Ataque suicida en aeropuerto, 72 muertos
Ataque suicida en aeropuerto, 72 muertos
ROMA, 27 AGO – La peor pesadilla se hizo realidad en Afganistán después de que dos fuertes explosiones sacudieron el aeropuerto de Kabul matando a decenas de civiles, incluidos niños, y al menos 12 soldados estadounidenses.
Estos ataques fueron perpetrados horas después de la alerta que lanzaron los servicios de inteligencia occidentales.
Es así como el horror se precipitó y provocó el caos en las operaciones de evacuación, registrándose al menos 72 muertos y más de 140 heridos, víctimas de los ataques kamikazes cometidos por el grupo yihadista Estado Islámico (EI o ISIS, por sus siglas en inglés).
El jefe del comando central de Estados Unidos, Kenneth McKenzie, aseguró que Washington está listo para tomar represalias contra los perpetradores del ataque.
McKenzie dijo no reconocer una complicidad de los talibanes, que antes el EI atacó en el comunicado de reivindicación, publicado por la noche, acusándolos de estar “aliados con los estadounidenses”.
“Logramos burlar la seguridad impuesta por las tropas estadounidenses y las milicias talibanes en Kabul y ponernos a cinco metros de los soldados estadounidenses”, se lee en el texto de la agencia de noticias Amaq.
La organización identifica a Abdul Rahman al-Lowgari como uno de los atacantes suicidas, del cual también se ha publicado una fotografía.
Según las reconstrucciones, se trató de un ataque “complejo” en la zona de Abbey Gate, área controlada por tropas estadounidenses y británicas donde, en ese momento, al menos 5.000 personas se concentraban a la espera de conocer su destino.
La primera explosión fue obra de un atacante suicida que se inmoló frente al Hotel Baron, que en los últimos días se convirtió en la base de periodistas y tropas británicas.
Luego otro atacante se inmoló, más cerca de la puerta, cerca de un canal de alcantarillado que se convirtió en la aterradora sala de espera de miles de personas desesperadas.
Allí cientos de familias aguardan una seña de los militares, los cuales se asoman para recoger a aquellos que serán embarcados en los vuelos hacia una nueva vida. En ese lugar los atacantes dieron un golpe.
El número de muertos de al menos 60 civiles afganos fue publicado por la noche por el Wall Street Journal citando fuentes médicas. Entre los 12 soldados estadounidenses que perdieron la vida también hay un médico de la Marina.
Es la primera vez que mueren fuerzas militares de Estados Unidos en Afganistán desde febrero de 2020, cuando perdieron la vida dos soldados estadounidenses.
Mientras se hablaba de niños, entre las víctimas estaban los talibanes. Por su parte, los médicos del hospital de Urgencias de Kabul informaron de diez personas que habían llegado muertas a sus instalaciones y más de 60 hospitalizadas.
Los relatos de los testigos en la capital afgana son escalofriantes. Montones de cadáveres, cuyos cuerpos se encontraban en el canal cubierto de sangre. Un ex intérprete de la Marina de Estados Unidos dijo que vio morir a una niña de 5 años en sus brazos.
Las imágenes y los videos que circularon en las redes sociales muestran a personas heridas siendo transportadas en carretillas destartaladas con el incesante aullido de ambulancias de fondo.
“Fue como el día del juicio final, la gente sufría en todas partes. Vi gente corriendo con sangre en la cara y el cuerpo”, dijo otro testigo. Ningún italiano estuvo involucrado en el ataque, ya que las explosiones ocurrieron en un área distante de donde nuestros soldados están operando con el personal de la embajada que permaneció en el campo.
Poco antes de que estallara el infierno, un C-130 italiano con algunos periodistas a bordo había despegado entre las balas: eran de una ametralladora afgana que disparaba al aire para dispersar a la multitud que se apretujaba hacia la puerta del aeropuerto, pero a bordo se vivieron momentos de terror.
Desde el principio, Estados Unidos y Gran Bretaña estaban seguros de que el ataque era obra de Isis-K, el Estado Islámico de la provincia afgana de Khorasan, el grupo afiliado al grupo terrorista EI, enemigo de Al Qaeda y los talibanes.
Ellos, los nuevos amos de Afganistán, condenaron el ataque al colocar la responsabilidad en Estados Unidos: “Se llevó a cabo en una zona donde la seguridad está en manos de las fuerzas estadounidenses”, dijo el portavoz Zabihullah Mujahid, asegurando que los talibanes “están prestando mucha atención a la seguridad y protección de su pueblo” y que los enemigos serán detenidos. Pero el riesgo de otros ataques en los próximos días es real. No está claro cómo afectará esto a las operaciones de exfiltración en curso.
El primer ministro británico, Boris Johnson, tras una reunión del comité de emergencia de Cobra, aseguró que la evacuación continuará según lo previsto. Incluso el presidente francés Emmanuel Macron, si bien reconoce que las próximas horas serán “extremadamente arriesgadas”, garantizó que las evacuaciones continuarán hasta el 31.
Otros países, como Canadá y Alemania, ya abandonaron Afganistán. Este viernes también finalizará el puente aéreo italiano con la salida del último C-130 desde Kabul.
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