Cuidado con lo que escribe en las redes sociales, la difamación es penada por la ley
Cuidado con lo que escribe en las redes sociales, la difamación es penada por la ley
Por Vilma Filici
filici@filici.com
TORONTO. Como cualquier persona moderna, yo paso algo de mi tiempo navegando por la red y encuentro interesante los diferentes sitios web de la comunidad latinoamericana. Me mantengo informada de los acontecimientos en la comunidad y de los chismes, los cuales a veces son entretenidos pero otras veces son molestos porque contienen declaraciones políticas u otras publicaciones con las que no estoy de acuerdo.
De vez en cuando también me encuentro con publicaciones que son groseras y vulgares o políticamente incorrectas. Me ocupo de estas simplemente ignorándolas. Sin embargo, hay algunos post que, dadas sus afirmaciones, me han motivado a hacer un poco de investigación con el objetivo de analizar cuáles son las implicaciones legales que podrían tener en las personas que los publican.
Los chismes pueden ser muy entretenidos, siempre y cuando no lastimen a nadie, pero me sorprende el número de veces que he visto comentarios sumamente desagradables en contra de algunas personas, y en particularmente en contra de algunos profesionales y empresas de nuestra comunidad.
Esos comentarios me han llevado a revisar diversas fuentes para saber cómo se aplican a Internet las leyes de difamación. Porque en Canadá hay leyes que sirven para proteger la reputación de las personas, en particular si la difamación va dirigida hacia la forma en que esa persona logra garantizar su subsistencia.
Por ejemplo, la Corte Suprema de Columbia Británica hace varios años ordenó a una mujer pagar a su vecino de al lado $65,000 en una demanda por difamación. Esta señora tuvo que pagar $50,000 por el daño causado a su vecino y $15,000 en daños punitivos. Es interesante notar que la mujer no se llevaba bien con su vecino y publicó comentarios en su página de Facebook afirmando que el hombre era un pedófilo y que ella estaba preocupada por sus propios hijos.
La publicación únicamente estuvo en línea durante 17 horas, pero la Corte dictaminó que la reputación del hombre era indispensable para su profesión y que los comentarios maliciosos podrían haberle hecho perder su trabajo. Él era un profesor y por lo tanto llamarlo “pedófilo” era perjudicial para su trabajo actual y para sus futuras posibilidades de empleo.
La Carta Canadiense de Derechos y Libertades garantiza el derecho a la libertad de pensamiento, creencia, opinión y expresión, incluida la libertad de prensa y otros medios de comunicación, pero este derecho, junto con todos los derechos garantizados por La Carta, no es absoluto.
La difamación se refiere a dañar la reputación de una persona haciendo una declaración escrita u oral falsa sobre esa persona a un tercero. La ley de difamación no trata de proteger el orgullo, trata de proteger la reputación y ofrecer la restitución a las personas cuya reputación ha sido dañada.
Aunque muy ocasionalmente los tribunales canadienses emiten órdenes para detener un acto de difamación que aún no se ha producido, en general casi todos los casos de difamación involucran a una persona demandando a otra por daños y perjuicios causados por declaraciones difamatorias que ya se han hecho.
La ley de agravio que rodea la ley de difamación no restringe directamente los derechos que tienen las personas a la libertad de expresión, esta no es una prohibición en sí misma. Por el contrario, la difamación versa generalmente sobre el pago por daños a las personas que han sido perjudicadas por las afirmaciones públicas hechas por otra persona.
Esto quiere decir que toda persona puede decir lo que quiera sobre otra persona, pero puede ser que eventualmente tenga que pagar por decir lo que dice, y puede ser que tenga que pagar mucho dinero.
“El Código Penal de Canadá contiene disposiciones que penalizan tanto el libelo blasfemo como el libelo difamatorio. La sección 298(1) del Código describe al libelo difamatorio como un asunto publicado, sin justificación o excusa legal, que probablemente dañe la reputación de cualquier persona exponiéndola al odio, desacato o ridículo, o que está concebido para insultar a la persona de la publicación o acerca de la cual se publica”.
Esta sección además sostiene que un libelo difamatorio se puede expresar directamente o por insinuación o ironía “en palabras marcadas legiblemente sobre cualquier sustancia o por cualquier objeto que represente un libelo difamatorio de otro modo que no sean palabras”. Un libelo difamatorio es punible con hasta dos años de prisión o hasta cinco años cuando la persona “publique un libelo difamatorio que sepa que es falso”.
“La redacción del artículo 299 del Código Criminal sugiere una amplia aplicación de las leyes penales de difamación de Canadá, sin hacer ninguna distinción entre los medios, siempre y cuando la información difamatoria haya sido exhibida en público, o se haya hecho leer o ver, o mostrado a (o que la intención fuera que se mostrara a) la persona a quien difama o cualquier otra persona”.
“Entre un número muy limitado de casos denunciados, la condena en el 2012 del propietario de un restaurante de Ottawa por publicar materiales difamatorios en Internet contra un crítico de restaurantes es indicativa de una aplicación potencialmente amplia del libelo difamatorio a las comunicaciones móviles y por Internet” en Canadá.
No hay duda de que la era de Internet llegó para quedarse, y que esta facilita enormemente la difusión de información útil para las familias, para las empresas, para las personas, para todo mundo. Hace más ágil y efectiva la transmisión de los datos y mensajes que se quieren dar a conocer, lo cual es muy bueno para el desarrollo de nuestras sociedades.
Sin embargo, lamentablemente, dicho medio electrónico también puede ser un mecanismo idóneo para difamar a las personas y a las empresas, y es penoso que algunas personas lo hacen sin reparar en que sus acciones pueden ser fácilmente castigadas por la justicia.
Concluyo diciendo que en Canadá es muy importante hacer un buen uso de las redes sociales, aprovecharlas al máximo, pero, sobre todo, que se debe pensar bien lo que se va a escribir cuando la intención pueda ser dañar la reputación de una persona o empresa. Porque una acción de este tipo le puede salir sumamente cara.
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