EVALUACION DE FILMES DEL FNC (Primera Parte)
EVALUACION DE FILMES DEL FNC (Primera Parte)
Por Jorge Gutman
He aquí un comentario de cinco filmes juzgados en los primeros días del Festival du Nouveau Cinéma (FNC).
Mohammad Rasoulof es otro de los realizadores iraníes que experimentan la misma suerte que su compatriota Jafar Panahi al estarle prohibido salir del país por su activismo político y su crítica al gobierno imperante en la república islámica de Irán; con todo, ese obstáculo no le impidió seguir filmando y es así que su último trabajo There is no Evil (Irán-Alemania-República Checa) además de haber sido presentado en el último festival de Berlín fue recompensado con el premio máximo.
Teniendo en cuenta el considerable número de gente que en Irán es sentenciada con la pena capital el realizador concibió un relato estructurado en cuatro episodios independientes aunque ligados por un tema común: la pena de muerte; al hacerlo no considera a las víctimas sino a quienes cumplen la función de verdugos. El primer episodio, sin duda el más logrado, enfoca a Heshmat (Ehsan Mirhosseini), un abnegado hombre de familia de Teherán a quien se lo contempla a lo largo de una jornada realizando actividades cotidianas vinculadas con su esposa e hija como así también visitando a su anciana madre; todo transcurre de manera normal hasta llegar a su sorprendente desenlace donde se revela la profesión de este noble individuo. La segunda historia transcurre en una prisión de Teherán donde se llevan a cabo las ejecuciones; es allí que el soldado Pouya (Kaveh Ahangar) trata de evitar cumplir la labor asignada de tener que ejecutar a un convicto. Los dos restantes capítulos no alcanzan a tener la envergadura de los precedentes aunque de todos modos gravita la conciencia moral planteada a quienes no tienen opción de poder decidir frente a las imposiciones de un sistema autoritario que fuerza a sus ciudadanos a cometer actos inhumanitarios. Aunque sin llegar al nivel de A Man of Integrity (2017), su penúltimo trabajo premiado en el festival de Cannes, Rasoulof ofrece aquí un drama de considerable connotación moral con un mensaje a la desobediencia civil de sus conciudadanos.
Un remarcable documental político es lo que se aprecia en Uppercase Print (Rumania) del director Radu Jade exponiendo los abusos sistemáticos cometidos en la Rumania comunista de Nicolae Ceaușescu.
A través de importantes fragmentos informativos de los archivos de la televisión rumana y material filmado de esa época, Jade efectúa una dramatización de los acontecimientos basados en la pieza teatral de Gianina Carbunariu quien colaboró en la concepción del guión.
La historia comienza en septiembre de 1981 donde Mugur Călinescu (Şerban Lazarovici), un estudiante de 16 años disintiendo con el gobierno expresa su opinión valiéndose de leyendas escritas en mayúscula en las paredes del partido comunista de la sucursal de Botosani; influido por las emisiones radiales clandestinas de Europa Libre, efectúa un llamado para seguir el ejemplo del sindicato “Solidaridad” de Lech Walesa en Polonia a la vez que pregona por una democracia abierta al pueblo donde predomine la justicia y el respeto de los derechos humanos. Cuando es detenido por las autoridades y considerado como enemigo de la patria, es sujeto a un exhaustivo interrogatorio por parte del oficial (Bogdan Zamfir) de la policía secreta rumana. A través de este proceso queda expuesta la divergencia entre la armonía social existente con el culto a la personalidad del dictador rumano y la dramática realidad imperante.
Lejos de una convencional reconstrucción, el cineasta utiliza un método consistente en monólogos de Mugur y de otros personajes concurrentes con la intercalación de algunos gráficos de pantallas televisivas produciendo un efecto de algún modo surrealista pero ciertamente eficaz. Tanto la fotografía de Marius Panduru, los remarcables diseños de producción de Irina Moscu y.el montaje de Catalin Cristutiu adicionan considerable valor al fascinante e intelectual documento de Jade.
Topside (Estados Unidos) es un sorprendente y encomiable primer film de los realizadores y guionistas Celine Held y Logan George en el que Held también asume el rol protagónico.
La odisea de una madre y su hijita viviendo en los túneles subterráneos abandonados del metro de Manhattan ofrece al espectador un alucinante cuadro de las condiciones de vida de un importante estrato social viviendo marginado del sistema. Zhaila Farmer es la prodigiosa pequeña actriz que anima a Little quien con sus 5 años de edad vive con su atribulada drogadicta madre Nikki (Held) en ese submundo oscuro donde no asoma la luz del sol. No hay elementos previos que determinen cómo han podido subsistir en ese encierro subterráneo ni tampoco se sabe acerca de qué modo Nikki obtiene el financiamiento para mantenerse además de arreglarse para adquirir la droga suministrada por John (Fatlip), otro marginado que también habita allí. Todo cambia para la madre e hija cuando las autoridades inspeccionan el lugar donde residen obligándolas a huir despavoridas para alcanzar la superficie urbana. Es ahí que para ambas comienza la gran odisea al internarse en el agitado tránsito de Manhattan donde Little descubre un mundo que le es desconocido.
Los directores demuestran una excepcional madurez del lenguaje del cine en la concepción de este drama de intensa tensión en la que se refleja el conmovedor lazo de amor materno-filial. Held impecablemente transmite la determinación de una madre protegiendo en todo momento a su hija y la desesperación que la invade en un momento crucial de esta historia; no menos importante es el extraordinario desempeño de Farmer quien refleja la natural sensibilidad de una niña observadora y alerta frente a la desafortunada realidad que le cabe vivir. No menos importante es la experiencia visual de este drama en la que los realizadores han logrado la invaluable cooperación del director de fotografía Lowell A. Meyer captando la visión tanto del ambiente subterráneo como la del espacio exterior. Adoptando el carácter de un documental, el film permite que el espectador quede inmerso en un singular viaje de profundo impacto social.
La Hija de un Ladrón (España) permite que el cinéfilo canadiense entre en contacto con Belén Funes, una promisoria realizadora que ofrece un buen relato sobre una joven mujer atribulada por diversas circunstancias.
El guión de la directora con la colaboración de Marçal Cebrian, introduce a Sara (Greta Fernández), de 23 años de edad y madre de un bebé cuyo padre es Danny (Alex Monner), su ex pareja que no vive con ella. No hay elementos previos que determinen cuál ha sido su vida pasada; solo se sabe que munida de precarios recursos financieros, ella se desenvuelve realizando trabajos temporarios y en materia de vivienda dispone de los beneficios de la ayuda social. Además de su hijito cuenta con Martín (Tomás Martín), su pequeño hermano menor que se encuentra internado en un centro de menores y Manuel (Eduard Fernández), su padre que recientemente ha salido de la cárcel.
La directora efectúa una acertada semblanza de la protagonista quien decididamente no es feliz y lo que más anhela es constituir una verdadera familia; si bien hay cierta pintura social sobre las condiciones de vida en las que está joven está involucrada, el móvil más importante del relato estriba en el conflicto que se genera cuando ella deseando guardar la custodia de Martín se encuentra obstaculizada porque su padre también quiere tenerlo a su cargo; por esa razón ella acude a la justicia para que adopte una decisión al respecto.
La observación que merece la historia planteada es que la extraña relación de amor-odio que vincula a la protagonista con su progenitor no queda de ninguna manera establecida. Si bien él estuvo en prisión, se ignora qué es lo aconteció en el pasado entre ellos, como tampoco se hace referencia a la madre de Sara o qué fue de ella porque a lo largo del relato no se la menciona. Curiosamente, a pesar de la animosidad que la joven siente por su progenitor, desearía vivir con él quien está conviviendo con otra mujer.
Lo más destacable del film descansa en su elenco en el que Greta Fernández por su remarcable interpretación recibió el premio a la mejor actriz en el festival de San Sebastián de 2019; el logro es aún más importante teniendo en cuenta que su personaje no es precisamente uno que permita empatía con el espectador. Aunque el guión no permite que el drama logre conmover cabe remarcar la buena puesta escénica de Funes como así también la buena fotografía de Neus Ollé captando los exteriores de algunos sectores de la bella ciudad de Barcelona donde transcurre la acción.
El trauma que puede impactar la muerte de un ser querido es lo que en principio se infiere del film Mamá, Mamá, Mamá (Argentina) de la joven guionista y directora Sol Berruezo Pichon- Rivière. Con todo, el film se diluye a medida que transcurre sin que realmente trascienda.
En un relato que se desarrolla durante el verano en una casa con piscina, Cleo (Agustina Milstein) de 12 años sufre la pérdida de su hermanita Erín acaecida recientemente. Allí está rodeada de sus primas Nerina (Chloé Cherchyk) de 15 años, Manuela (Camila Zolezzi) de 11 años y Leoncia (Matilde Creimer Chiabrando) de 6 años quienes junto a la tía tratan de confortarla anímicamente. Durante su desarrollo se puede apreciar cierta dinámica establecida entre las chicas con escenas que incluyen un funeral imaginario, la primera menstruación de Cleo, la celebración del cumpleaños de Leoncia y su simpatía hacia un conejito aparecido en el jardín; en otras secuencias aparecen la madre de Cleo y la abuela que llega con su empleada doméstica y su hija en medio de un ambiente un poco revuelto. La presencia masculina se manifiesta esporádicamente a través de dos trabajadores que efectúan ciertos arreglos en el jardín, echando una mirada sugestiva hacia la adolescente Nerina.
No obstante las nobles intenciones de la directora de reflejar la angustia reflejada por un duelo, así como la ilustración del mundo infantil, la transición a la adolescencia y el proceso de madurez, su relato de escasos 60 minutos no logra impactar; aunque cuenta con correctas actuaciones de su elenco, la ausencia de un ritmo fluido y la carencia de un enfoque preciso, impiden que el film adquiera mayor relevancia.
Comments (0)