CRONICAS. Clonación
CRONICAS. Clonación
Por: Lucía P. de García
Toronto.- Blanca, bonita, robusta, de mirada ingenua, a los siete meses de edad Dolly fue presentada al mundo el 24 de febrero de 1997. La sorpresa fue mayúscula, se trataba de una oveja “creada” por clonación, técnica que consiste en obtener el núcleo de una célula somática madura de cualquier lugar del cuerpo del donante, transferirla a un óvulo al que se le ha quitado el núcleo que contiene el ADN y ese embrión implantarlo en un útero hasta que nazca convertido en un individuo idéntico al dueño del tejido corporal. En el caso de Dolly, la célula corporal provino de la ubre de una primera oveja, el óvulo de una segunda y el desarrollo del embrión se dio en el útero de una tercera.
El experimento desató recelos morales y condenas religiosas. Sin embargo, los autores de la clonación, científicos escoceses del Instituto Roslin de Edimburgo, no habían sido los únicos. Tras conocerse la estructura del ácido ribonucleico en 1952, en diversos países se había estado investigando técnicas de clonación utilizando ratones. Canadá había sido uno de ellos, en el Hospital Monte Sinaí de Toronto.
Dolly continuó atrayendo la atención hasta seis años después, cuando fue sacrificada para evitarle el sufrimiento de una enfermedad pulmonar progresiva. Durante ese tiempo, la imaginación popular especuló sobre la posibilidad de clonar gente para formar un ejército obediente a un inescrupuloso líder, crear personas como Frankenstein o con cabeza de un animal. No ocurrió. Líderes religiosos, premios Nobel, intelectuales, simples ciudadanos, pidieron a los investigadores evitar la clonación humana por razones filosóficas, éticas, religiosas, sociales, políticas, culturales, económicas, incluso de sobrevivencia, pues de la biodiversidad biológica y de la evolución natural depende la especie humana.
Parece que los científicos escucharon ya que la clonación reproductiva humana no se ha dado, más bien se ha enrumbado hacia el mejoramiento genético, terapéutico, reemplazo de órganos, tejidos, neuronas, a la producción de medicamentos, vacunas. A mejorar la flora y la fauna, lo que evita la extinción de animales y vegetales, garantiza la alimentación, fortalece las especies vivas y las hace más resistentes a los cambios ambientales.
Vale indicar que el mismo año 1997 Naciones Unidas difundió la Declaración Universal sobre el Genoma y los Derechos Humanos, que entiende al Genoma como base de la unidad de la familia humana, reconoce su dignidad intrínsica y su diversidad, y lo proclama como Patrimonio de la Humanidad. Indica que los derechos humanos están por sobre la ciencia, pide a los países cooperar para identificar prácticas que los contravengan y tomar las medidas que correspondan para hacer cumplir estos enunciados.
Comments (0)