Indígenas mexicanos se resisten a vacunarse
Indígenas mexicanos se resisten a vacunarse
Indígenas mexicanos de la región de Chiapas se resiste a vacunarse. Temen que les hagan un daño o los enfermen
Viven en las zonas más empobrecidas pero no creen en el Covid
CIUDAD DE MEXICO, 19 JUL.- Pobladores indígenas del empobrecido sur de México, en las regiones montañosas y selváticas más apartadas del país, se resisten todavía a vacunarse contra el Covid-19 porque lo asocian con algo pernicioso, a pesar de que el país vive la tercera ola de la pandemia.
Campeche, Chiapas, Guerrero, Puebla, Oaxaca y Veracruz, con amplia población originaria en el país, sobresalen como los estados con las menores tasas de inoculación, al grado que hay poblados enteros donde está vedado el ingreso a las brigadas encargadas de aplicar las inyecciones contra la pandemia del siglo.
“No se permitirá la vacunación”, señaló un acuerdo comunitario suscrito por la mayoría de los 30.000 habitantes de la San Juan Cancuc, Chiapas, el 1ro de febrero pasado, en el cual también se prohíbe hacer campaña sobre el tema.
Chiapas apenas se acerca al 19% de protección con el antígeno entre la población adulta con al menos una dosis, Puebla registra 23%, Veracruz 24%, Guerrero 25%, y Oaxaca y Campeche 27%, que contrasta con la media nacional del 40%.
Por comparación, el estado norteño de Baja California lidera la tabla, con 79% de la población adulta protegida por al menos la primera dosis y la capital mexicana y el estado de Yucatán, en el extremo sureste del país, con más del 50%.
La capital arrancó una agresiva movilización para inmunizar en dos semanas al menos al 74% de los adultos (41% con el esquema completo), luego que desde hace un mes se registra la tercera ola de la pandemia, con al menos cuatro días consecutivos de más de 12.000 contagios cada uno.
En contrapartida, Chiapas y Oaxaca aparecen en los últimos lugares por falsas creencias de muchos de sus habitantes, que viven en localidades autónomas y se rigen por el sistema de usos y costumbres ancestrales, de que los sueros podrían causar daños a su salud o que se les busca exterminar mediante un “ataque químico”.
Ubicado en la frontera con Guatemala y escenario en enero de 1994 de una insurrección armada, Chiapas destaca en el liderazgo del ranking nacional, por su férrea negativa a aplicarse la dosis del biológico.
Las fotografías de los medios sobre la asistencia de la gente a los centros de aplicación de las ampollas muestran centenares de sillas vacías bajo grandes carpas, mientras al frente sólo se observan las brigadas vestidas de blanco en espera de la llegada de personas que deseen aplicarse la dosis.
El gobierno del Estado se ha esforzado por lanzar vehementes llamados y audaces campañas publicitarias para inhibir el temor de la gente pero sin éxito.
“Si deseamos superar esta pandemia acude a vacunarte, aprovecha la oportunidad de cuidar de ti y de los tuyos”, rezaba un mensaje en días pasados lanzado por las autoridades del municipio de Tapachula.
El director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la principal entidad del sistema público de salud, Zoé Robledo, quien es nativo de Chiapas y aspira a gobernar el estado, dijo que la meta de la actual campaña es aplicar 50.000 dosis diarias, pero reconoce que “no es fácil”.
“Estoy seguro que, trabajando de manera coordinada, con mucha organización, con mucha entrega y mucha pasión lo vamos a lograr”, dijo.
En San Juan Chamula, cerca de la ciudad de San Cristóbal, uno de los bastiones del levantamiento zapatista, sólo sugerir la aplicación de la vacuna puede hacer que una persona sea arrestada, y obligada a pagar una multa.
Los únicos centros de vacunación con afluencia de personas son los ubicados en las principales ciudades como Tuxtla, San Cristóbal y Comitán, entre otros, donde inclusive se llegó a ofrecer inocular a jóvenes de 18 a 30 años, que en casi todo el país aún no son inmunizados, si llevaban a dos adultos a inyectarse.
En Zinacantán, vecino a San Juan Chamula, “se pusieron de acuerdo todos, para que no se permitiera vacunar”, señaló Juana Vázquez, de 46 años, artesana de la zona, quien dijo que algunos creen que el “posh”, el aguardiente tradicional de Chiapas, es la “pócima mágica” que “mata el Covid” e impide los contagios.
“Hay resistencia. La gente todavía no entiende ese sentido de urgencia de que estamos en una pandemia”, dijo el secretario de Protección Civil de San Juan Chamula.
México, en cuarto lugar mundial en mortalidad por Covid, registra más de 235.000 muertes y más de 1,6 millones de casos.
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