“Latigazos por los jeans”, miedo en Kabul
“Latigazos por los jeans”, miedo en Kabul
Las mujeres aseguran que los talibanes no han cambiado
KABUL, 24 AGO – Pese a las promesas de un Emirato islámico distinto del de hace veinte años, los talibanes vuelven a mostrar un rostro hecho de violencias, amenazas y represión de los derechos, sobre todo los de las mujeres.
Lo que está ocurriendo en estos días en Afganistán se filtra a través de las denuncias de ciudadanos, periodistas y activistas, que aumentan día tras día y hablan de vejaciones y abusos.
Como los que sufrieron algunos jóvenes afganos que contaron que fueron sometidos a latigazos por el solo hecho de usar jeans.
En un post de Facebook, un muchacho escribió que estaba caminando con sus amigos en Kabul cuando fueron detenidos por algunos talibanes que los acusaron de “no respetar el Islam”.
Dos de ellos lograron escapar, pero los otros fueron golpeados, sometidos a latigazos en el cuello y amenazados con una pistola.
Pero el caso de los muchachos de jeans no es aislado. El diario afgano Etilaatroz denunció durante el fin de semana que también uno de sus periodistas fue golpeado porque no vestía “ropa afgana”, y hubo indicaciones de jóvenes puestos en la mira por haber usado camisetas y jeans, símbolos del odiado Occidente.
Pero quienes pagan las consecuencias más dramáticas del retorno del Emirato Islámico son, sin duda, las mujeres, que desde la toma de Kabul el pasado 15 de agosto viven en medio del terror.
Entre las últimas denuncias, dos empleadas del palacio presidencial de la capital refirieron haber sido expulsadas por los islámicos en la entrada. “Los talibanes habían dicho que podíamos ir a la oficina y así lo hicimos. Pero cuando llegamos nos dijeron que no estábamos autorizadas a entrar, hasta que no fuera nombrado un nuevo imán, y otras excusas semejantes”, contaron en un video difundido en Twitter por la periodista iraní Masih Alinejad.
Las mujeres dijeron haber filmado el momento, pero que luego se vieron obligadas a borrar el video. “No nos miraban a la cara siquiera mientras nos hablaban, aunque usábamos hiyab”, explicaron.
“No hay diferente entre los talibanes de hoy y los de hace 20 años -según la conclusión que extranjeros-. Las puertas del palacio presidencial están cerradas a las mujeres. No nos dejan ir a trabajar”.
Pero “el mundo debe saber que incluso si los talibanes son los mismos, las mujeres en Afganistán cambiaron. Pedimos a todas las afganas que salgan a las calles, vayan a trabajar. Este no es el momento de quedarse en silencio”.
El clima de temor, abusos y amenazas desmiente en los hechos aquello que los talibanes siguen prometiendo con palabras: “Las mujeres no perderán ningún derecho. Solo si no usan el hiyab…
no con el hiyab tendrán los mismos derechos que las mujeres en sus países”, aseguró hoy de nuevo Suhail Shaheen, uno de los voceros de los talibanes, explicando que en el país “las docentes volvieron a trabajar, así como las periodistas de televisión”.
Sin embargo, la realidad parece muy distinta, como atestiguaron también las activistas de la organización italiana Pangea, golpeadas por los talibanes.
“Ver las fotos con sus moretones fue desgarrador. Los niños asistieron a escenas de violencia inaudita y están espantados”, informó la organización milanesa, cuyas activistas hoy pudieron dejar Afganistán con rumbo a Italia.
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