Impactante hallazgo Herculano, último fugitivo
Impactante hallazgo Herculano, último fugitivo
El esqueleto del último hombre que intentó huir del Vesubio
ROMA 16 OCT – El esqueleto parcialmente mutilado de un hombre, a quien la ola de fuego y gas escupida por el Vesubio en erupción en el año 79 d.c. detuvo a un paso del mar y la posible salvación, fue recuperado en Herculano, cercana a Pompeya, la ciudad que también pereció víctima del volcán.
A 25 años de las últimas excavaciones, llega de Herculano un hallazgo que podrá echar nueva luz sobre los últimos momentos de vida de ciudad sepultada junto con Pompeya.
“Un descubrimiento del que esperamos muchísimo”, subrayó Francesco Sirano, que desde 2017 dirige el Parque Arqueológico integrante del Patrimonio Mundial de la Unesco.
Mientras tanto el ministro de Cultura, Dario Franceschini, aplaude y habla de un “descubrimiento sensacional”.
El escenario es el de una antigua playa de la ciudad, el mismo lugar donde en la última y sistemática campaña de excavaciones, en los años 80 y 90 del siglo XX, se sacaron a la luz los restos de más de 300 personas que intentaban huir en busca de reparo mientras esperaban que los salvara la flota de Plinio el Viejo.
Las nuevas excavaciones, que ocuparon durante semanas a los arqueólogos del parque, están vinculadas al establecimiento de un recorrido que permitirá a los visitantes llegar a la monumental Villa de los Papiros, recorriendo lo que en la antigua ciudad era el paseo costanero y que aún hoy sigue siendo el único frente marítimo completamente conservado de una ciudad romana.
Los restos del hombre, un hombre de edad madura, que según los primeros exámenes antropológicos tendría entre 40 y 45 años, fueron hallados en la base del altísimo muro de piedra de lava que hoy cierra el antiguo frente al mar.
Estaba dado vuelta, con la cabeza hacia atrás, en dirección al mar y rodeado por pesadas maderas carbonizadas, hasta la viga de un techo que podría haberlo matado.
Los huesos parecen de un rojo encendido, “es la huella dejada por la sangre de la víctima”, dijo el arqueólogo explicando que se trata de una consecuencia del particular proceso de combustión provocado en Herculano por la corriente de magma, cenizas y gas llegada desde el Vesubio.
“Los últimos momentos aquí fueron instantáneos, pero terribles -subrayó-. Era la una de la mañana cuando el flujo piroclástico estallado desde el volcán llegó por primera vez a la localidad, con una temperatura de entre 300 y 400 grados, y más aún, según algunos estudios también 500-700 grados. Una nube hirviente que corría hacia el mar a una velocidad de 100 km/h y era tan densa que no tenía oxígeno”.
Un infierno en la tierra, “que en pocos minutos arrastró y engulló la parte más alta de la ciudad, erradicando los techos y segando hombres y animales con un calor tal como para hacer evaporar los cuerpos”.
Para el hombre recién hallado, una muerte atroz, que “debe haber visto frente a frente”, tal vez tras darse vuelta para buscar la razón de ese sordo fragor que sentía a sus espaldas, o por la luz que de improviso debía haber irrumpido en la oscuridad de la noche”, señala el arqueólogo.
Ahora junto con su equipo -que incluye profesionales del Packard Humanities Institute (que donó el proyecto para acomodar la zona), se pregunta sobre la identidad de esta nueva víctima y su papel en las últimas horas de la ciudad.
Sin duda, no estaba al resguardo con todos los demás que esperaban amontonados en los depósitos de los pescadores, pero que también hallaron la muerte.
“Podría tratarse de un socorrista, un compañero del oficial de Plinio que en los años 80 fue hallado a una veintena de metros de distancia de este lugar, siempre sobre la playa”, supuso.
Un militar, por lo tanto, que tal vez estaba instalando una lancha para llevar a salvo a alta mar a un primer grupo de personas.
“O tal vez uno de los que huían, que se había alejado del grupo para llegar al mar esperando poder embarcarse en una de las lanchas de salvataje, tal vez fue el último y más desafortunado de un grupo que había logrado huir”, dijo.
Son numerosas por ahora las hipótesis posibles, incluso aquella por la cual el hombre tal vez esperaba como vigía las naves de auxilio, ya que Plinio el Joven -sobrino del gran estudioso que murió en la erupción del 79 d.C.- cuenta que las cuatrirremes armadas por su tío tuvieron que renunciar al desembarco, detenidas por un imprevisto empeoramiento de la situación.
Para intentar comprender más, el esqueleto ahora será removido, con ayuda de hojas especiales de metal, junto con una porción mayor de la roca de lava en la que está encastrado. Así la excavación seguirá en el laboratorio.
Los primeros exámenes in situ, entretanto, relevaron junto al esqueleto restos de lo que parecen ser tejidos y metal.
“Podría ser un bolso con equipos de trabajo, pero también armas y monedas”, anticipó Sirano.
La curiosidad es mucha, además porque respecto de hace 25 años las técnicas e instrumentos de investigación evolucionaron notablemente.
“Hoy tenemos la posibilidad de comprender más”, explicó. El hombre, que durante siglos permaneció bajo un muro de piedra de más de 26 metros de altura, podría ahora agregar nuevos detalles al relato de aquella noche.
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