México afronta secuela trastornos mentales

México afronta secuela trastornos mentales

Más del 31% de los consultados tiene síntomas de ansiedad.

1 de cada 3 adultos sufre ansiedad o depresión, según estudio

México aún no logra superar la pandemia del Covid-19 cuando ya toca a las puertas una nueva crisis sanitaria, que es la secuela de la primera, la de los trastornos mentales. De acuerdo con un estudio reciente elaborado por la Universidad Iberoamericana (UI), uno de los más prestigiosos ateneos privados del país, 1 de cada 3 personas adultas sufre síntomas severos de ansiedad y depresión.

“Era una epidemia silenciosa. Ahora se ha vuelto otra cosa. Es un problema de salud pública que no podemos eludir. Empieza a gritar enfrente de nosotros. De vez en cuando, nos pega en la cara”, señaló el especialista Luis Miguel González.

“Hay depresión, ansiedad, estrés. Se registra un incremento del consumo de drogas y alcohol, de la violencia doméstica y de las conductas violentas en la vía pública”, afirmó.

La Encuesta de Seguimiento de los Efectos del Covid-19 en el Bienestar de los Hogares Mexicanos, elaborada la UI, señala que “el impacto es diferenciado y pega con más fuerza en los grupos de menor nivel socioeconómico”.

El contexto en el cual surge esta epidemia post-Covid-19 es la “interrupción o dislocación de los sistemas de apoyo” tradicionales para las personas, según el reporte.

El prolongado confinamiento que en algunos estados duró casi 5 meses, el miedo al contagio y los cambios drásticos en la rutina diaria habría generado problemas emocionales en miles de mexicanos que han sufrido también la pérdida de un familiar. Quienes sobrevivieron a la enfermedad sufren ahora todavía secuelas de ese problema, que es comparada por especialistas con el “trastorno de estrés postraumático”.

Según la encuesta de la UI, que incluyó a 1.600 personas de más de 18 años, 31,4% de los interrogados dijo haber presentado síntomas severos de ansiedad. México enfrenta ahora esta nueva realidad sin contar con una infraestructura adecuada de centros especializados en la atención de personas con problemas psicológicos ni especialistas suficientes. Según el documento “Panorama Epidemiológico de Trastornos Mentales”, publicado en 2018 por el Instituto Nacional de psiquiatría Juan Ramón de la Fuente, en el país hay solo 1,4 psicólogos por cada 100.000 habitantes. Otros países latinoamericanos de desarrollo similar, como Chile, cuentan con 12. En el Hospital de Salud Mental de Tijuana, frontera con Estados Unidos, una de las ciudades con mayor mortalidad durante la pandemia, entre el 1 de marzo y el 15 de mayo las consultas por ansiedad y depresión sumaron tres veces más que lo habitual, según el director José Bustamante. Una encuesta de la Asociación Mexicana de Psiquiatría reveló que seis de cada 10 personas se sienten con “baja energía y falta de concentración” y tres de cada 10 presentan “pérdida de interés y desesperanza”. El presidente de la organización, Bernardo Solís, describió los síntomas de los pacientes como “similares” a los de personas que viven en un país en guerra. El gobierno destina en México a la salud mental el 2% del presupuesto, muy por debajo de lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda, es decir, entre 5 y 10%. La mayor parte de este presupuesto se destina a la operación de los hospitales psiquiátricos y el resto se dedica a la detección, prevención y rehabilitación. Para suplir la falta de ayuda del Estado, han surgido loables esfuerzos independientes como el que brinda la plataforma digital Deriva, que ofrecen apoyo sicológico o siquiátrico “on line”. Un equipo de 260 terapeutas, a través de aplicaciones de videoconferencias como Zoom, colaboran en una iniciativa denominada “Lo Hacemos por México”. La psicoterapeuta Laura Flores, que participa en este esfuerzo, estima que “las consultas a distancia también resultan efectivas, lo que abre una oportunidad para la atención” de personas que sufren ansiedad o trastornos psicológicos diversos “en tiempo real. Los promotores de este servicio terapéutico consideran que “la gran mayoría de la sociedad mexicana tendrá un daño emocional al paso de la cuarentena”.