A 10 años de la tragedia de los 33 mineros
A 10 años de la tragedia de los 33 mineros
SANTIAGO DEL CHILE, 06 AGO – Las autoridades chilenas destacaron hoy el descenso del 75% en la fatalidad minera en los últimos 10 años, al recordar el décimo aniversario del accidente de los 33 mineros atrapados a 700 metros de profundidad en el desierto de Atacama.
Aún vuelve a estremecer la hazaña de estos trabajadores que resistieron 70 días bajo tierra -a una cucharada de atún y un sorbo de agua-, liderados por el jefe de turno Luis Urzúa, quien participó en la ceremonia oficial en el Servicio Nacional de Geología y Minería (Sernageomín).
El minero reflexionó con la mirada que da el tiempo sobre lo que falló ese día y por qué ocurrió el accidente a 800 kilómetros al norte de Santiago.
Contó que él llevaba solo dos meses en esa mina y que lo habían contratado específicamente para “arreglar un poco” la parte de seguridad, pero abajo en la mina.
“Nos pasó que 20 días antes del accidente, hubo un derrumbe, pero no se informó, no se hizo el estudio necesario para saber qué estaba pasando, si eran los pilares o los puentes. Solo cuando vuelve a ocurrir un hecho similar, un estallido de roca muy fuerte, los que analizaban en la superficie dijeron que no iba a pasar nada, que la roca de la mina era un cerro duro, por lo que nosotros seguimos trabajando normal”, recordó Urzúa.
“Quizás ellos sabían lo que estaba pasando, pero no estábamos al tanto de la geología, y eso a mí me ha hecho pensar de por qué se oculta esa información. Hoy puedo decirlo, porque estamos vivos. Nosotros no sabíamos la dimensión de donde estábamos, no teníamos camino auxiliar, estábamos con las manos amarradas” y dependían solo de las personas que estaban en la superficie, prosiguió el trabajador.
“Nosotros sacábamos cuentas y decíamos, puede llegar un grupo electrógeno de una minera grande, eran las conversaciones que teníamos, cuando pasa la parte critica de los primeros días, porque no se sentía nada si nos estaban rescatando, ni se escuchaban equipos de rescate porque la roca era muy grande, no había cómo mandar un mensaje”, describió Urzúa.
“¿Cómo nos pueden sacar?”, fue la pregunta permanente entre los mineros. Urzúa afirmó que “la gente de arriba sabía que el cerro estaba crujiendo, allí es donde uno se pregunta, ¿qué nos falló? por sacar una tonelada más de metal, dónde estuvo la falla”.
Rememoró ese 5 de agosto, cuando llegó para hacer el relevo a las siete de la mañana: “del turno saliente me dicen que no había novedades, que estaba todo normal, por lo tanto, uno confía en quienes están más arriba que uno”.
A su juicio, “la comunicación es lo más importante, y creo que esa es una de las cosas rescatables del accidente, saber cómo aprovechar la experiencia del accidente, para entregar dicho conocimiento a otros trabajadores del sector, para generar el autocuidado y la prevención”.
Las autoridades compartieron que el accidente de los 33 marcó una inflexión en la minería chilena.
El ministro de Minería, Baldo Prokurica, quien hace 10 años era legislador por la región de Atacama, valoró la mejora de las cifras en materia de fatalidad y accidentabilidad desde el 2010, que se han reducido en 75%. Mencionó que de 45 fallecidos en 2010 se pasó a 14 en 2019 y dio cuenta de la inversión regional que antes era de 500 millones de dólares que se distribuía en tres regiones y hoy llega a 2.000 millones de dólares que se reparten en ocho regiones.
El director del Sernageomín, Alfonso Domeyko, relató que después del accidente de la mina San José al organismo “se le entregaron más recursos para mejorar la gestión y la labor fiscalizadora”.
Por ejemplo, el año 2010 el Servicio contaba con 15 fiscalizadores y se hacían aproximadamente 2.500 fiscalizaciones anuales. La dotación actual de fiscalizadores supera las 60 personas, y en 2019 se realizaron más de 10.000 fiscalizaciones.
Paul Schiodtz, presidente de la Asociación Chilena de Seguridad (ACHS), entidad que trabajó en la contención de los familiares durante la espera del rescate y luego apoyó el trabajo de adaptación y la “vuelta” a la vida de los mineros, destacó el cambio cultural que se ha generado desde el accidente de Atacama.
Aseguró que “en términos de resultados de seguridad, estos últimos diez años han sido los mejores de toda nuestra historia, y es destacable que la minería muestra los mejores niveles sectoriales en el país”.
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