THE PAINTED BIRD. República Checa-Eslovaquia-Ucrania. Un film escrito y dirigido por Václav Marhoul. 169 minutos
THE PAINTED BIRD. República Checa-Eslovaquia-Ucrania. Un film escrito y dirigido por Václav Marhoul. 169 minutos
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Petr Kotlar en THE PAINTED BIRD
Por Jorge Gutman
Es posible que The Painted Bird sea una de las películas más descarnadas de los últimos tiempos. Con el propósito de reflejar de la manera más fiel posible el contenido del libro homónimo de Jerzy Kosinski publicado en 1965, durante casi tres horas de metraje el director checo Václav Marhoul ofrece un relato devastador enfocando la odisea de un niño judío separado de sus padres durante el transcurso de la Segunda Guerra.
Estructurado en capítulos, el relato se inicia con el Niño (Petr Kotlar) -al cual no se lo conoce con otro nombre- que deambulando por el bosque es atacado por varios chicos campesinos y por añadidura le queman vivo a su perro. Viviendo con una anciana que lo cuida y lo alienta al decirle que sus padres vendrán a recogerlo pronto, cuando ella muere y la casa donde habita se incendia por un desafortunado accidente, el Niño se ve obligado a errar.
Transitando a través de diferentes aldeas de Europa Oriental el Niño trata de sobrevivir encontrando en su trayecto a personas que lo sojuzgan y maltratan; entre algunas de las situaciones violentas que enfrenta figura la de unos ignorantes vecinos católicos que lo golpean a palos para luego venderlo como esclavo a una curandera local; no menos impactante es su encuentro con un granjero pedófilo que lo tortura, así como el de una ninfomaníaca que se siente atraída por él y al no lograr que la satisfaga sexualmente recurre a un despiadado acto de venganza. Pero en esta sucesión de calamidades lo más repulsivo acontece cuando el Niño trabajando para un molinero contempla cómo éste, valiéndose de una cuchara le desprende los ojos al individuo que supone que es amante de su esposa.
Para atenuar la visión de una despiadada humanidad el relato introduce los encuentros del Niño con un amable cazador de pájaros, un soldado germano que lo salva de ser ejecutado por la Gestapo, un sacerdote bien intencionado y un soldado ruso que habrá de protegerlo.
Filmada en 35 mm en blanco y negro para que las imágenes de la película adquieran mayor realismo, además de Kotlar en el rol protagónico, su calificado elenco incluye entre otros nombres a Stellan Skarsgard, Harvey Keitel, Julian Sands, Udo Kier, Julia Valentova, Lech Dyblik, Aleksei Kravchenko y Barry Pepper.
Frente a este dramático relato impecablemente dirigido por Marhoul, la pregunta que surge después de su proyección es si era necesario exponer tan cruelmente la faceta sombría de la naturaleza humana como metáfora del Holocausto al haber incluido escenas que en algunos momentos adquieren morbosa dimensión. En tal sentido un poco más de recato habría igualmente respetado el mensaje del film sin producir la sensación poco confortable que adquiere su visión. De todos modos cada espectador tendrá su respuesta a ese interrogante.
THE HATER. Polonia, 2020. Un film de Jan Komasa. 135 minutos. Disponible en Netflix
Después de haber impresionado gratamente en Corpus Christi (2019) abordando el delicado problema de la fe, el director Jan Komasa retorna con The Hater, un notable segundo film que aunque temáticamente diferente tiene amplia resonancia en los tiempos actuales. Nuevamente ha contado con la valiosa participación del guionista Mateusz Pacewicz quien concibió una historia que aterra por sus connotaciones realistas demostrando hasta dónde el empleo de la moderna tecnología digital puede ocasionar incomensurables daños. Por sus innegables méritos la película fue premiada como la mejor en el Festival Internacional de Tribeca de este año, a pesar de haber sido cancelado por la pandemia.
El protagonista del relato es Tomasz (Maciej Musialowski), un joven estudiante polaco de abogacía cuyo rostro de ningún modo refleja su personalidad malsana y maquiavélica. En la primera escena se lo ve frente a las autoridades de la universidad donde es recriminado por la grave falta ética cometida al haber plagiado un trabajo que tenía a su cargo; sintiéndose arrinconado y al serle denegado una segunda oportunidad no puede impedir el ser despedido del establecimiento.
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Habiendo sido sus estudios financiados por Robert y Zofia (Jacek Koman y Danuta Stenka), un matrimonio amigo de la familia, en la cena que comparte ese día con ellos y con su hija Gabi (Vanessa Aleksander), él les oculta lo sucedido actuando como si nada hubiese pasado. Mediante un ingenioso ardid consistente en ocultar su teléfono celular, Thomasz llega a enterarse de que sus benefactores lo desprecian y que Gaby, de quien está enamorado desde su temprana edad, no está interesada en su persona. El despecho producido así como su expulsión universitaria constituyen los factores que incentivarán el profundo sentimiento de resentimiento y odio generado en este joven.
Para implementar su venganza, Tomasz se vincula con una turbia agencia de relaciones públicas cuya empleadora (Agata Kulesza) lo contrata gracias a sus conocimientos de informática y a su sagaz manejo de las redes sociales. Su primera tarea es denigrar a una figura de la televisión mostrando cómo promociona una bebida que deja rastros en las manos de los consumidores, sin que eso sea cierto. El paso siguiente es el lanzamiento de una campaña de desinformación tendiente a desprestigiar y sabotear a Pawel Rudnicki (Maciej Stuhr), un político liberal que en su campaña electoral aspira a ocupar el puesto de alcalde de Varsovia y que además es el candidato al que Robert y Zofia apoyan.
Si bien la trama de Pacewicz alcanza momentos de firme tensión lo que más gravita en la misma es la forma en que ilustra cómo puede resultar sencillo manosear las informaciones transmitidas. Eso es realmente alarmante en la medida que una noticia falsa puede adquirir visos reales según cómo se difunda y la manera en que llega a propagarse a través de los medios de comunicación que hoy día se emplean. Hilando fino, lo que precede podría perfectamente aplicarse a las estadísticas referidas al número de infecciones y víctimas ocasionadas por la actual pandemia donde ciertos gobernantes parecieran no estar de acuerdo con la información suministrada por los agentes de salud pública.
A pesar de que algunos personajes secundarios no están suficientemente descriptos, los valores de este perturbador film están sustentados por la acertada puesta escénica de Komasa quien imprime un ritmo febril a su narración como así también al excelente guión de Pacewicz por haber concebido una intriga que estimula permanentemente la ansiedad del espectador. A todo ello cabe remarcar la excepcional interpretación de Musialowski introduciéndose en la personalidad de un individuo moralmente repudiable quien con su infame odio no tiene recelo alguno en difamar y destruir la vida de terceros con tal de satisfacer sus mezquinos intereses.
En esencia, a pesar de no basarse en una historia real, este inquietante drama adquiere hoy más que nunca plena vigencia.
LA FILLE AU BRACELET / THE GIRL WITH A BRACELET. Francia-Bélgica, 2019. Un film escrito y dirigido por Stéphane Demoustier. 95 minutos
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Melissa Guers en LA FILLE AU BRACELET
En 2018 el público asistente al Festival de Venecia y al de Toronto tuvo oportunidad de apreciar Acusada, un sólido drama realizado en Argentina por Gonzalo Tobal; curiosamente un año después Stéphane Demouster resuelve efectuar una nueva versión del mismo basado en el guión original de Ulises Porra y Tobal con un resultado similarmente satisfactorio. El nuevo título adjudicado, La Fille au Bracelet, se refiere a la pulsera que la protagonista de esta historia debe portar adherida electrónicamente a su tobillo mientras aguarda el juicio al que será sometida.
En la primera secuencia se ve a Lise (Melissa Guers), una adolescente de 16 años, estando en la playa con su familia cuando dos gendarmes se le acercan y le solicitan que les acompañe, supuestamente a una estación policial; esta escena filmada sin diálogo alguno constituye el breve prólogo del relato cuya acción se desplaza dos años después; allí se la ve en su hogar ubicado en Nantes junto a sus padres (Roschdy Zem y Chiara Mastroianni) y hermano menor, estando bajo arresto domiciliario por haber sido acusada de un crimen.
Cuando el juicio comienza es sabido que Lise había concurrido con Flora, su mejor amiga, a una fiesta y que al finalizar la misma, ya en plena noche resuelve pernoctar en su casa. Al día siguiente, después que Lise abandona la casa de su amiga mientras ella sigue durmiendo, se descubre que Flora ha sido brutalmente acuchillada. Al no existir ningún otro sospechoso, habida cuenta del tiempo transcurrido, todo hace suponer que ella ha sido la asesina.
Demoustier articula este thriller de manera impecable sin que lo más importante sea develar quien ha sido la persona autora del homicidio; el interés de la historia radica en la excelente descripción tanto del personaje protagónico como los que lo rodean. Perteneciente a una familia bien constituida queda en claro cómo los padres de Lise han visto la tranquilidad perturbada por el crimen atribuido a su hija, a pesar de estar convencidos de su inocencia. A todo ello, a pesar del remarcable desempeño de la abogada defensora (Annie Mercier) demostrando que no hay razones fehacientes para inculpar a su defendida, su argumentación se contrapone con la de la fiscal (Anaïs Demoustier) cuya acusación está basada en el comportamiento promiscuo de la adolescente y en la pelea que mantuvo con su amiga días antes del asesinato. Lo más destacable es la pasividad mantenida por Lise tanto en su hogar como durante el juicio donde a pesar de declararse inocente, su falta de emoción exterior no constituye precisamente un factor de ayuda para su exoneración.
La actuación del elenco es excelente donde cada uno de sus integrantes se ha sumergido de lleno en la psicología de sus personajes; en todo caso, a título personal de quien esto comenta la joven Guers en su debut para el cine fascina en la medida que su remarcable caracterización de la inculpada otorga al film la ambigüedad necesaria para tornarlo atractivo.
Más allá del drama judicial expuesto, su contenido permite explorar un tópico relevante como lo es el obstáculo que en ciertos casos los padres pueden encontrar para llegar a conocer por completo la vida de sus hijos cuando transitan por la difícil etapa de la adolescencia; además, este sobrio film refleja cómo la moralidad de una persona no puede ser utilizada como instrumento de acusación cuando no existen pruebas fidedignas del delito cometido
TRAIN TO BUSAN PRESENTS: PENINSULA. Corea del Sur, 2020. Un film de Yeon Sang-ho. 116 minutos.
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Gang Dong-won en TRAIN TO BUSAN PRESENTS: PENINSULA
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