THE POWER OF THE DOG. Australia-Gran Bretaña-Canadá-Nueva Zelanda, 2021. Un film escrito y dirigido por Jane Campion. 126 minutos
THE POWER OF THE DOG. Australia-Gran Bretaña-Canadá-Nueva Zelanda, 2021. Un film escrito y dirigido por Jane Campion. 126 minutos
Por Jorge Gutman
Después de más de una década de haber realizado Bright Star (2008), la realizadora Jane Campion retorna con brío en The Power of the Dog, relatando una historia de vaqueros del viejo oeste americano. Encarando un tema tan caro para el cine americano, en este remarcable psicodrama la cineasta aporta su visión personal del western ilustrando los valores imperantes de la época en que transcurre.
Basado en la novela homónma de Thomas Savage publicada en 1967, el guión de Campion ubica la acción en Montana en 1925. Allí viven los Burbank, dos ricos hermanos ganaderos de opuesta personalidad; uno de ellos es Phil (Benedict Cumberbatch), perfecta representación del cowboy rudo y machista, que se ocupa de las tareas físicas de la explotación del ganado; su hermano George (Jesse Plemons) es de naturaleza tranquila, capaz de generar ternura, cuya función es la de atender la buena gestión de la empresa.
El conflicto del relato se centra en la tensión que va creándose entre ambos hermanos cuando George se enamora de Rose Gordon (Kirsten Dunst) que es la viuda propietaria del restaurante local; su hijo Peter (Kodi Smit-McPhee) es un sensible muchacho quien debido a su afeminamiento es objeto de burla por parte de Phil y sus secuaces.
Cuando después del casamiento Rose y Peter se mudan a la casa de los hermanos, Phil no puede contener sus celos al comprobar que la mujer va ocupando un lugar importante en la vida de George; es así que con abierta malicia la humilla tratando de hacerle su existencia miserable, muy en especial cuando ella nerviosamente toca el piano que George le ha comprado.
Hay varios elementos que concurren a valorar esta producción. En primer lugar cabe mencionar la acertada forma en que Campion ha construido a los complejos personajes de la historia qienes se desenvuelven en un mundo de corrosiva masculinidad. Aunque respetando el espíritu de la novela original, la realizadora introduce algunos cambios que se caracterizan por la manera ambigua en que los personajes se van relacionando sobre todo en el vínculo establecido entre Phil y Peter; así el inicial odio indisimulado entre ambos va cediendo lugar a una relación afectiva un tanto difícil de precisar que puede desubicar al espectador.
Los cuatro actores se desempeñan estupendamente, sobre todo Cumberbach ofreciendo la mejor interpretación de su carrera como un hombre a la postre vulnerable cuya represión sexual la encubre mediante su coraza misógina. En papeles de apoyo el reparto se completa con Keith Carradine, Thomasin McKenzie, Geneviève Lemon y Frances Conroy.
La muy buena fotografía de Ari Wegner captando las llanuras de Montana (no obstante que la filmación se efectuó en Nueva Zelanda) así como la satisfactoria banda sonora de Jonny Greenwood, recurriendo a extractos musicales de compositores contemporáneos, refuerzan los méritos de este film que Netflix produjo.
Finalmente cabe resaltar la excelente puesta escénica de Campion que le ha valido el premio a la mejor dirección en el último festival de Venecia. En suma, es de aguardar que el próximo proyecto de la inteligente realizadora no demore mucho en concretarse.
BELFAST. Gran Bretaña, 2021. Un film escrito y dirigido por Kenneth Branagh
En su reciente trabajo, el shakesperiano realizador Kenneth Branagh ofrece un relato semi-biográfico de su niñez transcurrida en la capital de Irlanda del Norte, cuando se vio dramáticamente afectada por los violentos enfrentamientos producidos entre los republicanos católicos y los unionistas protestantes. Al igual que Alfonso Cuarón procedió con su relato autobiográfico en Roma, Branagh homenajea a Belfast, su ciudad natal, mediante una historia plena de melancolía y ternura.
El relato del realizador comienza en Belfast el 15 de agosto de 1969 cuando inesperadamente la violencia explota con la confrontación sectaria entre católicos y protestantes. Es allí donde vive Buddy (Jude Hill), un niño de 9 años cuya familia protestante está integrada por sus padres (Jamie Dorman, Caitriona Balfe), su hermano mayor (Lewis McAskie) y sus abuelos (Ciaran Hinds y Judi Dench).
Dejando en segundo plano el contexto político de la región, que no obstante constituye el telón de fondo, el film ilustra la vida cotidiana del sector en que Buddy habita donde católicos y protestantes se codean sin recelo, no obstante las diferencias religiosas. En el quehacer cotidiano, se puede observar, entre otros aspectos, los juegos de fútbol del chico con los otros niños y la asistencia escolar donde siente atracción hacia una de sus compañeras.
En un plano más personal Buddy no es ajeno a las disputas de sus padres; así su papá que por razones de trabajo se traslada semanalmente a Inglaterra, está convencido que la guerra civil que se aproxima en Irlanda del Norte no es el lugar más conveniente para vivir y por lo tanto es necesario emigrar del país en busca de horizontes más promisorios; sin embargo su mujer se opone porque le resultaría difícil adecuarse a una cultura diferente de la suya. No obstante esas discrepancias existe un sólido vínculo de amor entre ambos y que al ser proyectado al núcleo familiar Buddy se siente protegido por sus padres además de gozar del cariño recibido de sus entrañables abuelos.
Branagh ha logrado un film intimista que destila una singular dulzura que jamás llega a empalagar. A través de la mirada de Buddy -su alter ego- queda expresada su identificación con Belfast que queda resaltada en una escena en la que el niño patalea porque no quiere de ningún modo que sus padres dejen la ciudad. Las interpretaciones son estupendas a nivel global en donde Hill liderando el elenco sale airoso expresando el candor e inocencia que emana de su personaje; igualmente es bella la secuencia cantada y bailada por Dorman y Balfe como también trasciende la profunda humanidad que Dench y Hinds transmiten como la inquebrantable pareja que han sabido prodigar su amor a toda la familia.
El fotógrafo Haris Zambarloukos mediante una filmación en blanco y negro entremezclada con escasas escenas de color, permite que la película cobre notable intensidad. Igualmente destacable es el diseño de producción de Jim Clay reproduciendo fielmente el escenario en que transcurre la acción.
Con un desenlace profundamente emotivo, el realizador dedica este buen film a quienes emigraron de la ciudad, a los que decidieron quedarse y a las víctimas producidas por los conflictos fratricidas.
PROFESSION DU PĖRE. Francia, 2021. Un film de Jean-Pierre Améris. 105 minutos.
No siempre una obra literaria encuentra feliz traslado al cine; eso es lo que acontece con Profession du père cuya adaptación efectuada por el realizador Jean-Pierre Améris de la novela homónima de Sorj Chalandon (2015) dista de satisfacer.
Si bien el autor se inspiró en episodios de su propia infancia lo que se observa en pantalla resulta difícilmente creíble. La historia se desarrolla en Lyon, en 1961 donde en la primera escena André Choulans (Benoît Poelvoorde) un veterano de la guerra de Argelia, viendo por televisión un discurso del presidente Charles de Gaulle despotrica furiosamente contra él porque tiene la intención de permitir la autodeterminación argelina; tanto su mujer (Audrey Dana) como su hijo Émile (Jules Lefebvre) de 12 años permanecen callados. Prontamente se puede inferir que este trastornado individuo no se encuentra en buen estado mental; dando rienda a su imaginación se jacta haber sido paracaidista en la guerra, además de cantante, jugador de fútbol, espía y consejero personal del general de Gaulle.
El rebuscado relato alcanza total inverosimilitud cuando André induce a su hijo a participar en una peligrosa misión en representación de la Organización de la Armada Secreta (OAS), un organismo de extrema derecha cuya intención es la de derrocar al presidente. Émile que venera a su padre trata de satisfacerlo recibiendo de él el entrenamiento preciso a fin de cumplir con su deseo.
Hay varios aspectos que contribuyen a que resulte difícil comprender a los personajes que integran a dicho núcleo familiar. En primer lugar, es inexplicable que André pueda permanecer en el hogar sin ayuda psiquiátrica teniendo en cuenta sus reacciones violentas que peligran a su mujer y a Émile. A todo ello Denise, permanentemente humillada por su esposo, acepta pasivamente sus exabruptos e incluso no interviene para impedir que su marido en una escena de furia castigue a latigazos a su hijo: menos aún es posible admitir que Émile por más que venere a su padre al que considera un héroe, sea incapaz de ver que es un peligroso psicópata que convierte a su l hogar en un infierno.
En algunos casos un buen elenco puede mitigar una historia incongruente; pero en este caso, a pesar de las remarcables actuaciones de Poelvoorde y Lefebvre los personajes que caracterizan carecen de credibilidad impidiendo de este modo que exista una empatía con los mismos. Al malogrado guión debe agregarse el ritmo lento que Améris imprime al relato que se vuelve repetitivo y monótono afectando aún más el resultado de este fallido drama.
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