Santa Sofía vuelve a ser mezquita
Santa Sofía vuelve a ser mezquita
Erdogan canta victoria, Atenas brama: “provocación al mundo”
ESTAMBUL, 11 JUL – La antigua basílica bizantina Santa Sofía de Estambul volverá a ser mezquita, lo que significa que, después de 85 años, el presidente Recep Tayyip Erdogan, logró realizar el sueño del Islam político en Turquía. El Consejo de Estado votó de modo unánime la anulación del decreto de Mustafa Kemal Ataturk, que había transformado en museo el monumento símbolo de Estambul para “ofrecerlo a la humanidad”, después de casi 1.500 años transcurridos como lugar de culto cristiano y luego musulmán. Una decisión histórica que el presidente tradujo en ley, al firmar un decreto que transfiere la administración del edificio desde el ministerio de Turismo a la Diyanet, autoridad estatal para asuntos religiosos, que administra las 80 mil mezquitas turcas. A partir de hoy, tendrá una más. Desde la oración del viernes 24 de julio, anunció el líder de Ankara, en un discurso a la nación, volverá a ser un lugar de culto islámico. Para Erdogan, a menudo acusado de minar el laicismo de las instituciones de Ankara, es el paso simbólicamente más importante después de más de 17 años en el poder, que le permite reconstruir su base política en un momento de dificultad, entre crisis económica y la emergencia del coronavirus. Una medida que lo reafirma también como líder del mundo islámico, pero con la que corre el riesgo de pagar un costo en las relaciones con el resto de la comunidad internacional. De hecho, la decisión desencadenó de modo inmediato protestas e indignación. Para Grecia, se trata de una “abierta provocación al mundo civilizado”. Según la ministra de Cultura, Lina Mendoni, “el nacionalismo mostrado por Erdogan hace retroceder a su país seis siglos”. De modo inmediato llegó la reacción de la Iglesia ortodoxa rusa, que habló de una decisión que ignora a “millones de cristianos”. Por su lado, el patriarca de Constantinopla, Bartolomé, había advertido sobre los riesgos de una reacción “de los cristianos en el mundo del Islam”. De Washington a Moscú, de Bruselas a Atenas, muchos se pronunciaron para que se frene la medida, pero fue en vano. El líder de Ankara invocó “soberanía nacional” para tomar la decisión, mientras se aseguró que “las puertas continúen abiertas para todos, turcos y extranjeros, musulmanes y no musulmanes”.
Tampoco fueron escuchadas las llamadas al diálogo por parte de la UNESCO, que ahora se “lamenta profundamente” y expresa su “preocupación” al embajador turco del organismo, pidiendo un debate para evitar el riesgo de la eliminación del monumento de la lista del Patrimonio Mundial de la humanidad.
En sus más de 1.400 años de vida, la majestuosa estructura con techo en forma de domo de Santa Sofía en Estambul ha sido la principal catedral del Imperio Bizantino, una mezquita bajo el Imperio Otomano y un museo en la Turquía moderna, que atrae a millones de turistas todos los años.
Los jueces acogieron el recurso presentado en 2016 por un pequeño grupo islámico local, la Asociación para la Protección de los Monumentos Históricos y el Ambiente.
La tesis aceptada por los jueces se basaría sobre la ausencia de una autoridad legítima, visto que el edificio pertenecería a una fundación que lo había recibido en herencia del sultán Muhmmad II, que con la toma de Constantinopla en 1453 la había convertido en mezquita, después de casi un milenio en el que fue el más grande lugar de culto de la cristiandad.
Grupos islámicos nacionalistas festejaron el voto del Consejo de Estado, además de los ministros y diputados. Justo antes de la decisión, el monumento había sido bloqueado para evitar aglomeraciones en los alrededores. Con banderas turcas, los manifestantes, sin embargo, se reunieron en la plaza de Sultanahmet. “Rompamos las cadenas de Santa Sofía”, había sido su eslogan durante años. Desde hoy, esas “cadenas” ya no están más.
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