hija.
Este recorrido biográfico de Celia Cruz se hace al ritmo de boleros y guarachas con su voz fuerte que paralizó los escenarios. También lo acompañan fotografías en donde confirmarán la sonrisa y la fuerza que tuvo la cantante con su público: Celia Cruz nunca dejó de cantarle a su isla bonita, por más amarga que fuera su partida. Nunca dejó de pensar en ella: “soy libre como el viento/ y con mi canto sincero/ mi voz alzo en el destierro/ con profundo sentimiento”, canción compuesta por Luis Demetrio.
El libro Toda la vida carnaval nos muestra los ritmos que exploró la cantante a lo largo de su carrera y cómo, sin pensarlo, fue parte de la historia del nacimiento de la salsa, llevando su voz a todos los escenarios del mundo. Jairo Patiño no olvidó ningún detalle de la guarachera de Cuba, incluyendo dónde nació su inconfundible: “¡Azúcar!” Las anécdotas que vivieron con la Fania y mil cosas más hacen que gracias a esta biografía el lector se sienta arte de la vida de Celia Cruz.
Cuenta la anécdota del estribillo de la cantante, eterno en la salsa, que en los 60 una noche aceptaron ir a almorzar, junto con su esposo Pedro Knight, con su gran amigo Raúl González y su esposa. Luego de terminar de comer, se acercó un mesero y le preguntó a la guarachera que si quería café; la cantante respondió afirmando con una gran sonrisa.
El mesero, que Celia supo por su acento que era cubano, le preguntó si quería el café con azúcar, así que la cantante le dijo de forma jocosa que no era posible que él no supiera que el café cubano era fuerte: “¡claro chico, con azúcar!”. La historia se hizo muy conocida con el tiempo y, cansada de contarla tantas veces, un día decidió no contar el mismo cuento y solo decir en cada presentación “¡azúcar!” Fue tan popular su estribillo, que con los años le propusieron que lo patentara, a lo que la guarachera se negó, pues decía que el azúcar era del mundo.
“Toda la vida carnaval” se publicó tiempo después de que la guarachera de Cuba falleciera por cáncer cerebral. Luego de cinco años de haberse publicado, Patiño recibió un correo de Omer Pardillo Cid, quien fue mánager y gran amigo de Celia Cruz, en donde le manifestó que su libro sería parte del material expuesto en el proyecto “Legado de Celia”, junto con los vestidos y lo que hizo parte de su vida artística. Gracias al escritor, la vida de la cantante Celia Cruz quedó inmortalizada en las letras.
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