PREPARATIONS TO BE TOGETHER FOR AN UNKNOWN PERIOD OF TIME. Hungría, 2020. Un film escrito y dirigido por Lili Horvát. 95 minutos. Disponible en las plataformas cinemaduparc.com y digital.tiff.net
PREPARATIONS TO BE TOGETHER FOR AN UNKNOWN PERIOD OF TIME. Hungría, 2020. Un film escrito y dirigido por Lili Horvát. 95 minutos. Disponible en las plataformas cinemaduparc.com y digital.tiff.net
Por Jorge Gutman
El inusual largo título de este film parecería sugerir una invitación a permanecer juntos durante el incierto período de tiempo que la pandemia ha sometido a la población mundial; sin embargo no es así porque lo que la directora y guionista Lili Horvát ofrece aquí es un ambiguo y misterioso romántico relato que concita permanente atención.
La trama se centra en Marta Vizi (Natasa Stork), una joven neurocirujana húngara que ha permanecido ausente de su tierra durante dos décadas trabajando en un importante centro hospitalario de New Jersey. Antes de retornar a Hungría como visitante, en una conferencia oncológica conoce a Janos Drexler (Viktor Bodo), un compatriota colega de quien se siente atraída; al despedirse acuerdan encontrarse dentro de un mes en el Liberty Bridge de Budapest. Cuando él no acude a la cita se produce en Marta una considerable desilusión; no dándose por vencida, con tenacidad decide rastrear su paradero hasta descubrir el hospital donde trabaja. Llegado el momento de interpelarlo ella se sorprende cuando Janos niega reconocerla asegurándole que se ha confundido de persona.
A partir de allí comienza para ella un conflicto emocional al dudar si realmente ha sido realidad o imaginación la imagen concebida de Janus. Habiendo optado por quedarse en Hungría logra ser contratada en el mismo hospital donde él trabaja, demostrando una increíble rigurosidad profesional como cirujana. Simultáneamente, al estar preocupada por lo que le aconteció asiste a las sesiones que le brinda un psicólogo terapeuta (Péter Tóth) quien insinúa que lo que ella experimenta es un trastorno neurológico que afecta su personalidad a través de su obsesiva fantasía romántica de un amor no correspondido.
A medida que el relato va desarrollándose se genera una natural intriga por cuanto hay ciertas fotos que Marta posee en las que Janos está presente. La situación tiende a densificarse cuando él asiste a una de las operaciones realizadas por Marta y apreciando sus excelentes dotes profesionales comienza a simpatizar con ella originándose prontamente un apasionado vínculo sentimental; con todo, no queda clarificado si ellos se relacionaron o no en Estados Unidos.
Stork se desempeña magníficamente volcando en Marta el esfuerzo que debe realizar para mantener la seguridad y firmeza demostrada como profesional y poder aplicarla racionalmente en la encrucijada personal que atraviesa. Por su parte, Bodo aporta solvencia en el enigmático rol que caracteriza, así como también satisface la actuación de Benett Vilmanyl como un el muchacho que agradecido por la exitosa operación cerebral de su padre efectuada por Marta termina obsesionado por ella.
Desde una perspectiva femenina Horvat ha logrado un apreciable relato romántico donde la memoria juega un rol crucial y en el que ciertos aspectos del tema remiten a algunas memorables películas tales como Vértigo (1958) de Alfred Hitchcock y El Año Pasado en Marienbad (1961) de Alain Resnais. En todo caso, a pesar de un desenlace no del todo satisfactorio, el film se distingue por la manera inteligente en que la realizadora se adentra en la psiquis de una mujer racional que está a punto de derrumbarse cuando comienza a dudar de su estabilidad mental. Lo más importante es que el público queda sumergido en un misterio muy bien concebido que aunque no esclarecido es lo que precisamente valoriza a esta intrigante historia.
THE WHITE TIGER. India-US. 2020. Un film escrito y dirigido por Ramin Bahrani. 124 minutos. Disponible en Netflix
El director americano Ramin Bahrani depara con The White Tiger un buen film basado en la premiada novela homónima publicada en 2008 por el escritor y periodista indo-australiano Aranvid Adiga. Teniendo en cuenta que la temática aquí planteada induce a recordar el exitoso melodrama Slumdog Millonaire (2008), sólo el punto de partida es pertinente; mientras que la película de Danny Boyle alienta una esperanza de afirmación por la vida al mostrar cómo los perdedores de una sociedad que los margina pueden lograr lo que se han propuesto mediante vías legítimas, en este caso el trabajo de Bahrani ilustra a un individuo de la baja casta de India que logra emerger de su inferior condición social a través de un camino decididamente oscuro.
Después de un prólogo que tiene lugar en 2007 en New Delhi, la acción comienza en 2010 en Bangalore en donde el exitoso empresario Balram Halwai (Adarsh Gourav) como fluido narrador (con la voz en off) da cuenta de su pasada vida. Originario de una muy humilde familia campesina Balram desde muy joven es consciente que poco puede aspirar en la vida si permanece encerrado en un gallinero sin futuro alguno. Es así que utiliza su ingenio para ser empleado en New Delhi como chófer y a la vez ayudante doméstico de Ashok (Rajkummar Rao). Perteneciente a una acaudalada familia de alta condición social, su empleador ha llegado recientemente de Nueva York donde estaba residiendo acompañado de Pinky (Priyanka Chopra Jonas), su esposa americana. Balram sabe muy bien que dada su condición social en todo momento debe comportarse como un empleado modelo adoptando un comportamiento servil y subsecuente con esta pareja.
Como avezado espectador, su trabajo le permite apreciar las hipocresías que se mueven en torno suyo comprobando hasta qué punto la riqueza de la poderosa familia de Ashok proviene en gran parte de acciones corruptas; así observa cómo pueden adquirirse favores políticos a cambio de aportes millonarios como lo ofrecido a una candidata apodada “Gran Socialista” quien proviene de una clase inferior. El desempeño de Balram transcurre sin mayores variantes hasta el momento en que viajando con sus patrones se produce un accidente automovilístico y él es obligado a actuar como chivo emisario por las eventuales consecuencias del incidente; ése es el punto de quiebre para que este empleado que se ha vuelto indispensable vaya alimentando interiormente un latente resentimiento hacia sus servidores.
Sería sumamente inapropiado comentar el modo en que el humilde chofer se convierte en un poderoso hombre de fortuna; basta anticipar que la historia va adquiriendo las características de un relato tenebroso, propio de un buen policial de cine negro.
Gourav, que lleva sobre sus hombros el mayor peso de esta historia, es insuperable en la caracterización que logra de su personaje; su interpretación remarcablemente ilustra la metamorfosis de un honesto servidor sediento de venganza y codicia a un enriquecido e inmoral villano.
Aunque no toda la filmografía de Bahrani mantiene un mismo nivel de calidad, en este caso al igual que en sus mejores trabajos – como por ejemplo lo han sido Man Push Cart (2005), Chop Shop (2007) y 99 homes (2015)-, ofrece una perversa tragicomedia de considerable resonancia. Con una puesta escénica fluida y con el magnífico montaje de Tim Streeto el realizador transmite el espíritu de la novela original exhibiendo las injusticias prevalecientes por un ominoso sistema de castas donde los sectores más desfavorecidas deben aceptar las humillaciones y el oprobio de los poderosos.
MARTIN EDEN. Italia-Francia, 2020. Un film de Pietro Marcello. 127 minutos. Disponible en la plataforma digital.tiff.net
La semi autobiográfica novela Martin Eden del escritor americano Jack London publicada en 1909 ha sido adaptada brillantemente por el director italiano Pietro Marcello quien respetando su espíritu original adopta un enfoque distintivamente personal del personaje central.
El relato basado en el guión del realizador y Maurizio Braucci ya no transcurre en Oakland como en el libro sino en la ciudad de Nápoles hacia mediados del siglo pasado. Es allí donde se sale al encuentro de Martin Eden (Luca Marinelli), un marinero italiano de poco más de 20 años, de escaso acceso a la educación y de inferior clase social.
Cuando estando en el puerto Martin logra salvar a Arturo Orsini (Giustiniano Alpi) de una pelea, este joven proveniente de una familia napolitana de la alta burguesía lo invita a su hogar. Alli Martin llega a conocer a su hermana Elena (Jessica Cressy), una estudiante universitaria con la que queda infatuado y a la que ella lentamente va respondiendo a su ardiente amor; ese vínculo sentimental lo estimula a estudiar y desarrollar su vocación de escritor. Si bien a la postre el romance quedará trunco, lo cierto es que Martin en forma gradual va transitando el acertado camino como autodidacta desarrollando su potencial intelectual de escritor hasta que después de superar algunos obstáculos logra publicar sus novelas y poemas. Así, el otrora pobre marinero que se ganaba la vida en ocupaciones nimias atravesando una dura existencia, se convierte en un importante y famoso erudito. Pero al llegar a la cumbre, su personalidad va cambiando siendo ahora un ser altivo y arrogante que niega sus orígenes de clase para transformarse en un reaccionario individualista que finalmente habrá de provocarle una crisis existencial.
Las dos caras de la medalla de este héroe-antihéroe están muy bien reflejadas en la excelente caracterización que efectúa Marinelli quien se sumerge por completo en la piel de Martin a través de su mutación existencial; su actuación, que le valió el premio al mejor actor en el festival de Venecia de 2019, enriquece en gran parte el trabajo del realizador logrando una ponderable obra artística. En los valores formales cabe distinguir la remarcable fotografía de Francisco Di Giacomo y Alessandro Abate filmada en Super 16, intercalando importante material de archivo.
L’ENFANT RÊVÉ. Francia, 2020. Un film de Raphaël Jacoulot. 107 minutos. Disponible en la plataforma cinemaduparc.com
En más de una oportunidad el cine ha enfocado el tema de la paternidad pero eso no impide que pueda ser considerado nuevamente en la medida que agregue algún elemento distintivo. El problema está en que Raphael Jacoulot lo enfoca a través de un drama psicológico de escasa credibilidad.
El guión del realizador escrito con Benjamin Adam, Iris Kaltenbäck y Fadette Drouard presenta a François (Jalil Lespert), director de una empresa familiar de aserradero en la región de Jurá quien junto con su esposa Noémie (Mélanie Doutey) lo manejan satisfactoriamente. Ambos conforman un matrimonio muy bien avenido cuyo único obstáculo para lograr la completa felicidad es la imposibilitad de concebir un hijo a pesar de numerosos tratamientos e intervenciones a las que Noémie ha sido sometida; la solución al problema es el de recurrir a la adopción y con tal propósito la pareja comienza a efectuar los trámites pertinentes, aunque François no está del todo satisfecho porque hubiese preferido tener un hijo biológico.
La vida de este individuo sufre un vuelco notable al conocer a Patricia (Louise Bourgoin), casada y madre de dos pequeñas hijas, cuando llega a la fábrica para adquirir algunas maderas. A través de una mirada entre ambos surge una atracción instantánea que adquiere los visos de un torrente pasional. La primera observación que cabe formular reside en la ausencia de un mínimo desarrollo dramático para poder justificar el comportamiento de estos adúlteros arriesgando sus respectivas vidas de familia. El segundo reparo consiste en que resulta difícil acreditar que tanto François como su amante dispongan del tiempo suficiente para que en pleno día en un bosque cercano dejen sus pertinentes ocupaciones para intimar en un bosque cercano sin despertar sospecha alguna en sus respectivos cónyuges.
La historia se complica cuando Patricia queda en cinta y ella le asegura a François que él es el verdadero padre y que además está dispuesta a dejar a su marido y sus dos hijitas para vivir con él. De allí en más la conducta de este hombre adquiere una doble faceta ya que por un lado no puede ocultar su felicidad frente a su futura paternidad pero al propio tiempo se siente atormentado por no saber cómo encarar la situación planteada para confesar a Noémie su affaire y la consecuencia del mismo.
Lo que podría haber sido un interesante estudio de personalidad de un hombre obsesionado por tener un hijo legítimo, el desarrollo de esta historia impide que así sea por las situaciones inverosímiles que se van sucediendo hasta llegar a un desenlace que a manera de thriller resulta inadmisible a la vez que frustrante. Nobleza obliga reconocer la buena filmación de Jacoulot y la dúctil interpretación de Lespert sumergiéndose en la piel de un personaje poco agradable y difícil de defender.
Queda como resultado un drama de escasa emoción que aunque bien intencionado debería haber sido objeto de un tratamiento más realista; dada la manera en que está expuesto carece de convicción.
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