NATACIÓN PARA BEBES, ALGUNOS BENEFICIOS
NATACIÓN PARA BEBES, ALGUNOS BENEFICIOS
Por Fernando Umbides. Buenos Aires, Argentina
Muchos padres suelen esperar a que sus hijos sean mayores para inscribirlos en un curso de natación. Sin embargo, lo que la mayoría desconoce es que mientras más pequeños sean los niños, más rápido aprenderán a nadar y menos resistencias presentarán durante el aprendizaje ya que aún no se han instaurado los miedos.
De hecho, los expertos aconsejan que los niños se relacionen con el agua desde que son bebés ya que a esta edad aún cuentan con el reflejo natatorio y de apnea, un rezago de cuando estaban en el líquido amniótico (dentro del vientre de la madre) que les permite desenvolverse en este medio como pez en el agua. Además, se ha demostrado que estar en contacto con el agua desde los primeros meses de vida reporta numerosos beneficios para el desarrollo y la salud del bebé.
Moverse en el agua estimula el desarrollo psicomotor
Moverse dentro del agua es un ejercicio muy positivo para el desarrollo motor y muscular de los bebés. Esto se debe a que estimula su libertad de movimientos, reduce la presión en los músculos y articulaciones y agudiza sus reflejos motores primarios. De igual manera, se ha demostrado que nadar incrementa el rendimiento muscular, la movilidad y la rapidez de los bebés. Además, facilita la coordinación de sus movimientos, mejora su capacidad de desplazamiento y fortalece sus músculos y huesos, que aún se encuentran en desarrollo y están muy débiles.
Además fortalece su sistema cardiorespiratorio
La natación es un excelente ejercicio para el sistema respiratorio. De hecho, aunque los bebés no naden con la misma intensidad que los adultos, los especialistas aseguran que los beneficios de este ejercicio son aún mayores ya que no solo estimulan el desarrollo de las funciones respiratorias sino que también contribuyen a ampliar la capacidad pulmonar. Además, esa estimulación a nivel de sistema respiratorio aumenta la eficiencia del proceso de oxigenación a nivel celular, lo cual favorece la oxigenación en todo el organismo y en especial, en el aparato cardíaco.
A su vez ayuda a que el bebé se relaje
El agua es una excelente terapia para relajar el cuerpo y la mente, un beneficio que también pueden aprovechar los bebés cuando aprenden a nadar. Esto se debe a que estar sumergido en el agua ayuda a distender los músculos, relaja la tensión de las articulaciones y aumenta la oxigenación al cerebro. Como resultado, los bebés que nadan suelen tener un mejor estado de ánimo, se alimentan mejor, concilian el sueño con mayor facilidad y descansan más, en comparación con aquellos que apenas pasan tiempo en el agua.
Entre otros, favorece su socialización
Para los bebés estar en el agua también es un excelente ejercicio de socialización. De hecho, les ayuda a sentirse más relajados y, por tanto, se muestran más abiertos con las personas. Además, es un ejercicio estupendo para fortalecer la relación con sus padres y les ayuda a vencer el miedo ante los desconocidos. En este sentido, varios estudios han demostrado que los niños que aprenden a nadar siendo aún bebés suelen tener una mayor confianza para comunicarse con los demás y para desenvolverse en grupos.
Para finalizar, el objetivo más importante de esta actividad se centra en reforzar el vínculo de amor y confianza entre la madre y el bebé, haciendo que ambos compartan una experiencia original, única e irrepetible, fortaleciendo la relación afectiva y cognitiva entre bebé-mamá-papá. Además, por si esto fuera poco, se van a crear situaciones de juego, dentro de un ámbito lúdico y recreativo.
Comments (0)