THE LAST DUEL. Estadps Unidos, 2021. Dir. Ridley Scott. US. 2021. 152 minutos
THE LAST DUEL. Estadps Unidos, 2021. Dir. Ridley Scott. US. 2021. 152 minutos
Por Jorge Gutman
El veterano realizador Ridley Scott brinda con The Last Duel una muy buena película histórica en donde su tema de acción bélica se conjuga adecuadamente con un mensaje decididamente feminista.
El relato se basa en hechos reales descriptos en el libro homónimo de Eric Jager y que ha sido adaptado para el cine en el guión escrito por Matt Damon, Ben Affleck y Nicole Holofcener. La trama comienza en París el 29 de diciembre de 1386 donde todo está dispuesto para que Jean de Carrouges (Damon) y Jacques Le Gris (Adam Driver), dos soldados fieles al rey de Francia Charles VI (Alex Lawther), se enfrenten en un duelo mortal donde solo uno de ellos sobrevivirá.
La acción retrocede a 1370 donde vemos a Carrouges, quien es un poderoso y aguerrido guerrero no muy refinado, siempre listo al servicio de su majestad y gran amigo del escudero normando Le Gris; éste último, un apuesto mujeriego, goza de la simpatía y favoritismo de Pierre D’Alencon (Affleck), primo del rey. El punto de inflexión se produce cuando Marguerite de Carrouges (Jodie Comer) en ausencia de su marido y encontrándose sola en su hogar es brutalmente violada por Le Gris y después del salvaje acto la amenaza con ejercer violencia si ella se atreve a denunciarlo.
A la manera de Rashomon, una obra maestra de Akira Kurosawa, el relato queda configurado en 3 capítulos donde cada uno de los mismos adopta en su narración el punto de vista de Carrouges, Le Gris y Marguerite. No obstante que la historia se repite, Scott cuida muy bien los detalles permitiendo que en cada narrativa se vaya incorporando variaciones que permiten escudriñar cuidadosamente las evidencias del caso. Lo que aquí claramente se desprende es la actitud machista de Carrouges donde no es el relativo amor que siente hacia su mujer lo que lo hace reaccionar sino el de defender el honor de su apellido que debe quedar a salvo. Por su parte, la posición sustentada por Le Gris es la de rechazar plenamente la existencia de violación. Finalmente se asiste al testimonio de Marguerite quien dolorida por el cruel acto que ha sufrido, con toda valentía está dispuesta a no ceder y denunciar abiertamente que ha sido violada asumiendo el riesgo de que su confesión pueda no ser creída teniendo en cuenta que el patriarcado imperante permite que resulte más aceptable el testimonio masculino.
Así se llega al duelo final que ha sido permitido por el rey atendiendo a la recomendación del Parlamento de París. Con la presencia del monarca y su esposa, miembros de la realeza y miles de parisinos asistentes, en la gran arena dos jinetes guerreros armados con sus lanzas lucharán a más no poder donde cada uno de ellos tratará de eliminar a su enemigo.
Si bien el film no elude en presentar escenas violentas y sangrientas en los campos de batalla, que rememoran a The duelists (1977), la ópera prima del realizador, como asimismo a Gladiator (2000) que ha sido otro memorable drama histórico de Scott, lo cierto es que el tema central de su reciente trabajo es apreciable en su enfoque intimista; comprometido con la causa feminista ha abordado exitosamente el urticante tópico de la violación donde la mujer es la que generalmente debe ocultar el ultraje sufrido y que ahora afortunadamente se encuentra más amparada por el movimiento #metoo.
Además de la impecable dirección de Scott donde su puesta escénica del combate final genera máxima tensión, el film adquiere relieve por la inobjetable interpretación de sus tres protagonistas. Damon y Driver en reiteradas oportunidades han demostrado que son capaces de sobresalir en cualquiera de los roles que les sean asignados, hecho que nuevamente lo ratifican aquí; igualmente Comer se distingue componiendo con gran envergadura dramática al personaje que alienta el carácter moral de esta historia.
LES OISEAUX IVRES / DRUNKEN BIRDS. Canadá, 2021. Un film de Ivan Grbovic. 105 minutos.
Después de haberse consagrado con Roméo Onze (2011), diez años más tarde retorna el talentoso realizador Ivan Grbovic con Les Oiseaux Ivres, un atractivo drama que por sus innegables méritos ha sido escogido por Canadá para competir por el Oscar al mejor film internacional de 2021 que será adjudicado por la Academia de Hollywood.
Esta película que transcurre principalmente en Quebec y asimismo en México tiene todas las características de un film latino en el que hay varios temas que se plantean en el remarcable guión pergeñado por el realizador con la colaboración de Sara Mishara.
El protagonista de esta historia es Willy (Jorge Antonio Guerrero), el joven chofer de un poderoso barón de la droga mexicana, cuya vida peligra al haberse enamorado perdidamente de Marlena (Yoshira Escárrega), la mujer de su patrón; con la ayuda de su amada logra escapar quedando la promesa de que pronto volverán a reunirse.
Pasan los años y sin haber logrado reencontrarse con Marlena, Willy cree que ella podría haber ido a vivir con su tía que habita en Montreal. Para llegar a Canadá legalmente, se une al grupo de migrantes trabajadores que estacionalmente arriban a Quebec para ayudar en las tareas agrícolas.
El relato se desplaza a la región de Montéregie donde se observa a estos migrantes trabajando para Richard (Claude Legault), el dueño de la granja que los ha contratado. Prontamente se sabe que su esposa Julie (Helène Florent) le es infiel habiéndole engañado con uno de los trabajadores; esa situación familiar genera el resentimiento de la joven hija Lea (Marine Johnson), quien censura a su madre por su desleal conducta.
Involuntariamente Willy se encuentra involucrado con esta desunida familia. Eso se produce cuando ayuda a Julie al encontrarla en el invernadero de la finca en estado maltrecho después de haber regresado de un viaje donde ha sido atacada; ese gesto generoso tendrá para él repercusiones dramáticas donde su única opción es huir nuevamente.
Si bien la disfuncionalidad de la familia es uno de los tópicos convincentemente analizados por el realizador, asimismo deja trascender la vulnerabilidad que experimentan los trabajadores estacionales donde impera un latente racismo; así, cuando algo desagradable ocurre, los primeros en despertar sospecha son los jornaleros extranjeros. Con una fluida realización, Grbovic logra un remarcable drama que adquiere plena vitalidad con el magnífico conjunto de actores que integran el elenco, en el que igualmente auténticos agricultores participan como extras. La excelente fotografía de Mishara captando la panorámica belleza pastoral del lugar donde transcurre la acción es otro de los factores que realzan a este humano, sensible y poético film que permite reafirmar la innegable idoneidad de Grbovic. Es de aguardar que no transcurra otra década para que se pueda disfrutar del próximo proyecto del inteligente cineasta.
THE GUILTY. Estados Unidos, 2021. Un film de Antoine Fuqua. 90 minutos. Presentación en sala y disponible en la plataforma de Netflix
En 2018 el debutante director y guionista danés Gustav Moller sorprendió gratamente con The Guilty, un thriller magníficamente construido. La originalidad consistía en que no obstante que su trama transcurre únicamente en un centro de llamadas de Dinamarca y que sólo se aprecia la casi única presencia física de su protagonista, eso no constituyó un obstáculo para mantener la constante atención del espectador.
Es ahora que el cine estadounidense decidió efectuar una remake del film dirigido por Antoine Fuqua; a pesar de que es prácticamente una réplica de la versión original el resultado logrado es igualmente gratificante.
En lugar de Copenhague el eficiente guión de Nic Pizzolatto basado en el original de Moller ubica la acción en Los Ángeles donde su desarrollo transcurre en tiempo real durante las horas de una larga noche. Jake Gyllenhaal anima a Joe Baylor, un policía que ha sido removido de sus funciones en las calles de la ciudad; ahora ha sido asignado para trabajar en una sala de operadores en la que desde su escritorio atiende las llamadas efectuadas al 911 por aquellas personas que se encuentran en situaciones de emergencia. De su vida personal solo se sabe que está separado y que añora a su querida hijita.
El punto de inflexión se produce cuando recibe la llamada de Emily (Riley Keough) quien con voz desesperada le manifiesta que ha sido secuestrada por su marido Henry (Peter Sarsgaard) y que se encuentra dentro de una furgoneta blanca por él conducida que está circulando por una de las autopistas de la ciudad; para peor se entera que los dos pequeños hijos del matrimonio han quedado solos en el hogar. De allí en más Joe comienza a entrar en contacto telefónico con sus colegas a fin de proceder con urgencia para localizar el vehículo. A medida que el tiempo va transcurriendo el angustiado policía que tiene que lidiar con el asma que le afecta va experimentando un estado de considerable tensión, en parte por el giro inesperado de los acontecimientos vinculados con el caso; pero lo más importante es que tratar de salvar a Emily implica para él una forma de atenuar la culpa que atormenta su conciencia por una grave irregularidad cometida como guardián del orden y por la que deberá comparecer al día siguiente a una audiencia judicial a fin de ser juzgado.
Sin que este drama resulte novedoso por tratarse de una remake, la película se valoriza por el sólido trabajo de Fuqua en la puesta escénica de una historia que se reduce a un limitadísimo espacio. Distinción especial amerita la extraordinaria performance de Gyllenhaal quien siendo prácticamente el único protagonista visible en pantalla carga sobre sus hombros el enorme peso impuesto por el relato; en una memorable interpretación el actor en su mejor trabajo profesional transmite intensamente el drama de un antihéroe vulnerable, extremadamente ansioso, furioso y acosado por sus demonios interiores. Además de las voces de Sarsgard y Keough, el reparto se completa con las de Ethan Hawke, Christiana Montoya, Paul Dano y Da’Vine Joy Randolph.
En suma, quienes han tenido oportunidad de juzgar el film original de ningún modo quedarán defraudados y para aquéllos que no lo hayan visto el placer aún será mayor a través del eficiente suspenso generado por una historia ingeniosamente urdida.
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