Los 90 años del “agente 007” Sean Connery
Los 90 años del “agente 007” Sean Connery
Inolvidable pero poco premiado y reservado en vida privada
ROMA, 24 AGO – El actor de origen escocés Thomas Sean Connery, que parece tan inmortal como el personaje al que le dio vida en “Highlander” (1986), cumple 90 años este 25 de agosto, consagrado como un grande del cine -y caballero desde 2002 pese a su declarada simpatía independentista por Escocia- gracias a una extensa trayectoria jalonada de éxitos en la pantalla grande.
Trayectoria durante la cual logró reconocimientos como el Oscar al mejor actor no protagonista (por “Los intocables”, de Brian de Palma), tres Globos de Oro, y una treintena de premios a la carrera.
La ausencia del Oscar al mejor actor protagonista no parece perturbar a este actor, nacido en Edimburgo de un camionero y una camarera: “Cambiaría hasta el Oscar -aseguró- por una victoria en el Masters de golf. Pero lamentablemente no soy lo suficientemente bueno”.
Está muy orgulloso, en cambio, de sus títulos honoris causa en las universidades de Edimburgo y St. Andrews, y del homenaje especial que le reservó Harvard tras su papel como el escritor de “Finding Forrester”, dirigido por Gus Van Sant en el año 2000.
Pocos meses atrás, además, Sean Connery fue confirmado por aclamación como el mejor James Bond de la saga de los agentes 007.
Es difícil decir cuánto sufre esta asociación obligada: en su juventud no le dio mayor peso (“quería que hiciera una prueba para tener la opinión de Ian Fleming, mandé al diablo a los productores y por no poco no perdí la ocasión de mi vida): luego quedó obsesionado, tanto como para interrumpir bruscamente una historia que comenzó en 1962 con “Licencia para matar”, tras cinco éxitos mundiales hasta “Solo se vive dos veces” (1967).
A continuación, tentado por el pago y ya seguro de sí, retomó la pistola y el smoking otras dos veces (“Una cascada de diamantes” y “Nunca digas nunca”), y hasta soportó que su hermano menor, el botánico Neil, se dejara involucrar en una improbable historia de espías italiana llamada “OK Connery”.
Sean Conney llegó al cine de casualidad, después de que una úlcera gástrica le impidió en 1950 confirmar su papel en la Royal Navy, donde se había enrolado a los 16 años, renunciando a un contrato de futbolista.
En busca de trabajo fue bañero, albañil, lavaplatos: y hasta se dejó fotografiar desnudo para un calendario, llegando tercero en la selección de Mister Universo gracias a su estatura y sex appeal natural.
De joven asistió a un curso de danzas, y gracias a la experiencia se probó en los escenarios “off” de Londres. “Apenas ganaba para vivir -contó- pero me parecían vacaciones pagas respecto del trabajo verdadero”.
Debutó en el cine en 1957 y luego se asentó en todos los géneros, entre pantalla grande y chica. Pero hubiera seguido siendo secundario, para peor afectado por calvicie precoz, si no hubiera sido guiado por el azar hacia el agente secreto creado por Ian Fleming.
¿Cuál es su arma secreta? Se habló de su mirada atenta y asesina, con la que fulmina a bellas mujeres y peligrosos espías; se prefirió no hablar del peluquín impuesto por la producción que le daba un aire más adulto; se analizó el encanto animal que unía la brutalidad del asesino con el encanto animal.
Y aunque se había pensado para el personaje en actores más sofisticados, como Hoagy Carmichael o Cary Grant, el papel fue para Connery, que no dejó de aprovechar la ocasión. Para escapar al cliché del 007, Connery alternó el papel del agente con otras películas: y si no fue afortunada su colaboración con Hitchcock (en “Marnie” el realizador admitió haberse equivocado creyéndolo un nuevo Cary Grant), le fue mejor con Sidney Lumet.
Así poco a poco comenzó a construirse un nuevo personaje en las películas de Martin Ritt, Lumet o John Boorman, hasta llegar a tres obras maestras del cine de aventura como “”El viento y el león” (John Milius), “El hombre que pudo reinar” (John Huston) o “Robin y Marian” (Richard Lester) a mediados de los 70.
En ese punto la carrera de Connery ya había sido bendecida por Hollywood y con la edad el actor se volvió un divo seguro de sí. Lo demostró, entre otros papeles, con el rol de Guillermo de Baskerville en “El nombre de la rosa”, el film basado en la novela de Umberto Eco.
Con 94 filmes en su haber, 10 aventuras de producción y una dirección (el documental de 1967 “The bowler and the bunnet”), durante todos los años 80 y 90 pudo elegir sus papeles preferidos y si alguna vez se arrepintió (“The avengers”), a menudo declaró que le gustaron mucho “Los intocables”, así como “The Rock”, “Entrapment”, “Indiana Jones y la última cruzada” y “La dasa Rusia”.
Tal vez nunca lo admita, pero sin duda perdió dos ocasiones históricas, con los papeles de Gandalf en “El señor de los anillos” y Albus Dumbledore en “Harry Potter”, aunque se jacta de haber sido rey cuatro veces, desde Arturo a Ricardo Corazón de León.
Se casó dos veces, en primeras nupcias con Diane Cilento y en 1975 con la pintora Micheline Roquebrune: y aunque tras su retiro de la escena en 2006 muchas veces se planteó la hipótesis de que sufriría Mal de Alzheimer, Sean Connery reapareció en público en el torneo de tenis de Flushing Meadows en 2017.
Al retirar un premio a la carrera, aseguró: “Esta noche mis pies están cansados, pero mi corazón y mi cerebro realmente no”.
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