Chiapas: indígenas rechazan la vacuna
Chiapas: indígenas rechazan la vacuna
CIUDAD DE MEXICO, 21 FEB – Varias comunidades indígenas mexicanas del estado sureño de Chiapas se niegan a recibir la vacuna contra el Covid-19 justo cuando el gobierno comenzó hace unos días una campaña para inmunizar a personas de más de 60 años en zonas rurales.
“Nos quieren enfermar y matar”, señalan los líderes de etnias tzotziles y tzeltales de la región conocida como Los Altos de Chiapas, en la región de influencia de la guerrilla zapatista, que se levantó en armas el 1 de enero de 1994, al sureste del país, y mantiene varios municipios autónomos regidos por normas ancestrales.
Según cifras oficiales, en 90 localidades de Chiapas, entre ellas Tenejapa, Oxchuc y Chamula y San Juan Cancuac, hay una cerrazón absoluta de la gente para inmunizarse, por cuanto se han registrado muy pocos contagios y ninguna muerte por Covid-19.
Por ejemplo, en San Juan Cancuac, habitada por unas 29.000 tzeltales, donde sólo ha habido tres contagios y ninguna muerte, ya había dado a conocer desde la semana pasada que tampoco aceptaría inmunizarse.
José López, alcalde de la población, envió una carta a las autoridades sanitarias de la zona para informar de la decisión, adoptada en una asamblea de dirigentes comunitarios el pasado 28 de enero.
“Quedaron en un acuerdo de que no se permitirá la vacunación de manera mayoritaria. Llegó al derecho de que en San Juan Cancuc no se llevará a cabo la campaña de vacunación contra el Covid-19 en la etapa de aplicación para el adulto mayor y en ninguna otra etapa”, dijo el intendente.
López señaló que en la reunión para adoptar esta decisión agentes auxiliares y comités de salud de las 45 comunidades del municipio recibieron una explicación detallada sobre los beneficios y posibles efectos de la vacuna, después de lo cual votaron en contra de recibirla.
Muchos habitantes de las comunidades negacionistas consideran que el coronavirus “es un invento del propio gobierno” o bien piensan que “gozan de la protección divina”, según reportó el diario Milenio.
El diario señaló que uno de esos poblados en los que las personas se oponen frontalmente a la inoculación, el municipio de Aldama, con aproximadamente 6.000 habitantes, 97% en condición de pobreza, solo se han presentado hasta la fecha tres casos de contagio de Covid-19, afirma que su única medicina “es Dios”.
“No lo aceptamos, porque nosotros sabemos que tenemos un medicamento, que es Dios, un Dios para todo el mundo. Por eso es lo que creemos y nos confiamos, porque somos creados por Dios”, dijo Pedro Santiz, habitante de Aldama, según lo citó Milenio. Algunos expertos piensan que la negativa tiene que ver con el hecho de que Chiapas es uno de los estados donde más se ha expandido la religión evangélica, aunque también contaría que el estado es uno de los más pobres del país, con los más bajos niveles de escolaridad.
Por ejemplo, Aldama registra un 97% de pobreza, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
En el municipio de Tenejapa, donde también hay un rechazo absoluto a la inmunización, 98% de la población ha manifestado que no van a vacunarse pero tampoco permitirán el paso a las brigadas sanitarias que planean inyectar a la gente.
“Existe la creencia de que en la vacuna va el virus. Por eso no quieren vacunarse”, señaló Ricardo Bautista, funcionario de la municipalidad, quien dijo que “para evitar alterar la paz y la tranquilidad” se respetará la voluntad de las comunidades indígenas, siempre que la manifiesten por escrito.
El presidente Andrés López Obrador ha señalado que la aplicación de la vacuna es “no es obligatoria, sino voluntaria” porque “lo más importante es la libertad”, mientras el zar antipandemia Hugo López-Gatell, aclaró que las reacciones al antígeno son “muy raras”.
México fue el primer país de América Latina en iniciar la inmunización contra el Covid-19, pero sólo ha aplicado 2,1 millones de dosis, que representan al 1,23% de la población, una cifra menor a la de varios países de la región.
El país, con la tercera cifra de mortalidad más alta del mundo, después de Estados Unidos y Brasil, contabiliza más de 2 millones de contagios y casi 179.000 fallecimientos.
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